Daniel Ortega contra Sergio Ram¨ªrez
La persecuci¨®n del r¨¦gimen al escritor es una condena al exilio que confirma a Nicaragua como una dictadura
La escalada represiva desatada por Daniel Ortega y Rosario Murillo, la pareja presidencial que gobierna Nicaragua, parece no tener fin. La orden de detenci¨®n contra el escritor Sergio Ram¨ªrez, antiguo vicepresidente del Gobierno sandinista del propio Ortega y la figura internacional m¨¢s reconocida del pa¨ªs centroamericano, es la ¨²ltima muestra de ella.
La Fiscal¨ªa nicarag¨¹ense, controlada por Ortega y Murillo como todas las instituciones del pa¨ªs que carecen de independencia alguna sobre el presidente y la vicepresidenta, acusa a Ram¨ªrez de lavado de dinero, bienes y activos, menoscabo a la integridad nacional y provocaci¨®n, proposici¨®n y conspiraci¨®n. Semejante retah¨ªla de supuestos delitos est¨¢ en l¨ªnea con la persecuci¨®n iniciada el pasado mes de junio y con la que Ortega quiere silenciar a cualquier voz cr¨ªtica con su pol¨ªtica en v¨ªsperas de las elecciones presidenciales de noviembre. En los ¨²ltimos tres meses el r¨¦gimen ha acumulado casi 40 presos pol¨ªticos, entre los que destacan siete precandidatos presidenciales, exguerrilleros sandinistas hist¨®ricos como Dora Mar¨ªa T¨¦llez, l¨ªderes de la sociedad civil y periodistas. Para ello, el Gobierno ha echado mano de unas leyes que aprob¨® el pasado a?o y que le permiten acallar a sus cr¨ªticos con penas de c¨¢rcel.
Si pocas dudas hab¨ªa ya de la deriva autoritaria de Ortega y Murillo, la persecuci¨®n contra Sergio Ram¨ªrez es la constataci¨®n definitiva de que no hay nada que les frene a la hora de reprimir o intimidar a la disidencia. El escritor, la voz nicarag¨¹ense m¨¢s internacional, ha demostrado a lo largo de su vida ser consecuente con sus creencias y defensor a ultranza de ellas, bien sea luchando d¨¦cadas atr¨¢s contra el dictador Anastasio Somoza de la mano de un Daniel Ortega en las ant¨ªpodas de quien se ha convertido con el tiempo, o levantando la voz contra la deriva autoritaria de su otrora aliado sandinista. No queda nada ya de la fascinaci¨®n que moviliz¨® al progresismo internacional, o queda solo una caricatura pat¨¦tica y sangrienta.
Sergio Ram¨ªrez se convirti¨® en 2018 en una suerte de faro y defensor de las protestas que en abril de ese a?o golpearon al r¨¦gimen y estuvieron encabezadas, en su mayor¨ªa, por los j¨®venes nicarag¨¹enses. A ellos les dedic¨® el Premio Cervantes que recibi¨® entonces y sobre aquellos acontecimientos versa su ¨²ltima novela. Daniel Ortega y Rosario Murillo han decidido no perdon¨¢rselo. La orden de detenci¨®n contra Ram¨ªrez, que desde hace unos meses se encuentra fuera de Nicaragua, pretende ser, a los 79 a?os del escritor, una condena para que no regrese nunca e impedir as¨ª la presencia simb¨®lica y la acci¨®n real de una figura con una profunda convicci¨®n democr¨¢tica y antiautoritaria, venga esta de donde venga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.