Muere Almudena Grandes, la escritora que novel¨® la ¨¦pica de los perdedores
La autora de los ¡®Episodios de una guerra interminable¡¯, que falleci¨® esta tarde en Madrid a los 61 a?os de un c¨¢ncer, deja una obra que aun¨® la calidad y el ¨¦xito
Nadie como Almudena Grandes, la escritora madrile?a fallecida este s¨¢bado a los 61 a?os debido a un c¨¢ncer, ha tenido la fuerza y la constancia para darles a los derrotados del siglo XX espa?ol la ¨¦pica literaria que les faltaba. A partir de 2007, cuando public¨® El coraz¨®n helado, la carrera de Grandes encontr¨® un sentido que trascend¨ªa lo literario. Ella ya era una autora de ¨¦xito y de prosa s¨®lida (algunas de sus novelas anteriores como Los aires dif¨ªciles o Atlas de geograf¨ªa humana fueron especialmente celebradas por la cr¨ªtica), pero cuando concluy¨® El coraz¨®n helado, donde por primera vez se deten¨ªa en las vidas de aquellos exiliados republicanos y sus posteriores generaciones de inadaptados, vio el agujero negro por el que se perd¨ªan una buena parte de los espa?oles del siglo XX.
Sensibilizada y conectada con el movimiento de memoria hist¨®rica, Grandes comenz¨® en 2010 uno de los proyectos literarios de m¨¢s largo alcance de la narrativa contempor¨¢nea en espa?ol: los Episodios de una guerra interminable, una saga de seis novelas que atravesaban lo peor de la historia del siglo XX. Antes de sacar el primer t¨ªtulo a la calle, In¨¦s y la alegr¨ªa, Grandes ya sab¨ªa qu¨¦ iba a contar en los cinco siguientes. Era ese tipo de escritores que monta los andamios y delinea planos antes de empezar el edificio. Deja dise?ado en uno de sus habituales cuadernos la trama del ¨²ltimo libro de la serie, que ahora ya no llegar¨¢ a sus lectores uno de estos febreros, el mes que le gustaba para estrenar sus novedades. Hay, sin embargo, una obra p¨®stuma, que su editor en Tusquets, Juan Cerezo, considera una suerte de ep¨ªlogo dist¨®pico a los Episodios. La escritora consagr¨® a este libro sus ¨²ltimos esfuerzos. En el art¨ªculo publicado el pasado 10 de octubre en el EPS, donde anunciaba que hac¨ªa un a?o que le hab¨ªan diagnosticado un c¨¢ncer, explicaba que seguir¨ªa ¡°desaparecida una buena temporada¡± para encerrarse a corregir esta novela.
Su objetivo con los Episodios era lograr un fresco hist¨®rico, al estilo de Gald¨®s con el XIX, que permitiese retratar lo micro y lo macro, la atm¨®sfera de un pa¨ªs cuarteado por una guerra y las historias reales que hab¨ªan sido ocultadas. Si gracias al primer t¨ªtulo los lectores descubrieron aquella tentativa fracasada de los comunistas exiliados en Francia, que invadieron el Valle de Ar¨¢n en el Pirineo de L¨¦rida en octubre de 1944, con el que obtuvo el premio Nacional de Narrativa, Los pacientes del doctor Garc¨ªa (2017), saca a la luz la red montada por Clara Stauffer en Madrid para refugiar a nazis en una dictadura que tanta simpat¨ªa hab¨ªa mostrado por Hitler.
En el ¨²ltimo publicado hasta ahora, La madre de Frankenstein, indag¨® en la biograf¨ªa de Aurora Rodr¨ªguez Carballeira, acaso la parricida m¨¢s famosa del siglo XX espa?ol, que tirote¨® a su hija Hildegart Rodr¨ªguez Carballeira para no perder su control sobre ella, despu¨¦s de haberla moldeado durante a?os para convertirla en un modelo de mujer ideal. Aurora, que acabar¨ªa ingresada en el manicomio de Ciempozuelos (Madrid), atrap¨® a la escritora, que la eligi¨® para novelar de su mano los crudos a?os cincuenta. ¡°En los cuarenta hab¨ªa m¨¢s hambre y menos empleo, pero hab¨ªa esperanza de que Franco no se eternizara. En los cincuenta sigui¨® la pobreza y lleg¨® la desolaci¨®n absoluta, ya se sab¨ªa que Franco iba a continuar en el poder y se hab¨ªa aniquilado la resistencia interior¡±, explicaba la novelista a EL PA?S en enero de 2020, durante una visita por las instalaciones de Ciempozuelos donde transcurr¨ªa la obra.
Grandes ten¨ªa la curiosidad de la historiadora y la potencia de la novelista. Ambas cualidades le permit¨ªan construir unos artefactos redondos, donde el rigor cient¨ªfico y la documentaci¨®n estaban al servicio de una trama pensada para emocionar y remover. La literatura naci¨® para eso, para vivir otras vidas y llorar otras penas. La historia lo hizo para acreditar que otras vidas y otras penas existieron. Almudena Grandes, desde luego, no invent¨® la novela hist¨®rica, pero s¨ª una manera de hacer novela hist¨®rica singular, marcada por su propia formaci¨®n como historiadora, que la empujaba a acreditar cada detalle real (no hay m¨¢s que ver las notas finales de sus libros, donde expone cu¨¢les fueron los hechos y cu¨¢les las elucubraciones literarias), sin que nada de esto empa?ase su pulso narrativo. Sobre los Episodios reflexionaba en 2017 en una entrevista: ¡°Esta serie me ha devuelto al proyecto de historiadora que fui. La que ha ajustado cuentas es la historia conmigo. Un mont¨®n de a?os despu¨¦s me ha demostrado hasta qu¨¦ punto es importante lo que estudi¨¦. Probablemente yo no la habr¨ªa escrito igual si no fuera historiadora¡±.
El pulso literario estaba ah¨ª desde siempre, desde que protagoniz¨® uno de los estrenos m¨¢s exitosos de la joven literatura de la joven democracia. Con Las edades de Lul¨² (1989), su primer libro, se convirti¨® en un fen¨®meno. Nadie hab¨ªa o¨ªdo hablar de aquella licenciada en Historia que destripaba con atrevimiento el deseo de una mujer sin caer ni en la sensibler¨ªa de la novela rom¨¢ntica ni en la pornograf¨ªa de los cines X. Con aquel relato que arras¨® en ventas, gan¨® el premio La sonrisa vertical. Era la literatura justa que necesitaba una sociedad que se quer¨ªa desprender de la pelusa pacata del franquismo, transformar sus vivencias m¨¢s ¨ªntimas y, tambi¨¦n, la que empezaba a sentir cierta desilusi¨®n pol¨ªtica. Un estreno tan influyente en su historial que muchos de los obituarios que le est¨¢n dedicando la recuerdan como la autora de Las edades de Lul¨², como si la quincena de libros de ficci¨®n posteriores no le hiciesen sombra.
Y se la hicieron. Grandes, que podr¨ªa haberse perdido y convertido en la autora de un solo ¨¦xito, logr¨® trazar un camino literario propio marcado por novelas ic¨®nicas como Malena es un nombre de tango o Los aires dif¨ªciles, por citar dos t¨ªtulos anteriores a su etapa de novela hist¨®rica, y que acabar¨ªan encontrando una gran acogida internacional. Con los Episodios sinti¨®, sin embargo, que encontraba una misi¨®n, proporcionar el relato de las vicisitudes de unos personajes a los que tambi¨¦n se hab¨ªa desterrado de la literatura durante d¨¦cadas. Por esos libros circulaban seres reales que hab¨ªan protagonizado el siglo XX espa?ol, desde la Pasionaria (hay que leer a In¨¦s y la alegr¨ªa para desprender a Dolores Ibarruri de su manto de virgen comunista y adentrarse en su pasi¨®n por el militante Francisco Ant¨®n) al siniestro psiquiatra eugenista Antonio Vallejo N¨¢jera que desfila por La madre de Frankenstein o el presidente del Gobierno Juan Negr¨ªn, al que coloca en Los pacientes del doctor Garc¨ªa en su exilio londinense al frente de una conspiraci¨®n para devolver por v¨ªa diplom¨¢tica la democracia que se perdi¨® por las armas. Un riesgo de a¨²pa, poner a seres reales a vivir ficciones. Ella explicaba su m¨¦todo: ¡°Para escribir una novela as¨ª hay que llegar a un equilibrio perfecto entre la libertad creativa y la lealtad a la verdad hist¨®rica¡±.
¡°Me he convertido en una escritora antisistema¡±
Pero los protagonistas de los Episodios fueron seres corrientes, como Manolita Perales, la chica normal que aspiraba a tener un marido al que llevarle la comida a diario y que acaba enredada entre la oposici¨®n comunista de la posguerra en Las tres bodas de Manolita. En esta novela de nuevo mostraba algo que hab¨ªa estado oculto: los trabajos forzados de menores, hijos de republicanos, en ¨®rdenes religiosas. ¡°En este momento¡±, afirmaba en 2017, ¡°me he convertido en una escritora antisistema. No lo parezco porque no llevo rastas pero en la medida en que mi relato no contribuye a afianzar la versi¨®n de la equidistancia, soy consciente de que mantengo una versi¨®n disidente en el contexto de la literatura contempor¨¢nea¡±. T¨ªtulos como Los besos en el pan (2015), una novela que se le col¨® entre los Episodios apremiada por los efectos que la crisis econ¨®mica de 2008 caus¨® a su alrededor, transparentaban su compromiso con los desfavorecidos del presente. ¡°A esto lo llamamos crisis econ¨®mica pero ha sido una guerra de los poderes financieros y los especuladores contra las soberan¨ªas de las democracias. Pens¨¦ que esta realidad no era tan distinta de mis Episodios, una situaci¨®n en la que los espa?oles intentan resistirse salvajemente a la represi¨®n y el empobrecimiento¡±, contaba cuando se public¨®. De nuevo, sus personajes eran los derrotados, los despose¨ªdos por la gran hecatombe financiera que regal¨® el ultraliberalismo. Esa obra, quiz¨¢s m¨¢s urgente y menos puntillista que otras, compart¨ªa elementos del universo literario de Grandes, atravesado por la esperanza como una forma de lucha y la solidaridad como un ir por la vida.
Su obra, que goz¨® del favor de los lectores (m¨¢s de 1,3 millones de libros vendidos de los Episodios), suscit¨® un aplauso institucional fr¨ªo. Su premio m¨¢s importante fue el Nacional de Narrativa en 2018. Su compromiso pol¨ªtico la conectaba en parte con esa generaci¨®n de plata que se perdi¨® en la guerra y el exilio y la hac¨ªa inc¨®moda para una parte del sistema. ¡°Republicana, de izquierdas y anticlerical¡±, as¨ª se present¨® en su primera columna en este diario en enero de 2008, donde sustituy¨® en la contraportada a Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n. Sent¨ªa cierta soledad ideol¨®gica y mucho fervor de los lectores. Conceb¨ªa su trabajo de articulista como portavoz de causas de la sociedad civil. Parte de esos textos se recopilaron en La herida perpetua en 2019. Nunca dej¨® de comprometerse en p¨²blico para ahorrarse cr¨ªticas.
De todos sus personajes siempre sinti¨® debilidad por los supervivientes.
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