Una propuesta por la creaci¨®n de empleo de calidad en Espa?a
Mientras no se aborden las causas que frenan el crecimiento econ¨®mico, no se resolver¨¢ el problema del paro de Espa?a; para ello es necesario un plan para recuperar el sector manufacturero
Revisando los datos de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA) se observa que en 2005 la cifra media de ocupados fue de 19,2 millones de personas, mientras que en 2019, y por tanto antes de la llegada del coronavirus, la cifra media de ocupados fue de 19,8 millones de personas. En consecuencia, el crecimiento del n¨²mero de ocupados en esos 15 a?os fue de 0,6 millones de personas, un 3% aproximadamente. En contraste, la cifra media de ocupados en la U...
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Revisando los datos de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA) se observa que en 2005 la cifra media de ocupados fue de 19,2 millones de personas, mientras que en 2019, y por tanto antes de la llegada del coronavirus, la cifra media de ocupados fue de 19,8 millones de personas. En consecuencia, el crecimiento del n¨²mero de ocupados en esos 15 a?os fue de 0,6 millones de personas, un 3% aproximadamente. En contraste, la cifra media de ocupados en la UE creci¨® en 17 millones de personas entre 2005 y 2019, lo que supone un incremento de m¨¢s del 9%. Consecuencia de lo anterior en Espa?a el paro en ese per¨ªodo aument¨® del 9,2% al 14,1%, mientras en la UE se redujo del 9,6% al 6,7%.
La creaci¨®n de empleo de un pa¨ªs est¨¢ directamente relacionada con su crecimiento econ¨®mico. Si una econom¨ªa no crece, no crea nuevo empleo sino que se limita, en el mejor de los casos, a repartir el existente. La relaci¨®n de dependencia estad¨ªstica entre estas dos variables es muy alta. Para el caso de Espa?a, entre 2005 y 2019 la variaci¨®n del Producto Interior Bruto (PIB) explic¨® m¨¢s del 90% de la variaci¨®n del n¨²mero de personas ocupadas. Seg¨²n Eurostat, en ese mismo periodo el PIB creci¨® en Espa?a en t¨¦rminos nominales, es decir, sin descontar la inflaci¨®n habida entre esos dos a?os, un 34%, mientras que el PIB de la UE creci¨® un 46%. Solamente Grecia e Italia crecieron menos que Espa?a en ese per¨ªodo de tiempo.
Este bajo crecimiento econ¨®mico de Espa?a entre 2005 y 2019 ha tra¨ªdo dos consecuencias negativas para el conjunto de los espa?oles asalariados: primero, perdieron un 3% de participaci¨®n en el PIB creado en esos a?os, mientras que los asalariados europeos ganaron un 6% de participaci¨®n; y segundo, el salario real por persona asalariada apenas creci¨® en Espa?a, mientras que la UE lo hizo en un 7,5% aproximadamente.
Las razones por las cuales Espa?a ha crecido significativamente menos que los pa¨ªses europeos se concentran en dos corrientes principales de opini¨®n. Los economistas de pensamiento liberal, que asocian esta falta de crecimiento a las rigideces y desajustes de la econom¨ªa espa?ola, que hace poco atractiva Espa?a como pa¨ªs donde invertir. En consecuencia, proponen medidas de liberalizaci¨®n de los distintos factores del trabajo y del capital, y en especial medidas de liberalizaci¨®n del mercado laboral y de reducci¨®n de impuestos a las empresas y a las personas f¨ªsicas.
Otros grupos de economistas y expertos, sin descartar alguna de las medidas que pueda proponer la primera corriente de opini¨®n, asocian en gran parte la falta de crecimiento a un modelo econ¨®mico basado excesivamente en el sector servicios a costa del sector manufacturero, que era el que hab¨ªa venido sosteniendo en el pasado empleos de calidad y bien remunerados.
Nosotros nos inclinamos por la segunda, ya que consideramos que la p¨¦rdida de tejido industrial ha representado un significativo freno al crecimiento econ¨®mico de Espa?a. Si se observan los positivos crecimientos de otros pa¨ªses como Alemania, Corea del Sur, Taiw¨¢n y en el pasado Jap¨®n, as¨ª como China en los ¨²ltimos a?os, se constata que todos ellos mantienen una industria manufacturera que representa alrededor del 20% de su PIB.
Si bien en un escal¨®n inferior se encuentra Estados Unidos, el informe del McKinsey Global Institute, de abril 2021, titulado Building a more competitive US manufacturing sector (construir un sector manufacturero m¨¢s competitivo en EE UU) afirma que Estados Unidos genera anualmente un PIB manufacturero que representa el 11% del PIB total y emplea a 12 millones de personas. No obstante, ello supone el 20% de la inversi¨®n en bienes de capital, el 35% del aumento de la productividad del pa¨ªs, el 55% de las patentes generadas, el 60% de las exportaciones y el 70% de la inversi¨®n en I+D. El informe de McKinsey concluye proponiendo un plan integrado a nivel nacional, en el que identifica 16 industrias que en su conjunto podr¨ªan aumentar el PIB manufacturero anual del 11% al 13%, y crear 1,5 millones de empleos.
En el contexto europeo, la Comisi¨®n Europea lleva desde 2005 resaltando la importancia de la industria manufacturera para la resiliencia y el crecimiento, y por primera vez en 2014 recomend¨® a los pa¨ªses de la UE un objetivo a medio plazo de alcanzar un 20% de PIB manufacturero. Desde entonces son varias las notas y comunicados que la Comisi¨®n ha hecho llegar a los pa¨ªses europeos insistiendo en esta recomendaci¨®n, y poniendo a disposici¨®n de los pa¨ªses miembros instrumentos de apoyo a este sector.
La industria manufacturera espa?ola representaba en 2005 el 14% del PIB y ocupaba a 3,1 millones de personas. En 2019 este porcentaje hab¨ªa bajado al 11% y ocupaba seg¨²n la EPA a 2,5 millones de personas, mientras que en la UE el porcentaje era del 15% y ocupaba a 32,5 millones de personas. A pesar de su peque?o tama?o porcentual, el sector manufacturero espa?ol representa m¨¢s del 80% de las exportaciones espa?olas y sus salarios son de media un 90% superiores a los de los servicios de hosteler¨ªa.
Mientras no se aborden las causas que frenan el crecimiento econ¨®mico, no se resolver¨¢ el problema del desempleo de Espa?a. Para relanzar ese crecimiento habr¨¢ que adoptar varias medidas de pol¨ªtica econ¨®mica que eliminen, o al menos mitiguen, esas causas. La cuesti¨®n radica en elegir aquellas que tengan m¨¢s impacto y que no impliquen una reducci¨®n del salario medio real de los espa?oles. Proponemos que una de ellas sea apostar decididamente por la industria manufacturera, mediante el desarrollo y la ejecuci¨®n de un plan nacional p¨²blico-privado a largo plazo para fomentar esta industria. Los fondos Next Generation de la Uni¨®n Europea podr¨ªan ser un instrumento clave para avanzar en esta direcci¨®n. Este plan deber¨ªa tambi¨¦n contar con un grado suficiente de consenso pol¨ªtico y social, pues de lo contrario dif¨ªcilmente llegar¨¢ a producir los resultados esperados.
Un dise?o en la l¨ªnea del propuesto por McKinsey para Estados Unidos podr¨ªa consistir en aumentar progresivamente el PIB manufacturero espa?ol del 11% actual al 14% que hab¨ªa en 2005. Teniendo en cuenta el aumento de productividad habido entre 2005 y 2019, deber¨ªan recuperarse 400.000 de los 600.000 empleos manufactureros perdidos entre esos dos a?os. El efecto positivo inducido sobre la econom¨ªa espa?ola ser¨ªa significativo: aumentar¨ªa el PIB anual del pa¨ªs en un 3% aproximadamente; aumentar¨ªa la inversi¨®n en I+D; subir¨ªa la capacidad exportadora de la econom¨ªa espa?ola; se crear¨ªan empleos de calidad y bien remunerados; y arrastrar¨ªa consigo a otros subsectores del sector servicios que vienen nutriendo al sector manufacturero, como las asesor¨ªas de todo tipo, el sistema financiero y, en general, los servicios cercanos a las plantas donde tiene lugar los procesos manufactureros.
(Para conocer una descripci¨®n general de cu¨¢les podr¨ªan ser las l¨ªneas maestras de ese plan, le sugerimos al lector interesado que visite este enlace.)
Antonio Hidalgo Nuchera es catedr¨¢tico de Organizaci¨®n de Empresas en la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid y Alejandro Legarda Zarag¨¹eta es ingeniero industrial, doctor en Econom¨ªa y Gesti¨®n de la Innovaci¨®n.