Las aguafiestas del entrenador del Rayo
Frente a quienes banalizan y rebajan a broma lo de querer ¡°cargarse a una t¨ªa entre todos¡±, el peor pecado es callarse
Como si alguien hubiese programado un riego a baja presi¨®n en nuestros muros, un tuit de 31 palabras gotea, incansable, desde hace d¨ªas. No est¨¢ coordinado por ning¨²n ej¨¦rcito de bots. Se env¨ªa desde m¨²ltiples algoritmos y frentes. Lo tuitean, como si todas se hubiesen le¨ªdo la mente, bibliotecarias, madres de familia, ajedrecistas, actrices famosas o periodistas hist¨®ricas: ¡°Vamos a repetirlo: el Rayo Vallecano ha contratado a un entrenador que dice que hay que violar a una mujer para fomentar el esp¨ªritu de equipo. Y no le han cesado¡±.
Yo repito contigo: El Rayo Vallecano ha contratado a un entrenador que dice que hay que violar a una mujer para fomentar el esp¨ªritu de equipo. Y no le han cesado... https://t.co/1r4LIGqUsU
— palomadelrioTV (@PalomadelrioTVE) February 4, 2022
El pasado 25 de noviembre, d¨ªa contra la violencia de g¨¦nero, se hizo p¨²blico un audio de WhatsApp que Carlos Santiso, nuevo entrenador del Rayo femenino, envi¨® al grupo que compart¨ªa con su cuerpo t¨¦cnico cuando entrenaba infantiles en 2018: ¡°Nos falta, sigo dici¨¦ndolo, hacer una pues como los de la Arandina t¨ªo, nos falta ir y que cojamos a una, pero que sea mayor de edad para no meternos en jaris, y carg¨¢rnosla ah¨ª todos juntos. Eso es lo que une realmente a un staff y a un equipo. Mira a los del Arandina, iban directos al ascenso. Venga chavales, buen domingo¡±. Los de la Arandina fueron tres hombres condenados inicialmente a 38 a?os de prisi¨®n por violar en grupo a una menor de 15 a?os ¡ªuno fue absuelto y dos cumplen ahora penas de cuatro y tres a?os¡ª, pero la moraleja del entrenador es que ¡°cargarse¡± a una mujer en manada siempre une y lleva al ascenso.
? Carteles en la Ciudad Deportiva
— Union Rayo Live (@UnionRayoLive) February 2, 2022
? Por nuestras hijas, hermanas, madres, amigas¡por todas: Santiso fuera del Rayo pic.twitter.com/UR81rf1812
Santiso solo ha pedido perd¨®n por lo que considera una ¡°broma machista y de mal gusto¡±. Sus disculpas han sonado como otras que analiz¨® Leila Guerriero, esas que ¡°se piden, pero en verdad se imponen¡±, porque dan impunidad a quien las dice, pero invisibilizan a quien afectan. De poco ha servido que haya dimitido el preparador f¨ªsico del Rayo Femenino ¡°por principios y por valores¡±, y que parte de la afici¨®n haya empapelado las vallas de su ciudad deportiva con lemas como ¡°No queremos perdones Santiso. Te queremos fuera¡±. Acciones que se sienten como notas al pie, puras an¨¦cdotas, cuando en el campo todo sigue su curso y el presidente del club, Ra¨²l Mart¨ªn Presa, mantiene el statu quo alegando que en su equipo se ¡°fichan profesionales, no personas¡±. Presa, que invita a miembros de Vox al palco del estadio, debe de ser de la escuela que predica con separar siempre al artista de la obra. Una frontera clar¨ªsima mientras no se vaya a tocar a las mujeres que orbiten sobre su existencia, las ¨²nicas que deben importarle, porque el resto deben ser todas golfas en su cabeza.
¡°La cultura de la violaci¨®n es aquella en la que siempre se da por hecho el ¡®cu¨¢ndo¡¯ pero no el ¡®si¡¯ una mujer sufrir¨¢ cualquier tipo de violencia sexual¡±, escribi¨® Roxane Gay en No es para tanto, la antolog¨ªa de ensayos que coordin¨® hace unos a?os y en la que una treintena de autoras reflexionaban sobre c¨®mo las mujeres hemos normalizado la falsa certeza de que alguien nos har¨¢ da?o en alg¨²n momento de nuestra vida (una buena parte de las agredidas reconoce que se dice a s¨ª misma en el momento de ser violada: ¡°Ya est¨¢, aqu¨ª es donde me ten¨ªa que pasar¡±). Una cultura que banaliza y rebaja a broma que un superior fantasee abiertamente con su equipo con la posibilidad de cargarse ¡°a una entre todos¡± sin que haya consecuencias.
Sarah Ahmed, la acad¨¦mica feminista que dimiti¨® de su puesto como profesora en la Universidad de Goldsmiths en protesta por la falta de atenci¨®n al problema del acoso sexual en la instituci¨®n, se invent¨® el concepto de la ¡°feminista aguafiestas¡± al rememorar c¨®mo hasta su padre le dec¨ªa que le hab¨ªa ¡°arruinado la cena¡± cada vez que ella le recriminaba sus actitudes sexistas. Para eso necesitamos a las aguafiestas de Twitter, para recordar gota a gota, tuit a tuit, que, ante la desfachatez de quienes sostienen la cultura de la violaci¨®n, el peor pecado es callarse.
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