Putin: ?Un patriota?
El resto del planeta no debe acatar sin m¨¢s los caprichos del presidente ruso. Occidente no puede hacer m¨¢s concesiones porque ser¨ªa renunciar a las cosas m¨¢s admirables que ha conquistado
Vladimir Putin, el hombre que est¨¢ a punto de sumir a Europa en una guerra de impredecibles resultados, no es un intelectual ni un hombre de libros: la educaci¨®n que recibi¨® es la de un funcionario de la polic¨ªa pol¨ªtica de la URSS, el KGB. Estuvo alg¨²n tiempo en Alemania Oriental, un pa¨ªs que, se dec¨ªa, era el m¨¢s pr¨®spero de los que conformaban la URSS, una fantas¨ªa, pues, cuando ese pa¨ªs sali¨® de la esfera sovi¨¦tica, se descubri¨® que era bastante atrasado. Han pasado varios a?os desde que se reintegr¨® a Alemania y todav¨ªa es pobre respecto a la Alemania Occidental.
Yeltsin, un dem¨®crata borracho y metepatas, cometi¨® el error de promover a Putin y llevarlo al poder, algo que le dio mucha popularidad cuando Rusia parec¨ªa a punto de estallar en el desorden descomunal que padec¨ªa, pues puso orden en aquel caos y los rusos (no todos) creyeron que, con ¨¦l en el poder, advendr¨ªa un tiempo de paz y de prosperidad para el pa¨ªs.
Rusia dej¨® de ser comunista desde entonces, pero no es democr¨¢tica ni liberal, y practica un capitalismo de amiguetes, donde, a condici¨®n de estar callado y seguir a pie juntillas las disposiciones del poder, uno puede hacerse rico y hasta billonario. Pero no trate usted de visitar el barrio de Mosc¨² donde viven los poderosos aliados de Putin, pues una barrera policial se lo impide, como tuve ocasi¨®n de comprobar hace tres a?os, en que estuve all¨¢.
Los rusos que admiran a Putin creen todo lo que ¨¦ste les dice ¡ªno son ya muy numerosos, como muestra el fen¨®meno Navalni, a quien el poder trat¨® de asesinar y tiene ahora en una c¨¢rcel¡ª y muchos de ellos comparten su creencia de que Ucrania es parte de la Rusia de los zares, porque los m¨¢s antiguos nacieron y est¨¢n enterrados all¨ª, como si las orograf¨ªas nacionales se mantuvieran intactas al correr de los siglos y, sobre todo en el continente europeo, no hubiera cambiado cientos de veces de conformaci¨®n y naturaleza a lo largo de su historia.
Putin ya recuper¨® para Rusia la pen¨ªnsula de Crimea, una parte de Ucrania que, ahora, se dir¨ªa que es definitiva; la operaci¨®n militar dej¨® muchos muertos, ya olvidados. Pero la solicitud de ingreso a la OTAN del nuevo gobierno ucranio ha excitado la indignaci¨®n de los dirigentes rusos, que, por lo pronto, han puesto 100.000 militares en la frontera oriental de ese pa¨ªs, y en sendas cartas a Estados Unidos y a la OTAN, la defensa de Occidente, han pedido garant¨ªas, es decir, una prohibici¨®n expresa de que los pa¨ªses lim¨ªtrofes con Rusia se incorporen a la OTAN, algo que, obviamente, est¨¢ re?ido con la libertad de cada pa¨ªs, de ser miembro ¡ªsobre todo trat¨¢ndose de defender su independencia¡ª de cualquier organizaci¨®n que exista y est¨¦ garantizada por los tratados internacionales.
?Estallar¨¢ una guerra que ponga en peligro la paz del mundo y que podr¨ªa degenerar en una confrontaci¨®n at¨®mica, que, luego de la pandemia del coronavirus, dejar¨ªa al resto del planeta en estado de delicuescencia o acabar¨ªa con ¨¦l? Yo, personalmente, no lo creo, aunque, por supuesto, toco madera, pues todo podr¨ªa ocurrir. Me imagino que Putin se ha acostumbrado a poner al mundo de rodillas con sus desplantes y amenazas y que, por primera vez, advierte que el resto de la comunidad, es decir el Occidente, reacciona a sus provocaciones con advertencias muy concretas: la de castigarlo con el cierre del suministro de gas a Europa.
Esta amenaza, por lo dem¨¢s, no parece dejar tan contentos a los pa¨ªses que se ver¨ªan m¨¢s afectados por el cierre, como Alemania, donde ya se han registrado algunos respingos adversos de los nuevos dirigentes, y hasta en Francia, donde el Presidente Macron trata de iniciar un di¨¢logo con el dirigente ruso, algo que no es tan f¨¢cil ni de resultados tan inmediatos. Y el dirigente h¨²ngaro, Orb¨¢n, se ha apresurado a ir a Mosc¨² a proclamar su solidaridad con los rusos, en el curso de una entrevista con Putin, que lo ha declarado ¡°el mejor amigo que tenemos en el mundo occidental¡±.
En todo caso, es obvio que las amenazas de Estados Unidos y de los pa¨ªses de la OTAN no reciben el respaldo un¨¢nime ni igual de en¨¦rgico de todos quienes ser¨ªan v¨ªctimas de una agresi¨®n rusa y de Putin, en su af¨¢n de reconstituir lo que fue el imperio sovi¨¦tico en tiempos del estalinismo. Esta posible cesura en los pa¨ªses de Occidente, que elevar¨ªa el coste del suministro de energ¨ªa en varios de ellos ¡ªcomo Espa?a, por ejemplo¡ª, es una debilidad que podr¨ªa animar al dirigente ruso a cumplir con su amenaza, pese a las en¨¦rgicas declaraciones de Estados Unidos y la OTAN de que, si Rusia rompe la paz e invade Ucrania, recibir¨ªa un castigo sin precedentes que podr¨ªa resquebrajar su econom¨ªa y enfrentarlo a una ofensiva militar.
?Qu¨¦ ocurrir¨¢, finalmente? Mi impresi¨®n es que, puesto en el disparadero, Putin calcular¨¢ que los riesgos son demasiado grandes para Rusia de que haya una ofensiva general de Occidente contra su pa¨ªs y que, en efecto, podr¨ªa significar el final de la popularidad con que, de manera relativa, ha contado hasta ahora en Rusia, y que la oposici¨®n, que ha crecido en estos ¨²ltimos a?os, podr¨ªa desalojarlo del poder y quiz¨¢s eso lo obligue a contenerse. Todo esto es mera especulaci¨®n. Tambi¨¦n podr¨ªa ocurrir que, advirtiendo las potenciales diferencias que hay en Occidente entre Estados Unidos y los pa¨ªses v¨ªctimas de un corte del suministro de energ¨ªa, Putin se sienta con fuerzas para invadir Ucrania, a como salga. Me parece que esta opci¨®n es m¨¢s dif¨ªcil, pero no imposible. Los ¡°hombres fuertes¡± en el poder, como ¨¦l, pueden jugarse a veces el todo por el todo. Hay que hacer lo posible ¡ªy lo imposible¡ª para que esta circunstancia no se d¨¦ puesto que nadie sabe lo que podr¨ªa significar una guerra en la actualidad, con los gigantescos escondrijos de bombas y artiller¨ªa at¨®mica que tienen los pa¨ªses que se enfrentar¨ªan. Fundamentalmente dos, Rusia y Estados Unidos. El resto jugar¨ªa simplemente el papel de reclutas y de v¨ªctimas, ya que ninguno de ellos ¡ªy las bravatas de Boris Johnson menos que ninguna otra¡ª est¨¢ en condiciones de resistir una agresi¨®n at¨®mica.
Estoy bastante seguro de que a nada de ese final pesimista se llegar¨¢. Y que el antiguo miembro del KGB, donde ense?aron a Putin el judo que le permite, para la publicidad, derribar f¨¢cilmente a sus adversarios bajo las c¨¢maras, contendr¨¢ por el momento sus ansias de resucitar el imperio sovi¨¦tico y el sistema occidental respirar¨¢ m¨¢s tranquilo luego de la zozobra de estos d¨ªas. Porque una tercera guerra mundial no ser¨ªa limitada y sin el uso de esas armas que podr¨ªan desparecer a un mill¨®n de personas (o muchas m¨¢s) de un solo disparo. En el pasado, ese entretenimiento de los poderosos era posible porque, aun con los errores, la matanza resultaba controlable. Ahora ya no; un descuido, por m¨ªnimo que fuera, puede provocar el fin del mundo.
?Significa esto que el resto del planeta debe inclinarse, retroceder y acatar sin m¨¢s los caprichos del ¡°patriota¡± que gobierna Mosc¨²? Tampoco lo creo. Me parece que se ha llegado a un l¨ªmite, y que Occidente no puede hacer m¨¢s concesiones al dirigente ruso, porque ser¨ªa renunciar a las cosas m¨¢s admirables que ha conquistado, entre ellas la libertad y la democracia, que han dignificado la vida de millones de seres humanos. Pensamos que, en medio del caos que vivi¨® al final del imperio, Rusia las obtendr¨ªa tambi¨¦n. Era otra fantas¨ªa.
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