Explosi¨®n social y progresismo
En ¡®Con todo. De los a?os veloces al futuro¡¯, I?igo Errej¨®n refleja una Espa?a entendida como un proceso de negociaci¨®n incesante entre un orden, necesitado de consentimiento social, y sus numerosas grietas impugnadoras
?No estamos viviendo un momento pol¨ªtico a¨²n demasiado marcado por nuestras inercias hist¨®ricas? ?C¨®mo si, a falta del peso del presente, los regresos al pasado revelaran incapacidad para pensar nuestro futuro? Encuentro bastantes signos a derecha e izquierda del tablero pol¨ªtico, pero fue muy simb¨®lico el protagonismo de Pablo Iglesias en la fiesta del PCE hace unas semanas. Una ¡°vuelta a casa¡± previsible, respetable, pero que tambi¨¦n limita un posible relat...
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?No estamos viviendo un momento pol¨ªtico a¨²n demasiado marcado por nuestras inercias hist¨®ricas? ?C¨®mo si, a falta del peso del presente, los regresos al pasado revelaran incapacidad para pensar nuestro futuro? Encuentro bastantes signos a derecha e izquierda del tablero pol¨ªtico, pero fue muy simb¨®lico el protagonismo de Pablo Iglesias en la fiesta del PCE hace unas semanas. Una ¡°vuelta a casa¡± previsible, respetable, pero que tambi¨¦n limita un posible relato del ciclo 2011-2021 al relato de los hechos consumados, como si la astucia de la raz¨®n hist¨®rica hubiera aprovechado las biso?as pasiones de la ¡°nueva pol¨ªtica¡± para regresar al hogar. El problema de toda lectura retrospectiva es que termina siendo una apolog¨ªa del presente efectivo, solo reconoce el pasado como su antecedente. Y debe reconocerse que el ciclo nacido en 2011 abri¨® en Espa?a un horizonte de expectativas donde para muchos lo importante no era volver a su casa ideol¨®gica, sino volver de otra forma.
Otro relato de aprendizaje a contrapelo de este es el que se despliega en Con todo. De los a?os veloces al futuro, cr¨®nica pol¨ªtica de Inigo Errej¨®n de este tiempo vertiginoso. Un fresco que no puede separarse, en otra escala, de lo que Gerald Brenan llamaba ¡°el laberinto espa?ol¡± y de la pregunta por c¨®mo heredar hoy una tradici¨®n progresista que no se dio por satisfecha por el desenlace democr¨¢tico de la Transici¨®n. Cierto: hoy nuestro pa¨ªs, tras a?os convulsos, parece un paisaje de estratos reconocibles, donde la ¡°nueva pol¨ªtica¡± ha terminado aparentemente volviendo al cauce de los surcos hist¨®ricos ¡ªderecha, izquierda¡ª y los espectros de las escenas territoriales originarias siguen asediando. Aunque se reconozca la piel de un pa¨ªs pol¨ªticamente tatuado de surcos profundos y epid¨¦rmicamente conmovido por marcas fugaces, ?qui¨¦n tiene la ¨²ltima palabra de la historia?
Aunque hay en el regreso de Errej¨®n a nuestra historia reciente muchos motivos de inter¨¦s, solo subrayo tres. En primer lugar, su interpelaci¨®n a un ¡°nosotros¡± insuficientemente comprendido, tambi¨¦n por indiscutibles errores propios. M¨¢s all¨¢ del psicodrama personalista de la historia de Podemos, nos brinda una reconstrucci¨®n de los debates pol¨ªticos que, por desgracia, quedaron eclipsados por diferentes causas. Aplacada la urgencia ¡ªen un pol¨ªtico, reconoce, adicto a las campa?as¡ª, aqu¨ª tambi¨¦n emerge un trabajo de duelo que se reclama un tiempo contemplativo para aprender de lo sufrido, duelo por la oportunidad perdida, pero, m¨¢s autocr¨ªticamente, por lo perdido y no reconocido en esa yincana que fue la fase pol¨ªtica iniciada en 2014; y, tercero, una reflexi¨®n sobre qu¨¦ podr¨ªa ser una organizaci¨®n realista de izquierdas que no aspire solo a tomar el poder, sino a educarse democr¨¢ticamente con las impurezas de su pa¨ªs. Toda intervenci¨®n con motivaci¨®n hegem¨®nica pasa por no enamorarse de la forma partido sin desde?arla.
Hay en estas p¨¢ginas un curioso pesimismo de la inteligencia ¡ªlas dudas del animal pol¨ªtico¡ª modulado por el optimismo de la voluntad militante. Es por ello por lo que orden y tiempo son los ejes sobre los que se arma un texto lleno de prisas, frenazos y dolores de est¨®mago. La Espa?a moderna entendida como un proceso de negociaci¨®n incesante entre un orden, nacido en 1978, necesitado de consentimiento social, y sus numerosas grietas impugnadoras. Aqu¨ª el relato biogr¨¢fico de un joven activista impacientemente socializado en la tradici¨®n libertaria que termina reconociendo la dimensi¨®n institucional de la experiencia latinoamericana es parte de la historia. M¨¢s importante es el an¨¢lisis del moderno ¡°orden democr¨¢tico espa?ol¡±, de sus sucesivas crisis, de su poder de seducci¨®n en amplios sectores sociales y de c¨®mo cierta Izquierda choca una y otra vez con ese muro desde una suerte de resurrecci¨®n hist¨®rica de lo perdido.
?Analizar toda esta historia para volver a casa o regresar a ella para comprender sus promesas truncadas entre la continuidad y lo nuevo? Ha de valorarse la reflexi¨®n sobre lo popular en Errej¨®n como una repetici¨®n contempor¨¢nea del gesto de Gramsci en un horizonte de modernidad. No se trataba de aplicar de forma oportunista y demag¨®gica la mercadotecnia pol¨ªtica ¡ªmucho advenedizo hizo aqu¨ª carrera¡ª, sino de trabajar para conformar tejido social en ese laboratorio neoliberal de desorden, atomizaci¨®n y despolitizaci¨®n. Dicho esto, me pregunto si en este caso la fuerte dependencia de un espec¨ªfico diagn¨®stico te¨®rico acerca de las crisis tambi¨¦n fue obst¨¢culo para una relaci¨®n m¨¢s fruct¨ªfera con la vida cotidiana de la sociedad civil. En otras palabras, si la eficacia del primer Podemos a la hora de politizar el malestar en t¨¦rminos destituyentes fue tambi¨¦n freno para construir un orden cultural de carril largo.
Hoy, cuando el miedo espa?ol ya no mira al pasado, sino al futuro, ?c¨®mo articular la opci¨®n progresista por un cierto orden ¡ªel cuidado de la vida cotidiana en todas sus dimensiones (protecci¨®n social, ecol¨®gica, igualdad de g¨¦nero)¡ª con las cada vez m¨¢s previsibles explosiones de malestar social? En el fondo este libro es tambi¨¦n un regreso a una conversaci¨®n hist¨®rica que qued¨® aplazada.