Argentina y el FMI: un acuerdo para que nada cambie
No hay nada en las negociaciones para mejorar el p¨¦simo desempe?o de la econom¨ªa argentina; los l¨ªderes pol¨ªticos no parecen estar pensando en esto seriamente y los inversionistas han perdido inter¨¦s en el pa¨ªs
Argentina est¨¢, una vez m¨¢s, en negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar un default. La diferencia es que esta negociaci¨®n ya no importa tanto a los inversionistas internacionales ¡ªla deuda argentina rinde menos de 30 centavos por d¨®lar¡ª en gran medida porque hay pocas expectativas de que un acuerdo pueda ayudar al pa¨ªs a salir de sus ciclos de crisis permanentes.
La administraci¨®n del presidente Alberto Fern¨¢ndez anunci¨® el 28 de enero que hab¨ªa llegado a un principio de entendimiento ¡ªno un acuerdo todav¨ªa¡ª, el cual, aunque relativamente moderado en cuanto a sus demandas, establece metas de ajuste fiscal y monetarias que no son triviales. Los detalles sobre c¨®mo lograrlo a¨²n est¨¢n siendo negociados y llegar a un acuerdo final no ser¨¢ sencillo, pero los dos lados parecen convencidos de que lo mejor es lograrlo ahora y lidiar con los problemas luego.
Sin embargo, el entendimiento presenta varios problemas hasta ahora. El primero es el riesgo de que dise?ar apresuradamente un programa inconsistente, lo cual no ser¨¢ nada sencillo, puede terminar descarril¨¢ndolo, tal como sucedi¨® en 2018. Cumplir con las metas fiscales, aunque parezcan laxas, y bajar la inflaci¨®n al mismo tiempo ser¨¢ especialmente dif¨ªcil. Los pagos en pensiones, los cuales representan alrededor del 50% del gasto total del Gobierno, se ajustan hacia atr¨¢s y si la inflaci¨®n baja su carga sobre el fisco ser¨¢ a¨²n mayor. Por eso, mucha de la discusi¨®n est¨¢ enfocada en reducir los subsidios, que representan alrededor de 3% del PIB, especialmente los energ¨¦ticos. Pero para lograrlo habr¨¢ que subir fuertemente los precios del gas y la electricidad, lo que ser¨¢ pol¨ªticamente dif¨ªcil y tendr¨¢ un impacto negativo sobre la inflaci¨®n, la cual alcanz¨® 50,9% en 2021.
Un nuevo programa tambi¨¦n necesariamente requerir¨¢ devaluar la moneda, en gran medida para cerrar la brecha entre el tipo de cambio oficial y los distintos paralelos, hoy por encima del 100%. Esto tambi¨¦n impactar¨¢ en la inflaci¨®n. El FMI quiere que el banco central suba las tasas que hoy son negativas en t¨¦rminos reales, lo que a su vez encarecer¨¢ el financiamiento del Gobierno, lo que es especialmente problem¨¢tico dado el deterioro del balance del Banco Central, derivado de la r¨¢pida ca¨ªda en sus reservas y el alza de su propia deuda.
Si dise?ar un programa que sea t¨¦cnicamente sustentable es un desaf¨ªo enorme, mucho m¨¢s lo ser¨¢ dadas las divisiones al interior de la coalici¨®n de Gobierno. La poderosa vicepresidenta, Cristina Fernandez de Kirchner, todav¨ªa no ha dicho nada sobre el mismo, pero su hijo, M¨¢ximo Kirchner, renunci¨® a la titularidad de bloque oficialista en la C¨¢mara de Diputados en oposici¨®n al entendimiento. Seguramente les moleste m¨¢s el acuerdo, si se logra.
Y m¨¢s all¨¢ del dise?o, es muy poco probable que el acuerdo se cumpla. La oposici¨®n a las medidas necesarias para mejorar las cuentas fiscales ser¨¢ inmediata. El marco negociado especifica un ajuste fiscal de 0,6% del PIB en 2023, un a?o electoral. Es dif¨ªcil ver al presidente Fern¨¢ndez aceptando hacer ajustes mientras intenta reelegirse. El expresidente Mauricio Macri lo hizo y se convirti¨® en el tercer presidente en la historia de Am¨¦rica Latina en no obtener su reelecci¨®n. As¨ª, con suerte el programa durar¨¢ unos pocos meses. Ya que el FMI simplemente refinancia los pagos de manera trimestral, los riesgos de un atraso de pagos seguir¨¢n vigentes.
La mayor parte de los ajustes quedar¨¢n para despu¨¦s de las elecciones de 2023. El preacuerdo establece que el d¨¦ficit primario (antes del pago de intereses) se reduzca en 1% del PIB en 2024, y que se llegue al equilibrio en 2025, con un ajuste de 0,9% del PIB, m¨¢s del doble de lo que se le exige a este Gobierno. Vaya uno a saber c¨®mo se lograr¨¢. Para peor, los pagos a los bonistas privados, que pasaron por una reestructuraci¨®n agresiva en 2020, empezar¨¢n a correr a partir del 2025. Est¨¢ claro que el pr¨®ximo Gobierno seguramente tendr¨¢ que renegociar el acuerdo, o empezar tomando medidas impopulares que impactaran en la gobernabilidad; no es descabellado pensar en otra nueva reestructuraci¨®n a los inversores privados.
Pero tal vez lo peor es que no hay nada en las negociaciones para mejorar el p¨¦simo desempe?o de la econom¨ªa argentina. El pa¨ªs hace m¨¢s de una d¨¦cada que no crece, los d¨¦ficits fiscales y la inflaci¨®n son end¨¦micos y nadie conf¨ªa en la moneda nacional. El Estado es grande e ineficiente, los impuestos y el gasto elevado, pero los servicios p¨²blicos son de p¨¦sima calidad y la econom¨ªa informal sigue creciendo. Alrededor de la mitad de los j¨®venes que empiezan la escuela no terminan la educaci¨®n secundaria, la productividad de la econom¨ªa est¨¢ estancada y los reg¨ªmenes laborales y de pensiones son una amenaza permanente a la estabilidad macroecon¨®mica.
Se puede argumentar que, dada las condiciones pol¨ªticas argentinas, este acuerdo es lo ¨²nico que puede lograrse. Tal vez. Pero el resultado es que nada de lo que se apruebe ayudar¨¢ a recuperar la confianza de los inversores, y menos a¨²n a crear las condiciones para un crecimiento sostenido que reduzca la pobreza, la cual afecta al 40% de la poblaci¨®n.
Igual que en la cl¨¢sica pel¨ªcula el D¨ªa de la Marmota, los inversionistas y ciudadanos argentinos parecen condenados a revivir la misma historia una y otra vez. Cada nueva administraci¨®n debe empezar de cero un nuevo ciclo de crisis. Pero no solo son cada vez m¨¢s cortos, si no que, como el personaje de Bill Murray, cada comienzo es m¨¢s dif¨ªcil de sobrellevar. Salir de esta verdadera calamidad no es f¨¢cil, pero los l¨ªderes pol¨ªticos argentinos no parecen estar pensando en esto seriamente. Simplemente siguen perdiendo el tiempo, desperdiciando oportunidades, y se culpan los unos a los otros sobre los problemas del pa¨ªs, mientras patean los problemas hacia delante. El resto del mundo, incluyendo al FMI, parece haberse dado por vencido.
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