Dos cartas chinas
EE UU y China est¨¢n destinados a competir, pero deber¨ªa ser igualmente obvio que tambi¨¦n lo est¨¢n a colaborar
A finales de julio, Wendi Sherman, la subsecretaria de Estado de Estados Unidos, hizo una visita oficial a Tianjin, en el noroeste de China. All¨ª se reuni¨® con su contraparte, el viceministro Xie Feng. El prop¨®sito de esta visita oficial era ver c¨®mo se podr¨ªan reducir las fricciones entre los dos pa¨ªses.
No funcion¨®.
Xie Feng la recibi¨® entreg¨¢ndole dos cartas. Una se titula Lista de Malas Pr¨¢cticas que Estados Unidos debe cesar y la otra Lista de importantes casos individuales que preocupan a China. La primera exige al Gobierno de Washington que elimine incondicionalmente las restricciones de visado para entrar a EE UU que pesan sobre altos funcionarios gubernamentales y miembros del partido comunista chino y sus familiares. Tambi¨¦n pide eliminar las sanciones estadounidenses a l¨ªderes del partido y del Gobierno. La segunda carta manifiesta ¡°serias preocupaciones¡± por la manera como han sido tratados ciertos ciudadanos chinos a quienes se les ha prohibido la entrada a EE UU, as¨ª como por el hostigamiento y acoso a diplom¨¢ticos, y el creciente sentimiento antichino en el pa¨ªs.
La subsecretaria Sherman respondi¨® v¨ªa Twitter que su pa¨ªs continuar¨ªa ¡°presionando a la Rep¨²blica Popular China para que respete las normas y sus obligaciones internacionales¡±.
Desde esa reuni¨®n hasta hoy las cosas han empeorado. China ha llevado a cabo pruebas de un nuevo misil hipers¨®nico que vuela a m¨¢s de cinco veces la velocidad del sonido. Enjambres de hasta 150 cazabombarderos chinos penetran el espacio a¨¦reo de Taiw¨¢n con creciente frecuencia. China est¨¢ construyendo 119 silos subterr¨¢neos que albergan misiles bal¨ªsticos con alcance intercontinental. Un reporte del Pent¨¢gono advierte de que el gigante asi¨¢tico est¨¢ aumentando su arsenal nuclear m¨¢s r¨¢pido de lo que se pensaba hace tan solo un a?o. China podr¨ªa llegar a tener 700 ojivas nucleares en 2027 y m¨¢s de 1.000 para 2030 (Estados Unidos tiene 3.750).
En Washington, se da como un hecho que ya ha comenzado una segunda Guerra Fr¨ªa. Se vislumbra un prolongado conflicto que no implica un enfrentamiento militar directo entre las dos naciones. Los conflictos se dirimen en la arena econ¨®mica, pol¨ªtica, comunicacional, cibern¨¦tica y en el mundo del espionaje y sabotaje. Tambi¨¦n a trav¨¦s de enfrentamientos armados m¨¢s limitados entre pa¨ªses aliados a una de las dos superpotencias. En el Congreso de EE UU hay docenas de leyes en consideraci¨®n cuyo prop¨®sito es limitar, contrarrestar o sancionar a China. Una encuesta llevada a cabo a comienzos de 2021 por el Pew Center encontr¨® que el 89% de los estadounidenses ve¨ªan a China como un pa¨ªs competidor o enemigo. Una teor¨ªa conocida como la trampa de Tuc¨ªdides postula que cuando una potencia en auge amenaza el rol dominante que detenta una potencia establecida, el conflicto es casi inevitable.
Ciertamente, EE UU y China est¨¢n destinados a competir. Pero lo que deber¨ªa ser igualmente obvio es que tambi¨¦n est¨¢n destinados a colaborar. Hay un sinn¨²mero de amenazas y problemas globales que atentan contra el inter¨¦s nacional de estas dos superpotencias y que no pueden ser atenuados o eliminados por ninguna de ellas actuando solas. El ejemplo m¨¢s ilustrativo de estas graves amenazas que requieren respuestas mancomunadas es la lucha contra el calentamiento global. La naturaleza misma del problema, as¨ª como las pol¨ªticas para enfrentarlo, exigen una cercana colaboraci¨®n entre Pek¨ªn y Washington. Y esta coordinaci¨®n no va a ocurrir por altruismo, solidaridad internacional o porque, simplemente, es la respuesta m¨¢s razonable. Va a ocurrir porque les conviene a los poderosos. Porque es del inter¨¦s nacional de estos dos gigantes que el aumento de la temperatura del planeta no conduzca a devastadores cataclismos que no respetan oc¨¦anos o fronteras.
Otro ejemplo de un ¨¢mbito en el cual la colaboraci¨®n entre China y EE UU resulta indispensable es el de la salud global. Sabemos que la de la covid-19 no es la primera ni ser¨¢ la ¨²ltima pandemia que afecte al mundo. Tambi¨¦n sabemos que en esta pandemia la colaboraci¨®n entre gobiernos, incluyendo a los de EE UU y China, fue p¨¦sima. Pero la velocidad y eficacia con la cual los cient¨ªficos identificaron la vacuna y que laboratorios y empresas de m¨²ltiples pa¨ªses produjeron miles de millones de dosis en tiempo r¨¦cord son un ejemplo de situaciones en las cuales la cooperaci¨®n desplaza a la competencia.
La lista de ¨¢reas en las cuales EE UU y China se ver¨¢n obligados a coordinarse es larga e importante. La lucha contra la proliferaci¨®n nuclear, en especial la de Ir¨¢n o Corea del Norte, y contra la proliferaci¨®n de armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas; el terrorismo islamista; los ataques cibern¨¦ticos; la inestabilidad del sistema financiero mundial; la pirater¨ªa; la anarqu¨ªa de los flujos migratorios; el narcotr¨¢fico y el tr¨¢fico de personas y armas, o la regulaci¨®n de las gigantes empresas tecnol¨®gicas son solo algunos ejemplos.
Xi Jinping, el l¨ªder chino, se plante¨® la que calific¨® como una pregunta fundamental para este siglo: ¡°?Podr¨¢n China y Estados Unidos manejar adecuadamente su relaci¨®n? Esta pregunta concierne al destino del mundo, y ambos pa¨ªses deben responderla¡±. Tiene raz¨®n. @moisesnaim
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