Gigantes y noticias
La Ley de Propiedad Intelectual quiere equilibrar los derechos de los medios y de las grandes plataformas
Los medios y las grandes tecnol¨®gicas mantienen desde hace a?os un pulso global. Los primeros sostienen que Google o Facebook se han aprovechado de sus noticias y de los datos de sus lectores para convertirse en los mayores titanes empresariales del planeta y vienen reclamando una retribuci¨®n justa por ello. Los gigantes de Silicon Valley replican que, gracias a ellos, los peri¨®dicos han alcanzado audiencias inimaginables.
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Los medios y las grandes tecnol¨®gicas mantienen desde hace a?os un pulso global. Los primeros sostienen que Google o Facebook se han aprovechado de sus noticias y de los datos de sus lectores para convertirse en los mayores titanes empresariales del planeta y vienen reclamando una retribuci¨®n justa por ello. Los gigantes de Silicon Valley replican que, gracias a ellos, los peri¨®dicos han alcanzado audiencias inimaginables.
La pandemia ha venido a hacer m¨¢s evidente la necesidad de encontrar una soluci¨®n a este conflicto. En un momento en que el mundo necesitaba m¨¢s que nunca la informaci¨®n fiable y veraz de las empresas period¨ªsticas, estas han visto menguar sus ya titubeantes cuentas por la subsiguiente crisis econ¨®mica. Mientras, las tecnol¨®gicas han visto c¨®mo se disparaban sus ingresos en un mundo que se ha visto obligado a una digitalizaci¨®n forzosa.
En este contexto, la directiva europea que Espa?a ha traspuesto a la ley de propiedad intelectual constituye un esfuerzo en la buena direcci¨®n para nivelar en alguna medida el terreno de juego de un complej¨ªsimo conflicto en el que no existen soluciones simples. La norma permitir¨¢ ahora a los medios negociar de forma individual una retribuci¨®n justa por los contenidos que se publiquen en los agregadores de noticias, en vez de hacerlo obligatoriamente a trav¨¦s de una entidad de gesti¨®n colectiva. No se espera que estas negociaciones constituyan una panacea para los peri¨®dicos, volcados en los ¨²ltimos a?os en el modelo de suscripci¨®n para asegurar su futuro. Pero es previsible que en la actual coyuntura les aporte unos ingresos hasta ahora inexistentes.
Las tecnol¨®gicas, acuciadas por investigaciones por abuso de dominio en todo el mundo y, en algunos casos, graves crisis reputacionales por su fracaso en atajar la desinformaci¨®n, tienen ahora motivos para vincular su imagen a la cooperaci¨®n con las empresas informativas, y suficiente margen de beneficios. De momento, Google ya ha anunciado que a partir de enero pondr¨¢ en marcha su servicio de noticias en Espa?a, clausurado en 2014 tras la aprobaci¨®n de la ley anterior. La medida permitir¨¢ implantar Google News Showcase, un escaparate virtual donde se mostrar¨¢n noticias que seleccionen los propios medios, a cambio de una retribuci¨®n.
En Espa?a, el Ministerio de Cultura ha tratado de aprender de los errores de otros pa¨ªses al trasponer la directiva europea. Ha confiado a un ¨®rgano administrativo, la Comisi¨®n de Propiedad Intelectual, la resoluci¨®n en primera instancia de los conflictos. Pero, sobre todo, ha puesto el acento en reforzar los derechos de los medios y sus autores, frente a la posici¨®n dominante de las grandes empresas en el mercado digital. Para ello, ha exigido a las tecnol¨®gicas buena fe y transparencia en las negociaciones que se entablen, adem¨¢s de informaci¨®n actualizada sobre el funcionamiento de las plataformas en las que se publiquen las noticias.
El texto insiste en la importancia de salvaguardar la independencia de los peri¨®dicos. Es un prop¨®sito loable que pone el foco en un asunto a¨²n m¨¢s crucial que la propia retribuci¨®n a los medios por sus contenidos. Es positivo implicar a Google en el sostenimiento del ecosistema informativo, aunque otros, como Facebook, sigan a¨²n a la expectativa. Y aunque no todos los gigantes son iguales, ser¨ªa muy inquietante que empresas cuya actividad es ajena al oficio del periodismo se convirtieran en los guardianes de la informaci¨®n global.