Marx, Lenin, Mao.... y ahora Xi Jinping
El presidente chino entra en el pante¨®n patri¨®tico con la promesa de convertir a su pa¨ªs en una superpotencia que va a superar a cualquier otra a mitad de siglo
Con Xi Jinping regresa el culto a la personalidad. Este jueves quedar¨¢ consagrado en el sexto pleno del Comit¨¦ Central del Partido Comunista por una resoluci¨®n hist¨®rica en sus dos acepciones: porque hace historia y porque versa sobre la historia. Hace historia porque solo ha habido anteriormente dos documentos de este calibre, el primero de 1945 a iniciativa de Mao Zedong, y el segundo de 1981 a iniciativa de Deng Xiaoping. ...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Con Xi Jinping regresa el culto a la personalidad. Este jueves quedar¨¢ consagrado en el sexto pleno del Comit¨¦ Central del Partido Comunista por una resoluci¨®n hist¨®rica en sus dos acepciones: porque hace historia y porque versa sobre la historia. Hace historia porque solo ha habido anteriormente dos documentos de este calibre, el primero de 1945 a iniciativa de Mao Zedong, y el segundo de 1981 a iniciativa de Deng Xiaoping. Xi Jinping entra ahora, tambi¨¦n por su propio pie, en el pante¨®n patri¨®tico, junto al fundador de la rep¨²blica y al patriarca de la prosperidad, con la promesa de convertir a su pa¨ªs en una superpotencia que va a superar a cualquier otra a mitad de siglo.
Cada documento tiene su significado en el lenguaje del poder. Dice qui¨¦n manda y cu¨¢nto manda. Mao lo concentr¨® todo en sus manos siguiendo el modelo de Stalin: convirti¨® la dictadura del partido en dictadura personal y vitalicia al estilo de la autocracia zarista o imperial. Deng regres¨® a la direcci¨®n colectiva, al l¨ªmite de mandatos y a los relevos generacionales; y critic¨® los excesos de Mao con su Revoluci¨®n Cultural, incluido el culto a la personalidad, hasta cuantificar la denuncia de los errores mao¨ªstas, el 30%, frente al 70% de aciertos. Los comunistas chinos imitaron a los sovi¨¦ticos desde un principio, fascinados por la utilidad de la concentraci¨®n de poder, de la dictadura. Y aprendieron de sus errores. Mao jam¨¢s perdon¨® a Nikita Jruschov el reconocimiento de los cr¨ªmenes de Stalin en su informe secreto ante el XX Congreso del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1956. Lo tach¨® de traici¨®n revisionista y as¨ª empez¨® el divorcio entre los dos grandes pa¨ªses comunistas. Deng tampoco perdon¨® a Gorbachov por la perestroika, y en 1989 demostr¨® con los hechos, con la matanza perpetrada por el ej¨¦rcito en la plaza de Tiananmen, cu¨¢les eran sus ideas sobre el pluralismo y la democracia. La numerolog¨ªa de los aniversarios importa, especialmente en China. Este a?o el Partido Comunista ha cumplido 100 a?os. Es el mayor partido del mundo, 95 millones de afiliados, y el que lleva m¨¢s a?os en el poder, 72. Su reto es alcanzar el p¨®dium del poder mundial en 2049, con el centenario de la Rep¨²blica Popular. El mensaje celebratorio es bien claro: el monopolio comunista del poder es constitucional y existencial. Si acaso, requiere todav¨ªa una mayor concentraci¨®n de poder en unas solas manos. Negarlo es antipatri¨®tico y vulnera los intereses de China. Lo que menos interesa de la resoluci¨®n doblemente hist¨®rica es la historia de China. George Orwell lo dijo muy bien, en boca del Gran Hermano, en su novela dist¨®pica 1984: ¡°Quien controla el pasado, controla el futuro; quien controla el presente, controla el pasado¡±. En 2022, cuando Xi entrar¨¢ en su tercer mandato, se celebrar¨¢ tambi¨¦n el d¨¦cimo aniversario de su advenimiento presidencial como el momento en que empieza la era actual, su era.