La espantada chavista
Aunque el juez supremo es Estados Unidos, la perseverancia de las naciones promotoras de las negociaciones de M¨¦xico es fundamental para recuperarlas
Por su ascendencia sobre la direcci¨®n bolivariana y la diversidad de su interlocuci¨®n con la administraci¨®n norteamericana, M¨¦xico es el pa¨ªs id¨®neo para intentar la reanudaci¨®n de las negociaciones entre el Gobierno y la oposici¨®n de Venezuela, suspendidas en protesta por la extradici¨®n a Estados Unidos del conseguidor colombiano Alex Saab, el hombre encargado de abastecer el programa de alimentos subsidiados, una de las herramientas pol¨ªtica...
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Por su ascendencia sobre la direcci¨®n bolivariana y la diversidad de su interlocuci¨®n con la administraci¨®n norteamericana, M¨¦xico es el pa¨ªs id¨®neo para intentar la reanudaci¨®n de las negociaciones entre el Gobierno y la oposici¨®n de Venezuela, suspendidas en protesta por la extradici¨®n a Estados Unidos del conseguidor colombiano Alex Saab, el hombre encargado de abastecer el programa de alimentos subsidiados, una de las herramientas pol¨ªticas del chavismo. Su pretendida incorporaci¨®n a la delegaci¨®n oficial, en septiembre, auguraba la espantada, invoc¨¢ndose vulneraciones del derecho internacional durante el proceso de entrega.
Probablemente las haya, porque la extraterritorialidad y la discrecionalidad punitiva son prerrogativas imperiales, pero el equipo de Nicol¨¢s Maduro hab¨ªa participado en las rondas de M¨¦xico sin muchas ganas, impelido por la necesaria cohesi¨®n de los flancos civiles y militares del r¨¦gimen, la presi¨®n internacional y la b¨²squeda de legitimidad. No es la primera vez que Caracas amagaba con levantarse de la mesa, en la que ha participado con la esperanza de que un acuerdo de m¨ªnimos sobre el poder judicial y las garant¨ªas electorales sirviera para avenirse con la Uni¨®n Europea y la Am¨¦rica Latina hostil y mitigar las sanciones norteamericanas.
Cuando la primera ministra de Noruega cometi¨® la insolencia de preocuparse en la ONU por la situaci¨®n de la democracia y los derechos humanos en Venezuela, la delegaci¨®n encabezada por Jorge Rodr¨ªguez se enfad¨®. Hasta que el mediador de las negociaciones, Dag Nylander, no lament¨® p¨²blicamente las declaraciones de su compatriota Erna Solberg, no regres¨® a la mesa, tal era su disgusto por el infamante atrevimiento de la gobernante n¨®rdica en la 76? Asamblea General.
Aunque el juez supremo es Estados Unidos, la perseverancia de las naciones promotoras de las rondas de M¨¦xico es fundamental para recuperarlas y trascender los dos acuerdos preliminares: facilitar la entrada de medicinas y alimentos y la reivindicaci¨®n conjunta de la soberan¨ªa sobre una ¨¢rea de la Guayana bajo disputa. Cuesti¨®n muy diferente y medular es pactar la atenuaci¨®n de los embargos a cambio de elecciones cre¨ªbles.
Tarde o temprano, el chavismo retomar¨¢ las conversaciones, en las que reclamar¨¢ la libertad de Saab, el oro venezolano bloqueado en el Banco de Inglaterra, los activos petroleros y las transferencias del Fondo Monetario; despu¨¦s, hablaremos de la divisi¨®n de poderes y de las presidenciales. La UE podr¨¢ observar las regionales de noviembre sin levantar demasiado las alfombras.
El acompa?amiento internacional fructificar¨¢ cuando la oposici¨®n venezolana se aleje de las camarillas y de la partitura de Washington, y Maduro devuelva la democracia, una reposici¨®n remota porque teme a las urnas desde que el hundimiento de la renta petrolera desbarat¨® el programa gubernamental de distribuci¨®n de bienes de primera necesidad a las familias empobrecidas, una cantera electoral menguante porque su lealtad es m¨¢s materialista que ideol¨®gica.