La credibilidad de las encuestas

El a?o 2021 ha roto estad¨ªsticas en m¨²ltiples sentidos, pero tambi¨¦n en el campo de la demoscopia. En esos 12 meses se han publicado m¨¢s encuestas sobre estimaci¨®n de voto que en cualquier etapa anterior, y m¨¢s del doble que en cualquier otro a?o (exactamente 207). Lo singular, sin embargo, no es solo la cantidad, sino la calidad de esas encuestas: solo el CIS, obligado por ley, ofrece los microdatos de sus bar¨®metros. Nadie m¨¢s los publica. El resto de las encuestas no los hacen p¨²blicos; solo dos institutos privados difunden la intenci¨®n directa de voto: el resto ¨²nicamente la cocina. Ninguno divulga las tripas completas del trabajo sociol¨®gico en el que se basan los pron¨®sticos de voto o estimaci¨®n de esca?os. La transparencia es irrenunciable para poder identificar el alcance, veracidad, fiabilidad y confianza que merece una encuesta que pronostica resultados electorales o liderazgos en intenci¨®n de voto. Sin esos microdatos, pueden acabar convertidas en poco m¨¢s que muletas ret¨®ricas para los intereses de los partidos favorecidos en ellas.

Espa?a abre en 2022 un bienio electoral que tendr¨¢ su primera cita en las sorpresivamente adelantadas elecciones de Castilla y Le¨®n. Le seguir¨¢n las andaluzas, auton¨®micas y municipales, y generales. Y en las v¨ªsperas de ese ciclo, El PA?S y la Cadena SER inician este enero la publicaci¨®n mensual de bar¨®metros electorales y de clima de opini¨®n destinados a ofrecer a la ciudadan¨ªa sus diagn¨®sticos, pero tambi¨¦n los datos efectivos en que se fundan. Este lunes, cuando se publique la segunda parte de la encuesta, los microdatos que nos han permitido llegar a nuestras conclusiones estar¨¢n abiertos a todos. Cada lector ¡ªy los profesionales de la demoscopia¡ª podr¨¢ extraer sus propias conclusiones en torno a las preguntas, respuestas y porcentajes. Queremos contribuir as¨ª a un clima de transparencia que verdaderamente ayude a los ciudadanos a formarse una opini¨®n lejos de los intereses de parte.

La transparencia necesaria en una sociedad asediada por bulos informativos y mentiras impunes exige ser reforzada tambi¨¦n por una reforma de la Ley Org¨¢nica del R¨¦gimen Electoral General (LOREG) de 1985. Cada vez que se celebran elecciones en Espa?a se constata la distancia sideral entre esa ley y la sociedad digital. No tiene sentido a estas alturas la prohibici¨®n de publicar encuestas electorales cinco d¨ªas antes de la celebraci¨®n de unos comicios, cuando empresas demosc¨®picas, partidos pol¨ªticos, medios de comunicaci¨®n y todo aquel que pueda pagarse una encuesta dispone de datos de ¨²ltima hora hasta el mismo d¨ªa en que se abren las urnas. Todos, menos el ciudadano que decide con su voto el rumbo del pa¨ªs. La prohibici¨®n no impide, adem¨¢s, que se publiquen mediante todo tipo de subterfugios o en el extranjero encuestas de dudosa calidad, sin ficha t¨¦cnica ¡ªa pesar de que obliga la LOREG¡ª, y con un ¨¢nimo evidente de influir. Acabar con este embargo es algo que deber¨ªa hacerse extensivo m¨¢s all¨¢ del periodo electoral. No es, desde luego, el ¨²nico aspecto a reformar de la ley electoral. El voto rogado para los espa?oles en el exterior, la obligatoriedad de los debates entre candidatos o el sistema distributivo de votos y esca?os claman tambi¨¦n por su reforma en un momento en el que la democracia debe protegerse de sus enemigos con transparencia y pulcritud.