Ni para contestar tonter¨ªas
El amor tambi¨¦n es eso: sacrificar un poco de ti para que el otro no sacrifique m¨¢s de lo que debe
Al poco de llegar Hitler al poder, la Gestapo interrog¨® a la madre de Hannah Arendt para preguntarle sobre las actividades de su hija. La mujer, llamada Martha Beerwald, respondi¨® la m¨¢s bella frase que puede responder una madre cuando a su ni?a la asedian monstruos: ¡°No, no s¨¦ lo que est¨¢ haciendo, pero lo que pueda haber hecho es correcto, y yo tambi¨¦n lo habr¨ªa hecho¡±. Es una afirmaci¨®n extraordinaria, no tanto por el coraje que al fin y al cabo se le presupone a una madre sino por la asunci¨®n de aquello que sea lo que estuviese haciendo su hija. De tal modo que si un nazi te pregunta si est¨¢s enterada de la actividad de asesina en serie de tu hija, lo que hay que hacer es preguntar primero a qui¨¦n est¨¢ matando.
Esa frase de la madre de Hannah Arendt la rescata Wolfram Eilenberger en El fuego de la libertad (Debate), ensayo que da cuenta de la vida de cuatro intelectuales (Simone de Beavouir, Simone Weil, Ayn Rand y Hannah Arendt) en una d¨¦cada de oscuridad. Beerwald, por lo dem¨¢s, hizo con su hija un ejercicio de fe. En cierto modo me record¨® a la fant¨¢stica respuesta que Fernando Savater le dio a Jon¨¢s Trueba en Letras Libres, cuando cont¨® que, durante el franquismo, lo llevaron a un s¨®tano de la universidad para interrogarle. Conocedor de las redadas y persecuci¨®n de comunistas que hab¨ªa entre sus compa?eros, el fil¨®sofo reaccion¨® as¨ª cuando los polic¨ªas le dijeron que a ¨¦l lo hab¨ªan denunciado los comunistas y le recordaron que ¨¦l no lo era: ¡°Para ustedes, s¨ª¡±. A veces pasan estas cosas, que toca ser comunista aunque no te vaya nada en la feria. Lo que no toca nunca es ser nazi.
A prop¨®sito de esos dos asuntos ¡ªfamilia y amistad¡ª me ha dado por pensar por cu¨¢nta gente dir¨ªa yo: ¡°No s¨¦ lo que est¨¢ haciendo, pero har¨ªa lo mismo¡±. Creo que me salen m¨¢s a los que denunciar¨ªa sin dudarlo. ¡°No s¨¦ lo que est¨¢ haciendo, pero le doy la direcci¨®n en la que se esconde porque vete t¨² a saber¡±. En cualquier caso hay una belleza irresistible en ponerse en las manos de alguien. Mi buena relaci¨®n con Dios se debe a que estoy seguro de que, si existiese, s¨®lo creer¨ªa en m¨ª; a menudo si a una ficci¨®n le sumamos otra, a¨²n m¨¢s disparatada, hacemos la realidad m¨¢s digerible. Se trata de una fe en direcci¨®n ¨²nica que envidio porque yo s¨®lo he podido ten¨¦rsela a unos pocos amigos y familiares con un coste personal que, matizo, siempre ha merecido la pena. El amor tambi¨¦n es eso: sacrificar un poco de ti para que el otro no sacrifique m¨¢s de lo que debe. La vida o libertad, en el caso de Arendt o los comunistas con los que se solidariz¨® Savater. Tambi¨¦n se puede optar por la soluci¨®n V¨ªctor D¨ªaz-Cardiel, torturado y condenado a 13 a?os de c¨¢rcel por pertenecer al Partido Comunista. Lo cuentan Pablo Ordaz y Antonio Jim¨¦nez Barca en As¨ª fue la dictadura (Debate). Agarrado por dos polic¨ªas y estampado contra el suelo de la cocina, con su mujer delante, D¨ªaz-Cardiel avis¨®: ¡°No voy a abrir la boca ni para contestar tonter¨ªas¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.