Liderazgo irradiador
Escuchando a Yolanda D¨ªaz el otro d¨ªa en la Cadena Ser, mi impresi¨®n era que quer¨ªa resucitar la idea de Errej¨®n del n¨²cleo irradiador en torno a su persona
Recordar¨¢n cuando hace unos a?os ??igo Errej¨®n flet¨® la idea del ¡°n¨²cleo irradiador¡± a trav¨¦s de aquel famoso tuit que tanto dio que hablar. Les recuerdo su contenido: ¡°La hegemon¨ªa se mueve en la tensi¨®n entre el n¨²cleo irradiador y la seducci¨®n de los sectores laterales¡±. Si prescindimos de la jerga gramsciana, lo que ven¨ªa a decir era que el naciente Podemos deb¨ªa de convertirse en la casa com¨²n de todos aquellos que aspira...
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Recordar¨¢n cuando hace unos a?os ??igo Errej¨®n flet¨® la idea del ¡°n¨²cleo irradiador¡± a trav¨¦s de aquel famoso tuit que tanto dio que hablar. Les recuerdo su contenido: ¡°La hegemon¨ªa se mueve en la tensi¨®n entre el n¨²cleo irradiador y la seducci¨®n de los sectores laterales¡±. Si prescindimos de la jerga gramsciana, lo que ven¨ªa a decir era que el naciente Podemos deb¨ªa de convertirse en la casa com¨²n de todos aquellos que aspiraran a una profunda transformaci¨®n de lo que existe. Pero, eso s¨ª, bajo la tutela del naciente partido/movimiento. Una curiosa mezcolanza de Gramsci, Lenin y Laclau. Al final, la realidad result¨® ser m¨¢s tozuda de lo que tan bien encajaba en las disquisiciones de un seminario universitario. Podemos no culmin¨® el sorpasso al PSOE ¨Dla pasokizaci¨®n prevista¨D, sucumbi¨® al hiperliderazgo de Iglesias, y, en fin, el propio movimiento estall¨® en un archipi¨¦lago de confluencias regionales m¨¢s o menos ¡°laterales¡±. No hay que olvidar, sin embargo, que en estos momentos est¨¢ en el Gobierno como junior partner. No era lo previsto, pero tampoco es moco de pavo.
Despu¨¦s de la salida de Iglesias, toca reconstruir ahora todo ese espacio, la cuesti¨®n es c¨®mo hacerlo. Y no es balad¨ª, tiene una trascendencia fundamental para la pol¨ªtica espa?ola. Si la izquierda aparece dividida en m¨¢s de dos grandes grupos ¨DPSOE, Podemos y un M¨¢s Pa¨ªs reforzado, por ejemplo¨D, las posibilidades de que consigan sumar una mayor¨ªa de esca?os para gobernar empieza a ser dudosa. De ah¨ª que todas las miradas se concentren sobre el proyecto que Yolanda D¨ªaz tiene entre manos. Escuch¨¢ndola el otro d¨ªa en la Cadena Ser, mi impresi¨®n era que quer¨ªa resucitar la idea del n¨²cleo irradiador en torno a su persona, instituirse ella misma en algo as¨ª como un ¡°liderazgo irradiador¡±, convertirse en la cabeza y el motor de todas las fuerzas, grupos y grup¨²sculos que habitan a la izquierda del PSOE. No lo tiene f¨¢cil, y ella lo sabe. Pero ya no solo por la pugna de egos o las inercias centr¨ªpetas de los distintos grupos, el problema es el discurso. Lo dec¨ªa el propio tuit de Errej¨®n, hace falta ¡°seducir¡±, y para ello no basta con ser ahora mismo el pol¨ªtico m¨¢s valorado.
A mi juicio, el problema que tienen los grupos a la izquierda de la socialdemocracia es que han fracasado cuando han ido por la v¨ªa del populismo de izquierdas ¨Del maldito referente latinoamericano¨D, cuando aparecen como una socialdemocracia bis, o cuando siguen jugando con esquemas periclitados, los propios de la ¨¦poca de los partidos comunistas de posguerra. El fiasco de Die Linke en las ¨²ltimas elecciones alemanas es un aviso a navegantes. ?Qu¨¦ hacer entonces? Desde luego, siempre queda transmutarse en algo parecido a los verdes, pero eso lo intenta ahora mismo hasta Le Pen. Solo son cre¨ªbles los que, como en su versi¨®n alemana, aspiran a la transversalidad, algo incompatible con un partido como Podemos, que siempre ha apostado por el antagonismo entre bloques.
La novedad que introduce Yolanda D¨ªaz es que est¨¢ en el Gobierno; es decir, que experimenta cada d¨ªa c¨®mo la pol¨ªtica real nunca se deja domesticar mediante consignas o simples recursos emocionales. Falta que consiga trasladar esta experiencia a un discurso sobre pol¨ªticas concretas ¨Dal modo de M¨¢s Madrid en las elecciones de la Comunidad¨D, envolvi¨¦ndolo a la vez en un buen diagn¨®stico y proyecto de futuro. Lo m¨¢s importante hoy no es ilusionar; basta con quitarnos el miedo al porvenir. Y que los dem¨¢s la dejen, claro.