Brutalidad fronteriza en Texas
La violencia de los agentes desplegados para contener la llegada irregular de haitianos a Texas deja en evidencia a la Casa Blanca
Hasta 15.000 migrantes, en su mayor¨ªa haitianos, llegaron a hacinarse el fin de semana en un campamento improvisado bajo el puente internacional que une Ciudad Acu?a (M¨¦xico) y Del R¨ªo (EE UU), una remota ciudad tejana de 36.000 habitantes desbordada por la situaci¨®n. Acabaron all¨ª atra¨ªdos por la desinformaci¨®n sobre el sistema de acogida y guiados por los traficantes. Tras d¨ªas de tensi¨®n, agentes de la Patrulla Fronteriza a caballo reprimieron violentamente ante las c¨¢maras nuevos intentos de cruzar el r¨ªo. Las im¨¢genes dan a entender que usaron fustas y bridas contra los migrantes en una especie de rodeo tr¨¢gico para impedir a familias que huyeron del pa¨ªs m¨¢s pobre de Am¨¦rica pisar terreno estadounidense. Algunos llevaban ni?os en brazos.
La Casa Blanca ha calificado de ¡°horribles¡± las escenas. No es para menos. Se trata de un comportamiento impropio que mancha severamente las promesas de cambio de la actual Casa Blanca respecto a la gesti¨®n de la inmigraci¨®n irregular, frente a la crueldad inaudita que practicaron sus antecesores. EE UU sigue dando la imagen de pa¨ªs hostil. La indignaci¨®n de Washington no es suficiente. La Patrulla Fronteriza es un cuerpo federal. Aqu¨ª no hay republicanos a los que culpar. La anunciada investigaci¨®n de los hechos debe desembocar en una reforma de una fuerza policial que opera con un inaceptable margen de discreci¨®n y falta de supervisi¨®n.
Las expresiones de condena no se han traducido en compasi¨®n hacia los haitianos. EE UU ha iniciado vuelos de deportaci¨®n de Texas a Hait¨ª, un pa¨ªs que solo ofrece miseria y violencia. Hasta el martes, 523 migrantes hab¨ªan sido deportados en avi¨®n y las autoridades han confirmado que seguir¨¢n m¨¢s vuelos. Estas devoluciones en caliente antes de que los migrantes pidan asilo se hacen por medio de una excusa legal instaurada por Donald Trump que, a ra¨ªz de la pandemia, permite rechazar en frontera por riesgo sanitario. Biden la sigue usando. Pero deportar familias a un pa¨ªs como Hait¨ª ¡°desaf¨ªa el sentido com¨²n y la decencia¡±, critic¨® con acierto el dem¨®crata Chuck Schumer. El leg¨ªtimo objetivo de disuadir la inmigraci¨®n irregular no se puede perseguir castigando a quienes llegan al final del viaje.
No ser¨¢ la ¨²ltima crisis humana en una frontera que no entiende de presidentes. Ni siquiera es la primera protagonizada por haitianos. La gesti¨®n de la inmigraci¨®n debe ir m¨¢s all¨¢ de resolver unas im¨¢genes de televisi¨®n inc¨®modas y avanzar sobre las l¨ªneas propuestas por M¨¦xico, cuyas ciudades fronterizas al Norte y al Sur se est¨¢n convirtiendo en c¨¢rceles al aire libre: un pacto migratorio internacional ambicioso basado en mayor inversi¨®n en los pa¨ªses de origen y en un sistema de visados de trabajo que agilice la migraci¨®n econ¨®mica. Biden tiene ese mandato de los votantes y, desde esta semana, un buen incentivo para actuar con decisi¨®n.
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