De la esencia y valor del PP
El partido debe demostrar que es un pilar irremplazable de la democracia neg¨¢ndose a pactar con la extrema derecha, restableciendo los cauces de colaboraci¨®n con el PSOE y fortaleciendo la unidad interna. Es un esfuerzo que alguien tiene que liderar con convicci¨®n y valent¨ªa
Una democracia es potencialmente inestable si quien gobierna carece de una oposici¨®n solvente. No solo porque falte en ella capacidad t¨¦cnica para controlar al Gobierno eficazmente, sino porque sea incapaz de mostrar un inequ¨ªvoco compromiso ¨¦tico con la democracia y con las instituciones que la representan. De ah¨ª que no sirva cualquier oposici¨®n ni tampoco que sea insuficiente o, lo que es peor, que falte. El control de los asuntos p¨²blicos que gestiona un Gobierno es esencial para la salud democr¨¢tica. Algo que requiere una oposici¨®n que est¨¦ a la altura de su responsabilidad y que desempe?...
Una democracia es potencialmente inestable si quien gobierna carece de una oposici¨®n solvente. No solo porque falte en ella capacidad t¨¦cnica para controlar al Gobierno eficazmente, sino porque sea incapaz de mostrar un inequ¨ªvoco compromiso ¨¦tico con la democracia y con las instituciones que la representan. De ah¨ª que no sirva cualquier oposici¨®n ni tampoco que sea insuficiente o, lo que es peor, que falte. El control de los asuntos p¨²blicos que gestiona un Gobierno es esencial para la salud democr¨¢tica. Algo que requiere una oposici¨®n que est¨¦ a la altura de su responsabilidad y que desempe?e su papel correctamente. Sobre todo cuando la democracia, como sucede ahora en nuestro pa¨ªs, es puesta bajo sospecha por una extrema derecha que la cuestiona gravemente.
Lo resume muy bien Hans Kelsen, el mayor jurista del siglo XX, en un ensayo que titul¨® De la esencia y valor de la democracia, un libro que sigue siendo ejemplar a pesar de los a?os porque fue escrito cuando el autor asist¨ªa en directo al colapso de la democracia liberal debido al paulatino avance en Alemania del nazismo por culpa, entre otros motivos, de las luchas cainitas entre los partidos de Weimar. Entonces, como ahora, sus argumentos son v¨¢lidos al recordar que lo importante en democracia ¡°no es la mayor¨ªa del presente, sino la minor¨ªa de hoy en cuanto posible mayor¨ªa del ma?ana¡±.
Esta hip¨®tesis de reversibilidad en la relaci¨®n de fuerzas electorales entre la mayor¨ªa de gobierno y la minor¨ªa opositora es lo que falla en estos momentos en Espa?a. Habr¨¢ quien retroceda en el tiempo y alegue para ello la sucesi¨®n de errores que han comprometido la solvencia de la oposici¨®n del PP desde 2018 hasta ahora. Es cierto, pero poco importa ya retrotraer la mirada en el pasado buscando acciones culpables. ?De qu¨¦ sirve remontarnos en el tiempo para dilucidar, como Zavalita en Conversaci¨®n en La Catedral, d¨®nde se jodi¨® el Per¨², en este caso, el PP?
Desde el pasado jueves 17 de febrero, este partido dej¨® de ser oposici¨®n para ser otra cosa que no voy a calificar. El cruce de ruedas de prensa con formato de reality show. Las dimisiones inesperadas que vinieron despu¨¦s de denuncias de corrupci¨®n y acusaciones de investigaciones ilegales. El anuncio de expedientes y, al d¨ªa siguiente, las cuestiones personales que fueron aireadas sin pudor alguno ni respeto hacia las personas. Un suma y sigue de desprop¨®sitos que han hecho a?icos definitivamente la imagen del PP en un par de d¨ªas. Desde entonces, esta formaci¨®n pol¨ªtica ha pasado de ser una mala oposici¨®n a ser otra fallida. La hip¨®tesis de reversibilidad kelseniana que necesita la salud institucional de una democracia ha sido neutralizada. No solo porque se ha producido un cuestionamiento b¨¢sico de la esencia y el valor de lo que ha representado el PP como partido de Estado desde 1989, sino porque ha expuesto irresponsablemente al pa¨ªs a ver c¨®mo Vox le arrebata el papel de oposici¨®n por la v¨ªa de los hechos.
Esto es lo preocupante para cualquier dem¨®crata y lo que justifica que se reclame poner remedio a esta situaci¨®n lo antes posible. Primero, porque la crisis interna del PP no puede enquistarse mediante una guerra de posiciones estatutarias y debates territorializados que prolonguen el conflicto hasta la celebraci¨®n del anunciado congreso extraordinario. Segundo, porque hay una gesti¨®n inaplazable sobre c¨®mo se gobernar¨¢ Castilla y Le¨®n, que compromete, adem¨¢s, la estrategia futura del PP, pues tendr¨¢ que elegir entre pactar con Vox y en qu¨¦ condiciones, o gobernar en solitario y con qu¨¦ apoyos. Tercero, porque esta decisi¨®n condicionar¨¢ la cita de las elecciones andaluzas que, a su vez, ser¨¢ la antesala de las auton¨®micas y generales de 2023. Y cuarto, porque la democracia espa?ola necesita que estos hitos electorales los afronte un PP que vuelva a ser alternativa. Para ello ha de competir lealmente con el PSOE, sumando competencia t¨¦cnica y ejemplaridad en el desempe?o de sus responsabilidades institucionales.
Espa?a y el resto de Europa y Occidente sufren una grave crisis de legitimidad social que compromete la viabilidad misma de la democracia. Sobre esta percuten problemas estructurales que minan su estabilidad por culpa de los efectos sociales y econ¨®micos de la pandemia, as¨ª como por las consecuencias geopol¨ªticas de la automatizaci¨®n y la crisis clim¨¢tica. Estas circunstancias exigen que nuestro pa¨ªs tenga una oposici¨®n distinta que rompa con la polarizaci¨®n, que garantice un inexcusable compromiso ¨¦tico con la democracia y sus valores, que sea previsible en sus decisiones y que agrupe la base electoral que sintoniza con la moderaci¨®n que fue el centroderecha espa?ol en el pasado.
Esto significa que la direcci¨®n del PP atienda con urgencia la exigencia democr¨¢tica de impedir que, con sus errores, Vox se convierta en la alternativa antisistema que desestabilice definitivamente nuestra democracia. Por tanto, tiene que prestar un ¨²ltimo servicio al partido que todav¨ªa lidera. No solo convocar un congreso extraordinario que lo refunde y le devuelva la credibilidad perdida, sino que su l¨ªder dimita por ejemplaridad. El nuevo liderazgo que surja ha de tener claro que imitando el ruido ideol¨®gico de la extrema derecha ser¨¢ inviable como oposici¨®n, ya que garantizar¨¢ al PSOE su continuidad al frente del Gobierno durante mucho tiempo. En este sentido, la estrategia partidista de trabajar los extremos debe abandonarse dentro de una sociedad que sigue demandando mayoritariamente moderaci¨®n, sensatez y prudencia, especialmente despu¨¦s del tsunami emocional al que se ha visto arrastrada en los ¨²ltimos a?os.
Quien apueste por este campo de moderaci¨®n y centralidad al frente del PP acertar¨¢ si quiere reconstruir una alternativa solvente y eficaz. La diferencia que dar¨¢ el ¨¦xito o lo quitar¨¢ electoralmente descansar¨¢ en la competencia t¨¦cnica y la sinceridad con la que se acredite que se quiere desarrollar una nueva cultura pol¨ªtica de la cooperaci¨®n que resignifique el valor del acuerdo y la transacci¨®n, del debate y el contraste de opiniones. Algo que solo podr¨¢ abordarse desde la esperanza pol¨ªtica de que sigue siendo posible una convivencia civilizada entre diferentes.
Aqu¨ª es donde descansa la esencia y el valor del PP del futuro. En romper el bucle de polarizaci¨®n dentro del que vivimos y demostrar que es un pilar irremplazable de nuestra democracia. Primero, neg¨¢ndose a pactar con la extrema derecha. Segundo, restableciendo los cauces de colaboraci¨®n con el PSOE que devuelvan a nuestras instituciones la salud perdida. Y tercero, fortaleciendo la unidad del partido con generosidad, recosiendo heridas internas y sustituyendo la fidelidad dogm¨¢tica por una lealtad ideol¨®gica refundada. Un esfuerzo que merece la pena, sin duda, y que alguien tiene que liderar con convicci¨®n y valent¨ªa. Un empe?o de cambio y compromiso que debe legitimar un congreso extraordinario lo antes posible. Mejor ma?ana que pasado.