Los talibanes celebran con disparos al aire la salida de Kabul del ¨²ltimo soldado de EE UU
La grave situaci¨®n econ¨®mica y humanitaria llena de incertidumbre el futuro de Afganist¨¢n
Los talibanes han celebrado este martes con disparos al aire la salida del ¨²ltimo avi¨®n estadounidense del aeropuerto de Kabul. De inmediato, sus tropas han tomado el control del recinto, s¨ªmbolo final de la retirada de Estados Unidos tras 20 a?os de presencia en Afganist¨¢n. ¡°Es un d¨ªa hist¨®rico, un momento hist¨®rico; estamos muy orgullosos¡±, ha declarado el portavoz del nuevo r¨¦gimen, Zabihullah Mujahid. Eliminado el pretexto de su lucha armada, los extremistas isl¨¢micos se enfrentan ahora a la tarea m¨¢s pedestre de gobernar. Las numerosas dificultades que acechan al pa¨ªs llenan de incertidumbre su futuro.
Mujahid ha sacado partido al momento con una conferencia de prensa en el propio aeropuerto. ¡°Enhorabuena a Afganist¨¢n. Esta victoria es de todos¡±, ha dicho con evidente satisfacci¨®n. ¡°Estamos muy orgullosos de este momento, de haber liberado nuestro pa¨ªs de una gran potencia. (¡) Es una gran lecci¨®n para otros invasores y para nuestras futuras generaciones; tambi¨¦n una lecci¨®n para el mundo¡±, ha a?adido.
Los sentimientos de los afganos son m¨¢s complejos. La alegr¨ªa de una parte convive con el miedo que el triunfo de la guerrilla islamista ha causado entre la poblaci¨®n urbana y educada. Decenas de miles ya han abandonado el pa¨ªs. Al menos otros tantos desear¨ªan hacerlo. ¡°La situaci¨®n empeora d¨ªa a d¨ªa y tememos ser identificadas. Es muy peligroso¡±, conf¨ªa una periodista que se esconde en Kabul con otras activistas que no lograron entrar en los vuelos de evacuaci¨®n de Estados Unidos y sus aliados. ¡°Nos despertaron los disparos y pasamos mucho miedo¡±, a?ade respecto a la celebraci¨®n de la madrugada.
Muchos afganos, sobre todo entre los j¨®venes, las mujeres y las minor¨ªas, temen que el regreso de los islamistas al poder anule las libertades civiles y avances sociales de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. Recuerdan que, durante su anterior gobierno, entre 1996 y 2001, los talibanes impusieron una interpretaci¨®n ultra rigorista de la ley isl¨¢mica (Shar¨ªa). De acuerdo con ella, se confin¨® a las mujeres en el hogar, sin acceso a la educaci¨®n ni derecho al trabajo; se cortaban las manos a los ladrones, y se lapidaba a los ad¨²lteros.
Desde que el 15 de agosto entraron en Kabul, sin apenas resistencia, los dirigentes talibanes se han esforzado por mostrar una imagen de moderaci¨®n que causa escepticismo. Sus palabras y gestos de tolerancia hacia los empleados del anterior gobierno, las mujeres y las minor¨ªas contrastan con las noticias de c¨®mo act¨²an sus tropas. Noticias de ejecuciones sumarias de ex responsables de los servicios de seguridad, de artistas y de otras personas cr¨ªticas han alertado a las organizaciones de derechos.
¡°Dicen las cosas adecuadas, pero es pronto para saber de qu¨¦ pie cojean¡±, asegura una analista. La primera prueba va a ser la formaci¨®n del primer Gobierno, que han anunciado como incluyente. Desde el vecino Pakist¨¢n, que mantiene buenos lazos hist¨®ricos con los talibanes, su ministro de Exteriores, Shah Mehmood Qureshi, espera ¡°que se forme un Gobierno de consenso en los pr¨®ximos d¨ªas¡±, seg¨²n ha manifestado este martes en una conferencia de prensa en Islamabad.
La dificultad de repartir las carteras de forma que satisfaga a todas las sensibilidades del movimiento talib¨¢n es menor comparada con la tarea que espera a los futuros ministros. El nuevo Gobierno tiene ante s¨ª el reto de reanimar una econom¨ªa destruida por la guerra sin contar los miles de millones de ayuda extranjera que apuntalaban a sus predecesores, por mucho que parte de ellos se los tragara la corrupci¨®n. La ONU ha alertado de una cat¨¢strofe humanitaria en las zonas rurales, donde la situaci¨®n se agrava por la reciente sequ¨ªa.
Consciente de ello, Mujahid ha reiterado este martes que quieren ¡°tener buenas relaciones con todo el mundo, incluido Estados Unidos¡±. El portavoz talib¨¢n tambi¨¦n ha hecho un inusitado llamamiento a los inversores internacionales. ¡°Les invito a todos a que vengan e inviertan en Afganist¨¢n¡±, ha dicho durante su comparecencia ante los medios.
De momento, los pa¨ªses occidentales han optado por congelar su reconocimiento, paso clave para que el r¨¦gimen talib¨¢n pueda acceder a sus reservas y cr¨¦ditos internacionales. A falta de otra palanca, esperan que la zanahoria de ofrecerles legitimidad sirva para arrancarles compromisos de respeto a los derechos humanos. Por ahora, est¨¢n buscando garant¨ªas para que los afganos que quieran salir del pa¨ªs puedan hacerlo de forma segura y proteger a los colaboradores afganos a los que no han podido evacuar dentro del plazo que el presidente Joe Biden marc¨® para la retirada de sus fuerzas.
Los talibanes ni siquiera han tenido que esperar a que venciera para recuperar el aeropuerto. Con 24 horas de adelanto, el general Chris Dohahue, el jefe de la 82 divisi¨®n aerotransportada, se convert¨ªa en el ¨²ltimo soldado estadounidense en dejar suelo afgano, seg¨²n una teatral fotograf¨ªa tomada con una c¨¢mara de visi¨®n nocturna que ha difundido el Pent¨¢gono.
En las im¨¢genes que los islamistas se han apresurado a difundir, se ve a los milicianos accediendo al aeropuerto; tambi¨¦n muestran un hangar lleno de material destruido por los soldados norteamericanos. La c¨¢mara se para ante un par de helic¨®pteros que no pudieron llevarse. El Pent¨¢gono ha precisado enseguida que hab¨ªan quedado inoperativos.
Estados Unidos entr¨® en Afganist¨¢n en 2001 para echar del poder a los talibanes por haber dado cobijo a Osama Bin Laden, responsable de los atentados del 11-S y jefe de Al Qaeda. Lograron lo primero, pero Bin Laden termin¨® en Pakist¨¢n, donde un comando lo asesin¨® diez a?os despu¨¦s. Aunque la intervenci¨®n militar tuvo el respaldo de la ONU y el apoyo sobre el terreno de numerosos pa¨ªses aliados, entre ellos Espa?a, se transform¨® a partir de 2014 en una misi¨®n para formar al Ej¨¦rcito afgano que ahora se ha diluido frente al avance talib¨¢n.
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