La batalla por la dignidad
Demasiadas veces lo c¨®modo es explicar el caso tr¨¢gico para no asumir la dimensi¨®n estructural del problema
Para Almudena, para Luis.
Es una gran novela sobre la arquitectura sentimental en construcci¨®n y en ese cap¨ªtulo la narradora nos da acceso a la constante alteraci¨®n de Andrea. Disgustada con su amiga Ena, tan adulta y fascinante, pero a veces tan soberbia y c¨ªnica, Andrea, despechada, llama a Gerardo. Aunque apenas se conocen, se citan para el d¨ªa despu¨¦s y ¨¦l la va a buscar a la casa de la calle Aribau. A lo largo de esa tarde, la inteligent¨ªsima sencillez de Nada nos mover¨¢ la conciencia instal¨¢ndonos en la ambivalencia emocional de su desconcertada protagonista. Y as¨ª, con ella, con la inquietud que provoca lo banal, en el cap¨ªtulo 12 sentimos la experiencia del abuso ante la falta de consentimiento.
Gerardo llega al portal y la joven Andrea, con el primer gesto de Gerardo, se siente tratada como un perro. ¡°Me qued¨¦ un poco intimidada¡±. Despu¨¦s los dos reaccionan igual ante una escultura pintarrajeada. ¡°Nos miramos indignados y en aquel momento me fue simp¨¢tico¡±. Pero un comentario desafortunado la incomoda de nuevo. ¡°Otra vez empezaba a parecer fastidioso¡±. As¨ª pasan las horas, entre el desconcierto y la complicidad, hasta que un gesto compasivo de ella es transformado por ¨¦l en consentimiento para intimar con ella. Gerardo le besa primero el cabello, despu¨¦s en la mejilla. ¡°Tuve la sensaci¨®n absurda de que me corr¨ªan sombras por la cara como en un crep¨²sculo y el coraz¨®n me empez¨® a latir furiosamente, en una est¨²pida indecisi¨®n, como si tuviera la obligaci¨®n de soportar aquellas caricias¡±. Andrea, paralizada, sin capacidad para sobreponerse al vaiv¨¦n de sus emociones, no puede evitar que Gerardo la bese en la boca. ¡°Me subi¨® una oleada de asco¡±.
Apenas recordaba la acci¨®n del cap¨ªtulo, pero lo busqu¨¦ tras leer a Elvira Lindo el pasado domingo. En su art¨ªculo hablaba de argumentos cl¨¢sicos que tienen la capacidad de modificar nuestra forma de pensar al generar empat¨ªa con quienes nos resultan ajenos. Y sosten¨ªa que, si hubi¨¦semos le¨ªdo variaciones de esos argumentos revisitados por mujeres, nuestra aproximaci¨®n a los conflictos entre sexos podr¨ªa ser distinta. Dicho de manera pr¨¢ctica, si el argumento universal del aprendizaje de la decepci¨®n ¡ªel tema de Nada¡ª lo hubi¨¦semos interiorizado tambi¨¦n a trav¨¦s de una novela como la de Laforet, es probable que tuvi¨¦semos una conciencia mayor de esa oleada de asco, de ayer y hoy, que forma parte del proceso de formaci¨®n de la personalidad de tantas mujeres: la necesidad de dotarse de cotidianos mecanismos de prevenci¨®n, la dolorosa resignaci¨®n ante conductas impropias, la interiorizaci¨®n del miedo al abuso.
A poco que preguntes, constatas hasta qu¨¦ punto esa interiorizaci¨®n, esa resignaci¨®n y esa necesidad forman parte de la cotidianeidad. Es como un acto reflejo. Desde andar por la calle evaluando c¨®mo podr¨ªa comportarse el tipo con el que te cruzas, el silencio alrededor que te lleva a acelerar los pasos durante la noche o la rutina de abrir el bolso unos metros antes de llegar al portal para tener la llave preparada, cerrar r¨¢pido la puerta y evitar que se te cuele alguien. No es una exageraci¨®n. Asco en discotecas, asco en transportes p¨²blicos. Una oleada de asco en nuestras ciudades. Miles de descargas de aplicaciones para prevenir y denunciar. Este viernes el Hospital Cl¨ªnic dio las cifras de agresiones sexuales atendidas en urgencias durante los ¨²ltimos 10 meses. Son devastadoras por muchos motivos, pero sobre todo porque hay tendencias nefastas que se consolidan o empeoran, ya sean las agresiones en grupo (el doble que en 2019) o la edad de las v¨ªctimas (la mitad son menores de 25 a?os).
Demasiadas veces lo c¨®modo es explicar el caso tr¨¢gico para no asumir la dimensi¨®n estructural del problema. Pero lo es y es intolerable. Y no solo es obligatorio empatizar con ese dolor, ese miedo, con Andrea. Empatizar con ellas es fundamental porque solo as¨ª derrotaremos la impunidad de la fuerza para ganar la batalla por la dignidad.
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