El debate nuclear y los puestos de trabajo
La UE debe plantearse qu¨¦ grado de proteccionismo debe adoptar tanto para rectificar la globalizaci¨®n en su expresi¨®n actual como para que el empleo no sufra un progresivo deterioro
EL PA?S editorializaba el pasado d¨ªa 12 su razonable extra?eza que siendo la energ¨ªa nuclear fuente de un 20% de nuestra electricidad, Espa?a est¨¦ claramente del lado antinuclear, choc¨¢ndole que una decisi¨®n, profundamente pol¨ªtica y trascendente, ocurriera con total ausencia de debate al respecto, pese a las inc¨®gnitas que genera la endiablada combinaci¨®n de cambio clim¨¢tico y crisis energ¨¦tica.
Recogemos el desaf¨ªo y debatamos desde la ¨®ptica del empleo, tras saludar el trabajo hecho por verdes y diplom¨¢ticos y reconocer que quiz¨¢s hemos pecado de voluntarismo sobre la capacidad real de la ONU para establecer compromisos efectivos y de envergadura, confundi¨¦ndola con un sujeto de la gobernanza mundial capaz de imponer los tit¨¢nicos esfuerzos que hay que abordar para cumplir los objetivos clim¨¢ticos 2030 y 2050.
En Glasgow, federaciones sindicales mundiales y representativas del sector energ¨¦tico declararon que la energ¨ªa nuclear ¡°ya ha ahorrado 70.000 millones de toneladas de emisiones de CO? en todo el mundo y proporciona energ¨ªa limpia a cientos de millones de personas, siendo la ¨²nica fuente de electricidad limpia disponible las 24 horas del d¨ªa, haga el tiempo que haga. Sin nuevas inversiones, en 2040 se perder¨¢n m¨¢s de 100 gigavatios que abastecen a 200 millones de hogares y costando probablemente medio mill¨®n de puestos de trabajo¡±.
El punto 52 del flamante Pacto Clim¨¢tico de Glasgow alerta de que la transici¨®n clim¨¢tica necesita ¡°garantizar transiciones justas que promuevan el desarrollo sostenible y la erradicaci¨®n de la pobreza, as¨ª como la creaci¨®n de trabajo decente y empleos de calidad¡±. Preocupaci¨®n m¨¢s que justificada en lo que respecta a Espa?a, ya que las pol¨ªticas de empleo no van a dar respuestas m¨ªnimamente suficientes a lo que van a exigir las familias trabajadoras espa?olas, y sobre todo los j¨®venes. Nuestra potencialidad de empleo, basada en los servicios y el turismo, o el autom¨®vil, am¨¦n de la construcci¨®n ya demediada por la crisis de 2008, son muy vulnerables a las transformaciones digital y verde.
ONU locuta causa NO finita, y aqu¨ª la pelota est¨¢ en manos de la UE, ¨²nico ente geoestrat¨¦gico representado por partida doble en Glasgow: Comisi¨®n Europea y Estados miembros. En breve, la Comisi¨®n publicar¨¢ su primera clasificaci¨®n (taxonom¨ªa) con la lista de actividades econ¨®micas financiables y coherentes con el Pacto Verde Europeo, y su respuesta a las tres crisis del Antropoceno: clima, biodiversidad y medioambiente.
La taxonom¨ªa pos Glasgow tiene tres temas, trascendentes para el empleo, pendientes de urgente decisi¨®n: el futuro de la energ¨ªa nuclear, el papel del gas en la transici¨®n energ¨¦tica y la conexi¨®n de la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n (PAC) con los objetivos clim¨¢ticos. Queda todav¨ªa, por avanzar m¨¢s, la denominada taxonom¨ªa social, para garantizar en las inversiones futuras el respeto al pilar europeo de empleo y derechos sociales.
Las argumentaciones en torno a la energ¨ªa nuclear son m¨²ltiples, por lo que en el imprescindible debate, poscovid y pos COP26 habr¨¢ que evitar las pasiones talibanas. Conocemos las posiciones sobre la inclusi¨®n de la energ¨ªa nuclear en la taxonom¨ªa: Alemania ha venido encabezando la postura a favor del gas y contra la nuclear; Francia juega la carta nuclear. Emmanuel Macron justifica esta posici¨®n para garantizar el suministro el¨¦ctrico y lograr la neutralidad de carbono en 2050. Espa?a, por boca de la vicepresidenta Teresa Ribera, es mucho m¨¢s radical, ya que no quiere que sean elegibles para fondos europeos ni la energ¨ªa nuclear, ni el gas. El debate de lo nuclear es la piedra de toque sobre la unidad que la Uni¨®n Europea necesita en torno a su modelo social y el empleo, para desde la conciliaci¨®n reforzarse y mantener una diversificaci¨®n de sus fuentes de energ¨ªa primaria, que afronte tanto la transici¨®n clim¨¢tica, como las eventuales crisis del precio del kilovatio.
Liderar la lucha frente a la crisis clim¨¢tica supone, para la UE, entrar en conflicto con la globalizaci¨®n y sus mercados, frente a Estados Unidos y China decididamente proteccionistas y con la vecindad de Estados geopol¨ªticamente agresivos como Rusia. Aquellos que aspiramos a mantener y comprometer el objetivo clim¨¢tico deberemos pensar en un cierto proteccionismo, con toda la incorrecci¨®n pol¨ªtica que despierte. Admirando los esfuerzos de la Comisi¨®n en materia industrial y de servicios, puede que no sea suficiente para el mantenimiento de nuestros empleos si el resto del mundo, particularmente estadounidenses y chinos, marcan ritmos distintos y distantes, demorando el cumplimiento de los objetivos clim¨¢ticos, lo que le dar¨ªa una ventaja competitiva que se sumar¨ªa a las hegemon¨ªas ya adquiridas con conglomerados digitales: las grandes empresas tecnol¨®gicas (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft), Huawei, Tencent y Alibaba. La defensa del empleo toma otras prospectivas si este an¨¢lisis es correcto.
El debate de lo nuclear lleva a preguntarse sobre el grado de proteccionismo que la UE debe adoptar tanto para rectificar la globalizaci¨®n en su expresi¨®n actual, para que nuestro empleo no sufra un progresivo deterioro, como que simult¨¢neamente, Espa?a honre los compromisos que ha tomado con la ONU, con el planeta y con las nuevas generaciones.
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