Pablo Casado, el vet¨®crata
El gran experimento vetocr¨¢tico de nuestra ¨¦poca lo est¨¢ realizando el trumpismo republicano en Estados Unidos
El objetivo inmediato no es gobernar. No tiene los instrumentos para hacerlo. Pero puede impedir que se gobierne. Basta con alcanzar las minor¨ªas de bloqueo, gracias a la existencia de controles y equilibrios contramayoritarios. As¨ª es como los mecanismos construidos para evitar que la mayor¨ªa se imponga a la minor¨ªa y para perfeccionar la democracia se convierten en el instrumento de la minor¨ªa para impedir que gobierne la mayor¨ªa cuando le corresponde y para deteriorar la democracia.
Frente al peligro de la dictadura democr¨¢tica surge la vetocracia, la dictadura negativa de la minor¨ªa. La vetocracia paraliza la acci¨®n del Gobierno, situaci¨®n excelente para erosionar su legitimidad y buscar las circunstancias adecuadas para echarle. Evitar que se gobierne ahora para gobernar m¨¢s tarde es el objetivo.
A veces poco importa el contenido del veto. Su funci¨®n primordial es exhibir ante los electores una voluntad de poder que no encontrar¨¢ freno alguno, ni siquiera en la Constituci¨®n. Pero cuando se cierne sobre organismos judiciales tambi¨¦n rinde beneficios a los partidos con dificultades en los tribunales. Un veto sistem¨¢tico que afecta a todas las instituciones que se hallan a mano de quien veta es una actitud casi revolucionaria aunque la ponga en pr¨¢ctica un partido que se pretende moderado.
Es tentadora la idea de gobernar cuando se obtiene la mayor¨ªa e impedir que gobiernen los otros cuando no se alcanza. Especialmente si, adem¨¢s, no es una din¨¢mica reversible y generalizada, que todos los partidos puedan practicar por igual cuando se hallan en la oposici¨®n. En las democracias m¨¢s acreditadas siempre suele haber un partido al que se considera como el titular leg¨ªtimo, que se siente con autoridad para bloquear el sistema, y otro partido, tradicionalmente en la oposici¨®n y siempre obligado a demostrar su lealtad a la regla de juego, que no se puede permitir veleidades vetocr¨¢ticas.
Si el boicot es preocupante una sola vez, reiterado y convertido en sistema, constituye un riesgo para el sistema pol¨ªtico. El gran experimento vetocr¨¢tico de nuestra ¨¦poca se est¨¢ produciendo desde hace a?os en Estados Unidos, donde la minor¨ªa republicana est¨¢ a punto de limitar gravemente el derecho de voto y de revertir, en contra de las mayor¨ªas sociales, la jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre el derecho a la interrupci¨®n del embarazo. La p¨¢lida imitaci¨®n hisp¨¢nica practicada por Pablo Casado, cabalgado ideol¨®gicamente por la extrema derecha de Vox, todav¨ªa no ha llamado la atenci¨®n internacional, pero galopa por la misma peligrosa ruta que est¨¢ conduciendo al republicanismo trumpista hacia el iliberalismo y la autocracia.
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