Como el D¨ªa de la Marmota, pero con mascarilla
La decisi¨®n de volver a las mascarillas en exteriores ha unido a la mayor¨ªa de los tuiteros
Llevamos a?os leyendo art¨ªculos sobre c¨®mo Twitter contribuye a polarizar el debate pol¨ªtico: compartimos m¨¢s los mensajes pol¨¦micos que apelan a las emociones y nos dividen en bandos, dejando olvidados y relegados los que ofrecen puntos de encuentro. La propia empresa lleva tiempo intentando combatir este ambiente t¨®xico para favorecer lo que llama ¡°conversaciones m¨¢s sanas, abiertas y educadas¡±.
Pues el nuevo CEO de la empresa, Parag Agrawal, podr¨ªa fijarse en lo que pas¨® en Twitter este mi¨¦rcoles por la tarde: durante unas horas casi todo el mundo se puso de acuerdo. El milagro lo obr¨® Pedro S¨¢nchez, presidente del Gobierno de Espa?a, que herman¨® a espa?oles de todo el pa¨ªs y de todas las tendencias pol¨ªticas. En su contra, pero los herman¨®. Fue tras el anuncio de que la mascarilla en exteriores volver¨¢ a ser obligatoria, una medida que no gust¨® ni a m¨¦dicos, ni a periodistas, ni a humoristas, ni a casi nadie que tuviera la app de Twitter instalada en el m¨®vil.
Para que se hagan una idea, tuitearon en contra Isabel D¨ªaz Ayuso, presidenta de la comunidad de Madrid; ??igo Errej¨®n, diputado de M¨¢s Pa¨ªs, y Gabriel Rufi¨¢n, portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya en el Parlamento. Hab¨ªa llamadas a la insumisi¨®n y reflexiones sobre c¨®mo esta decisi¨®n daba gasolina a los mensajes negacionistas. Y muchos manifestaban la opini¨®n de que se trata de una medida cosm¨¦tica, para dar la impresi¨®n de que se est¨¢ haciendo algo.
Lo de S¨¢nchez tiene m¨¦rito. Cualquier otro anuncio habr¨ªa provocado discusiones politizadas: el pasaporte covid, la limitaci¨®n de aforos, el teletrabajo¡ Pero no, el presidente acert¨® con la ¨²nica decisi¨®n en la que costaba encontrar a alguien que estuviera de acuerdo. Los m¨¢s comprensivos con el anuncio recordaban que en las aglomeraciones es buena idea llevarla¡ Pero eso est¨¢ ya recogido en la norma actual. Y otros apuntaban, no sin raz¨®n, que ha de ser casi imposible poner de acuerdo a todos los presidentes auton¨®micos, dada la disparidad de opiniones. Pero nadie dijo que fuera f¨¢cil o, como tuiteaba @DaniBordas, ¡°poner a las comunidades aut¨®nomas firmes para que refuercen la sanidad p¨²blica es m¨¢s l¨ªo¡±.
Hacer la mascarilla obligatoria en exteriores tiene m¨¦rito porque debe ser la ¨²nica medida capaz de enfadar a la vez a gente de pensamiento cient¨ªfico y magufos por igual.
— Fernando de C¨®rdoba (@gamusino) December 22, 2021
Nunca hab¨ªa visto tal desesperaci¨®n ante el nivel de incompetencia pol¨ªtica que estamos viviendo en estos momentos cruciales.
— Roc¨ªo Vidal (@SchrodingerGata) December 22, 2021
?Que no necesitamos mascarillas en exteriores! Dejad de cargar al ciudadano con el peso de haber abandonado la atenci¨®n primaria.
Esto es demencial.
La mascarilla en exteriores es acient¨ªfica, in¨²til, y un pisoteo continuo a la salud mental de los espa?oles.
— Dr Marcos Gallego (@marcos_gallego) December 22, 2021
No se me ocurre peor medida de maquillaje, alentada por caciques auton¨®micos, y aprendices de dictador motivados por el p¨¢nico causado por medios.
NO ES CIENCIA.
Twitter no es el mundo real, aunque forme parte de ¨¦l, y seguro que hay gente que ve muy bien esta medida. Pero por los tuits parec¨ªa que el debate sobre la mascarilla en exteriores estaba tan superado como desinfectar las escaleras mec¨¢nicas del metro o cerrar los parques. Tanto, que se comparti¨® varios centenares de veces un art¨ªculo de EL PA?S en el que Manuel Ansede recog¨ªa la opini¨®n de expertos sobre el asunto: ¡°Cient¨ªficos de primera fila cuestionan la mascarilla obligatoria al aire libre y con distancia¡±. Y se difundi¨® especialmente la frase con la que arrancaba el texto: ¡°Llevar puesta la mascarilla al aire libre y met¨¦rsela en el bolsillo al entrar en un bar es como llevar puesto el casco para caminar y quit¨¢rselo para montar en moto¡±. Pues bien, este art¨ªculo es de abril. Esto es como el D¨ªa de la Marmota, aunque al menos en Atrapado en el tiempo Bill Murray aprend¨ªa algo y acababa tocando el piano de maravilla.
Siendo optimistas, puede que todo sea una estrategia de S¨¢nchez para que pasemos las Navidades sin discutir con los familiares y amigos a los que podamos ver estos d¨ªas. ¡°Que nos odien a nosotros, pero que no se odien entre ellos¡±, habr¨ªa dicho el presidente, golpeando la mesa con el pu?o y consciente del sacrificio que estaba haciendo. Quiz¨¢s ese es el verdadero significado de la Navidad: criticar al Gobierno.
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