Mantener los salarios
Hay condiciones suficientes para que los agentes sociales mantengan el actual poder adquisitivo
El ¨²ltimo dato de IPC, correspondiente a octubre, ha situado el coste de la vida un 5,4% por encima del que era hace un a?o, el mayor aumento registrado en casi tres d¨¦cadas. Las previsiones apuntan a que esa tasa, arrastrada por el encarecimiento de los precios de la energ¨ªa, podr¨ªa aumentar en los pr¨®ximos meses y mantenerse en niveles elevados al menos hasta la pr¨®xima primavera.
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El ¨²ltimo dato de IPC, correspondiente a octubre, ha situado el coste de la vida un 5,4% por encima del que era hace un a?o, el mayor aumento registrado en casi tres d¨¦cadas. Las previsiones apuntan a que esa tasa, arrastrada por el encarecimiento de los precios de la energ¨ªa, podr¨ªa aumentar en los pr¨®ximos meses y mantenerse en niveles elevados al menos hasta la pr¨®xima primavera.
Un aumento de los precios de consumo tan brusco como el actual tiene implicaciones macroecon¨®micas diversas. Potencialmente, tiene la capacidad de afectar a la orientaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria del BCE (retirada temprana de est¨ªmulos), en caso de que se revelase m¨¢s persistente de lo esperado. Pero ante todo tiene un impacto inmediato en las expectativas sobre la evoluci¨®n del poder adquisitivo y, por lo tanto, en la confianza de los consumidores y en la recuperaci¨®n econ¨®mica en curso.
En este sentido, dos preocupaciones antag¨®nicas emergen en el horizonte: por una parte, la l¨®gica protecci¨®n del poder adquisitivo y, por otra, la necesidad de evitar que la econom¨ªa espa?ola entre en una espiral de precios y salarios. Esto ¨²ltimo sucede cuando los salarios se indexan (crecen mec¨¢nicamente lo mismo que los precios, sea cual sea su volatilidad), aumentando los costes empresariales en la misma proporci¨®n, que a su vez son repercutidos sobre los precios, retroalimentando as¨ª una escalada que termina por deteriorar la competitividad empresarial, el ahorro, la inversi¨®n y, finalmente, el empleo.
No estamos en un escenario de este tipo. Y es responsabilidad de todos los agentes sociales que no entremos en ¨¦l. El esfuerzo para evitarlo, de ser necesario, tiene que ser compartido: entre el Estado, actuando sobre la factura energ¨¦tica, porque la causa del repunte de precios es completamente ex¨®gena; la patronal, porque evitar esa espiral no debe hacerse a costa de los salarios, ni por razones de equidad ni por razones de eficiencia (el consumo depende del poder adquisitivo); y los trabajadores, porque el esfuerzo tampoco debe recaer ¨ªntegramente en los m¨¢rgenes empresariales (la inversi¨®n y, por lo tanto, el empleo dependen de ello).
Existen incentivos racionales para esperar una cooperaci¨®n entre los agentes sociales. Y hay elementos objetivos para no ser alarmistas. En primer lugar, si bien es cierto que el ¨²ltimo dato de IPC se sit¨²a en el 5,4%, tambi¨¦n lo es que los precios han crecido un 2,5% en promedio en lo que va de a?o. Entre el 1,6% de aumento actual de los salarios en convenio y ese umbral, la convergencia paulatina no tendr¨ªa que ser traum¨¢tica, incluso si la moderaci¨®n esperada de la inflaci¨®n a partir de la primavera fuese menos intensa de lo previsto. En segundo lugar, es justo recordar que el IPC ha experimentado una variaci¨®n negativa en cuatro de los ¨²ltimos siete a?os, mientras que los salarios en convenio han crecido durante este tiempo a un promedio anual de 1,4%, por lo que la ganancia de poder adquisitivo no ha sido menor.
La dimensi¨®n temporal no debe olvidarse y en eso deber¨ªa haber compromiso y generosidad por parte de los agentes sociales para que, por encima de las fluctuaciones, el poder adquisitivo de los salarios se mantenga en el tiempo. Ese mensaje por parte del di¨¢logo social ser¨ªa un respaldo a las expectativas, la confianza y la evoluci¨®n del consumo en un momento importante de la recuperaci¨®n pospand¨¦mica.