Cinco minutos en la cabeza de Pablo Casado
El l¨ªder del PP jug¨® a ser oposici¨®n de su partido y ahora ya sabe, perfectamente, lo que es ser oposici¨®n de su partido: no le van a dejar ni el hueso.
Me gustar¨ªa estar ahora mismo en la cabeza de Pablo Casado. Cinco minutos, tomar notas y salir pitando. Pero teniendo el cuidado, con las prisas, de no acabar en la cabeza de Teodoro Garc¨ªa Egea.
Esa cabeza de Pablo Casado estos d¨ªas tiene un valor supremo para la historia de la pol¨ªtica espa?ola; se trata del m¨¢ximo l¨ªder de la derecha rodeado, acosado y vilipendiado con una furia extrema por los militantes de su partido, los cargos de su partido, los apoyos del comit¨¦ de direcci¨®n de su partido, sus amigos del partido y la prensa simpatizante de su partido. Jug¨® a ser oposici¨®n de su partido y ahora ya sabe, perfectamente, lo que es serlo: no le van a dejar ni el hueso.
Es curioso, porque obedece a algo que Pablo Casado sab¨ªa por experiencia propia: que las sospechas de delito o directamente lo inmoral da igual para mantenerse en el cargo o tener las simpat¨ªas de tus votantes. Si sali¨® aclamado despu¨¦s de ser absuelto incluso tras reconocer una jueza que le regalaron el m¨¢ster como prebenda ¡°por su relevancia pol¨ªtica¡±, a cuento de qu¨¦ le iban a aplaudir que desvelase que la Administraci¨®n de Isabel D¨ªaz Ayuso contrat¨® a la empresa de un amigo, con su hermano como comisionista, el suministro de mascarillas. Desvelase, adem¨¢s, tras ser pillado: la intenci¨®n era encontrar trapos sucios de su rival interna no para denunciarlos, sino para utilizarlos. As¨ª funcionan las cosas, esto no lo invent¨® el PP: todos tienen algo de alguien en el caj¨®n; de esta manera no hay nadie m¨¢s libre que nadie. Vean, cuando se estrene en marzo, C¨®digo emperador, de Jorge Coira; Tosar lo explica m¨¢s a lo bestia, pero lo explica.
Pablo Casado desconoc¨ªa hasta la semana pasada el partido en el que est¨¢, la gente que lo estaba votando y los medios que lo estaban aplaudiendo. Pero hay algo valioso en su cabeza, a la que no hace falta ni asomarse: sabe que, cuando llegas al poder, no se hacen amigos. La experiencia, pura pornograf¨ªa de la traici¨®n, deja una profunda lecci¨®n humana. ?Ven esas dimisiones en cascada, las firmas de peticiones de congreso extraordinario, los tuits reivindicativos? Mucha de esa gente estaba hace dos d¨ªas dici¨¦ndole a Casado que ser¨ªa el mejor presidente de la historia de la humanidad, porque adem¨¢s no saben decirlo de otra forma. Gente de la peor ralea, tipos de los que hay que huir en la vida y a todas horas, est¨¦n donde est¨¦n; seres por los que no hay que dejarse invitar nunca a nada.
Todos esos que le prometieron su apoyo en las primeras horas y se lo retiraron cuando lo vieron tambalearse; todos esos que le deben un cargo, un acta de diputado o senador, y hoy corren dej¨¢ndolo tirado en la gasolinera hacia el siguiente que les garantice un dinero a final de mes para intrigar y estudiar por d¨®nde pega el viento y seguir d¨¢ndole a un bot¨®n ¡ªy ni eso saben hacer bien¡ª es lo que urge barrer a toda mecha. A estas alturas de la vida uno se acostumbra, por desgracia, al que favorece a sus amigos o a su familia, al que mete la mano en la caja, al que se dedica a hacer el imb¨¦cil y al que se dedica a no hacer nada, pero todav¨ªa no, y espero que nunca, al traidor que te mata cuando dejas de valer algo, al compa?ero que te dice una cosa en privado y la contraria, sin poder mirarte a la cara, en p¨²blico.
Por eso me gustar¨ªa estar cinco minutos en la cabeza de Pablo Casado: para leer despacio esa lista de nombres. Aunque necesitase media hora.
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