Cara de asquito
Un error recurrente es creer que el gallego pregunta por ambig¨¹edad, por no significarse, por ganar tiempo, para protegerse incluso. Pero el gallego pregunta generalmente por joder
Se acercaba el A?o Santo en Santiago, y el arzobispo Quiroga Palacios se present¨® en El Pardo para informar a Franco de las muchas posibilidades de que el Papa visitase la ciudad. Por tanto, hab¨ªa que acondicionar el aeropuerto de Lavacolla. El dictador pregunt¨®: ¡°?Y eso cu¨¢nto nos cuesta?¡±. ¡°Cien millones de pesetas¡±, respondi¨® Quiroga Palacios. Se produjo entonces un silencio espeso entre aquellos dos gallegos frente a frente, el militar y el arzobispo, las armas y Dios. Como la obra deb¨ªa ejecutarse cuanto antes, Franco, con su voz atiplada, lanz¨® una pregunta: ¡°?Y si no viene?¡±. Quiroga escudri?¨® aquel elemento que ten¨ªa enfrente. Le hab¨ªa lanzado un buen envite. Dud¨®. Pero se recompuso, y mirando fijamente a Franco le pregunt¨®: ¡°?Y si viene?¡±.
Un error recurrente es creer que el gallego pregunta por ambig¨¹edad, por no significarse, por ganar tiempo, para protegerse incluso. Pero el gallego pregunta generalmente por joder. La mitad de las veces pregunta por cosas que ya sabe y la otra mitad por cosas que el otro merece saber. La intenci¨®n siempre, como la del arzobispo Quiroga Palacios, es la de ganar. Observemos lo ocurrido esta semana. Una jueza de Marbella dicta sentencia a favor de un padre al que su exmujer se llev¨® su hijo de Marbella, donde viv¨ªa, a Galicia. No a Galifornia, esa palabra que los gallegos utilizamos para distinguir a gente que no encuentra un sentido a su vida, sino a la Galicia profunda, la Galicia que cava. La jueza obr¨® bien: la madre se llev¨® al hijo sin consentimiento y no permit¨ªa que su padre lo viese. Pero tan claro lo vio que se llen¨® de bal¨®n: ¡°Marbella es una ciudad cosmopolita, que tiene todo tipo de infraestructuras¡± y all¨ª el ni?o crecer¨¢ en un ¡®ambiente feliz¡¯. Y esto, dice la magistrada, ¡°no sucede con la peque?¨ªsima poblaci¨®n en la Galicia profunda a la que se ha trasladado la madre, lejos de todo¡±.
Le perdi¨® a la jueza lo que a tantos colegas suyos: valoraciones personales que no le importan a nadie, gustos suyos muy respetables y muy ¨ªntimos, ya que del mismo modo que juzga que un lugar le parece mejor que otro, tambi¨¦n podr¨ªa haber a?adido pel¨ªculas, zapatos o marcas de viseras. A todos nos gustan cosas por encima de otras. Algunos incluso tenemos el privilegio de poder contarlo en un peri¨®dico. Pero utilizar una sentencia para contar lo que te gusta ya me parece una exageraci¨®n. La jueza deber¨ªa haber preguntado: ¡°?No estar¨ªa mejor el ni?o en una ciudad cosmopolita como Marbella con todo tipo de infraestructuras que en una aldea llena de vacas de la Galicia profunda, lejos de todo?¡±. A m¨ª me pregunta alguien si quiero vivir lejos de todo rodeado de vacas y no le dejo acabar. As¨ª se resuelven las cosas, preguntando. As¨ª encontr¨® el arque¨®logo de Gomaespuma los restos de las murallas de Jeric¨®. ¡°Despu¨¦s de miles de a?os, ?c¨®mo dio con ellas?¡±. ¡°?Preguntando, preguntando!¡±.
No hay c¨®mo preguntar para saber lo que busca uno en la vida. Cuando mir¨¢bamos restaurantes para casarnos, mi querida Estrela y yo fuimos a parar a un sitio muy pijo en el que nos sali¨® una chica que nos dijo muy pomposamente: ¡°?Y qu¨¦ prefieren, un men¨² de nivel estrella Michelin, sofisticado y moderno, bien presentado, o (cara de asquito) esa t¨ªpica boda gallega anticuada con mil mariscos, entrantes a reventar, vino de la casa¡¡± y todos pele¨¢ndonos y teniendo sexo en los ba?os, borrachos, medio desnudos y drogados como ratas, s¨ª, no siga, ya nos ha convencido.
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