Simple y sin mezcla
Quiz¨¢ debamos recordar que, para ser libres, necesitamos que nuestros gobernantes nos hablen con franqueza
Lo simple es lo que se ve tal cual es, a primera vista, sin pliegues. Lo asociamos a la autenticidad, lo que no implica que hablemos aqu¨ª de ninguna suerte de pureza moral. Lo simple es lo que reconocemos al verlo, sin mezcla: si bebemos vino, sabemos que estamos bebiendo vino. Y es as¨ª como Horacio describ¨ªa lo cl¨¢sico: Simplex et unum, simple y sin mezcla. En fin, se preguntar¨¢n ustedes a qu¨¦ viene este comienzo. Y es que creo que hemos vuelto a los cl¨¢sicos en muchos sentidos. Por ejemplo, en el perfil de los gobernantes que m¨¢s valoramos, como Biden, Jacinda Ardern o Merkel, mandata...
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Lo simple es lo que se ve tal cual es, a primera vista, sin pliegues. Lo asociamos a la autenticidad, lo que no implica que hablemos aqu¨ª de ninguna suerte de pureza moral. Lo simple es lo que reconocemos al verlo, sin mezcla: si bebemos vino, sabemos que estamos bebiendo vino. Y es as¨ª como Horacio describ¨ªa lo cl¨¢sico: Simplex et unum, simple y sin mezcla. En fin, se preguntar¨¢n ustedes a qu¨¦ viene este comienzo. Y es que creo que hemos vuelto a los cl¨¢sicos en muchos sentidos. Por ejemplo, en el perfil de los gobernantes que m¨¢s valoramos, como Biden, Jacinda Ardern o Merkel, mandatarios que transmiten franqueza y cuidado al decir las cosas, ofreciendo su palabra casi como un contrato con efectos vinculantes.
Quiz¨¢s sea la incertidumbre lo que ha devuelto su peso a la palabra dada, como si trat¨¢ramos de corregir la vulnerabilidad que trajo la pandemia. Si, hace no tanto, llam¨¢bamos ¡°posverdad¡± a la decadencia del valor de la verdad en nuestras sociedades, a una forma de ejercer el juicio pol¨ªtico mediada casi en exclusiva por meras emociones, creencias previas o por el idolatrado l¨ªder, hoy descubrimos con Johnson que el hechizo puede deshacerse. Y es que el hombre que encarn¨® las mentiras del Brexit y trastoc¨® nuestra comprensi¨®n de Europa como una comunidad basada en la reciprocidad y la confianza; quien sobrevivi¨® a su gur¨² Cummings y al esc¨¢ndalo de Cambridge Analytica; el eg¨®crata de la reacci¨®n populista, el adalid, junto a Trump, de la deserci¨®n anglosajona de Occidente, se deshace ahora como un azucarillo ante su ciudadan¨ªa y su partido. ?Y por qu¨¦? Porque minti¨®. Pero, ?acaso no hab¨ªa mentido siempre?
Esta vez lo hizo sobre su ocioso encuentro social en Downing Street mientras la ciudadan¨ªa cumpl¨ªa la normativa impuesta por la covid. Dicen que la rebeli¨®n conservadora, despu¨¦s de que 100 diputados rechazaran sus medidas anticovid, se debe a su incapacidad para explicar la gravedad de la situaci¨®n, aunque otros aleguen que el motivo es un supuesto asalto autoritario a la libertad. En realidad, el ataque a la libertad se produce cuando un gobernante miente. Como buen populista, Boris solo trata de demostrar que ¡°tiene el poder sobre la verdad misma¡±, en palabras de Mascha Gessen. Pero, ?y si los tiempos estuvieran cambiando? ?Cu¨¢ntas mentiras puede soportar una democracia? Esta vez, es la prensa brit¨¢nica la que ha desvelado el enga?o y, al contrario de lo sucedido con las famosas im¨¢genes del Nation Hall mostradas por The New York Times a los votantes de Trump, los ciudadanos no parecen dispuestos a aceptar como verdad lo que diga un charlat¨¢n que trata de imponer su personal redescripci¨®n de la realidad. Ahora que viene una nueva ola que supondr¨¢ m¨¢s restricciones, quiz¨¢ debamos recordar que, para ser libres, necesitamos que nuestros gobernantes nos hablen con franqueza, y quiz¨¢ as¨ª todos honremos de nuevo a la verdad.