Transversalidad auton¨®mica

El debate sobre la financiaci¨®n auton¨®mica va a ocupar buena parte de la agenda de las pr¨®ximas semanas pero ha empezado ya con un giro pol¨ªtico. Tanto la reuni¨®n reprogramada para el 23 de noviembre en Galicia de varios presidentes auton¨®micos como la cita anterior entre los presidentes Ximo Puig y Juan Manuel Moreno Bonilla (e incluso otra anterior, entre Puig y Pere Aragon¨¨s) introducen un enfoque nuevo para una cuesti¨®n vieja. Los problemas compartidos empujan a varias Comunidades a planificar de forma m¨¢s racional una financiaci¨®n anclada en un modelo obsoleto: hace siete a?os que deber¨ªa haberse revisado. En el mismo sentido parece orientado el encuentro de presidentes socialistas en Ferraz este viernes. Han acudido a la llamada de su vicesecretaria general, sin que haya trascendido recomendaci¨®n alguna por parte del partido. Los presidentes han ratificado su voluntad de negociar, acordar o cuando menos hablar con presidentes de otras comunidades dirigidas por el PP o por otros partidos pol¨ªticos.

Esta novedosa transversalidad permite aflorar un malestar financiero que escapa a la previsibilidad de las siglas, puede hacer menguar el control de las direcciones de los partidos sobre las negociaciones y, de paso, permite aparcar discusiones bizantinas basadas en balanzas fiscales, como sucedi¨® durante a?os en relaci¨®n con Catalu?a, pese a ser un instrumento desconocido en el resto de Europa. Sin embargo, un riesgo de estas rondas transversales pudiera ser atizar agravios con dos comunidades contribuyentes netas, como Madrid y Catalu?a. El absentismo y autarqu¨ªa fiscal de la Comunidad de Madrid y el residuo aislacionista en Catalu?a no deber¨ªan impedir una deseable incorporaci¨®n de ambas comunidades a la discusi¨®n.

La extraordinaria complejidad del sistema no admite una evaluaci¨®n simple de sus d¨¦ficits de funcionamiento, mitigados durante la pandemia por la fuerte inyecci¨®n financiera que recibieron las comunidades. Sin embargo, los problemas estructurales siguen en el mismo sitio, y la infrafinanciaci¨®n hist¨®rica de la Comunidad Valenciana explica el liderazgo de Ximo Puig a la hora de abanderar un cambio estrat¨¦gico que rebaja la polarizaci¨®n. La b¨²squeda de criterios desde la transversalidad pol¨ªtica ratifica un uso federal del Estado auton¨®mico, y puede propiciar novedades y, entre ellas, un funcionamiento distinto del Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera (CPFF), hasta ahora muy vertical, aunque fuese formalmente multilateral. El alto poder del Gobierno en esa instituci¨®n rebajaba la autonom¨ªa de las mismas comunidades y en la pr¨¢ctica se impon¨ªa un bilateralismo disfrazado: en fase progresista, hegemonizado por el m¨ªnimo denominador de los intereses comunes andaluces y catalanes, y en fase conservadora, entre el Gobierno central y Catalu?a.

Esta suerte de vuelta de calcet¨ªn al m¨¦todo tradicional se ha derivado del encorsetamiento del sistema institucional, sobre todo en el CPFF. La experiencia comparada, sobre todo la alemana, obligar¨ªa a reforzar la Comisi¨®n auton¨®mica del Senado. Las propuestas pasar¨ªan ah¨ª el filtro del debate p¨²blico y de la cuantificaci¨®n objetiva, y podr¨ªa ser un buen momento para crear una oficina econ¨®mica independiente, adscrita a la C¨¢mara alta, que prestase ese servicio, como habr¨ªa sido ¨²til que la Autoridad Fiscal colgase del Congreso y no de Hacienda.