Viaje de bragas
Me pregunto de qu¨¦ clase de ponzo?a hay que tener rellena la entra?a para no escribir ni un m¨ªsero p¨¦same por Grandes siendo el alcalde y la presidenta de la ciudad que evoc¨® como nadie
Me enter¨¦ de la muerte de Almudena Grandes por una alerta de Google, como nos enteramos de las peores nuevas los que vamos por la vida con el m¨®vil por cencerro. Acababa de apearme del coche tras varias horas de un desead¨ªsimo viaje con amigas tras meses boqueando en uno de esos vasos de agua en los que nos ahogamos tantos hasta que llega el aut¨¦ntico maremoto y tenemos que crecernos a la fuerza. Me vibr¨® el tel¨¦fono del curro, par¨¦ a ver qui¨¦n er...
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Me enter¨¦ de la muerte de Almudena Grandes por una alerta de Google, como nos enteramos de las peores nuevas los que vamos por la vida con el m¨®vil por cencerro. Acababa de apearme del coche tras varias horas de un desead¨ªsimo viaje con amigas tras meses boqueando en uno de esos vasos de agua en los que nos ahogamos tantos hasta que llega el aut¨¦ntico maremoto y tenemos que crecernos a la fuerza. Me vibr¨® el tel¨¦fono del curro, par¨¦ a ver qui¨¦n era el plasta que me molestaba en s¨¢bado, y me o¨ª chillar cual posesa: ¡°Se ha muerto Almudena¡± en plena calle. Se nos hel¨® la sangre. A nosotras y a quienes iban dribl¨¢ndonos ¡ªtres se?oras con tres trolleys obstruyendo la acera¡ª acord¨¢ndose de nuestros muertos. Nos miramos todos, nos reconocimos aun embozados, alzamos alto los ojos y seguimos camino sabiendo que acababa de producirse uno de esos instantes que recordar¨ªamos toda la vida.
All¨ª mismo, mis ¨ªntimas y yo nos juramentamos. Hac¨ªa un d¨ªa de perros, pero nos echamos a la calle a subir a Almudena al cielo de las grandes. A fe que lo hicimos. Nos lo comimos, nos lo bebimos, nos lo rajamos todo. Re¨ªmos, lloramos, nos sacamos las faltas, nos lamimos las heridas. Brindamos por nosotras tantas veces como nos trajeron una copa y cada brindis iba tambi¨¦n por ella. Por alguien que amaba la vida hasta el punto de prometer volver a firmar sus libros a sus lectores sabiendo como sabr¨ªa que ten¨ªa los d¨ªas contados. Por alguien incapaz de faltar a su compromiso ni en el lecho de muerte. Por alguien que, en el maremoto, mantuvo la cabeza a flote. Por eso, por esa mirada c¨®mplice entre desconocidos que vete a saber de qu¨¦ pie cojeaban, me pregunto de qu¨¦ clase de ponzo?a hay que tener rellena la entra?a para no escribir ni un m¨ªsero p¨¦same por Grandes siendo el alcalde y la presidenta de la ciudad que evoc¨® como nadie. Habr¨¢ m¨¢s viajes de bragas. El d¨ªa que volv¨ªamos sali¨® un sol de esc¨¢ndalo. La vida sigue.