N?wej. De ¡°progres¡± y ¡°wokes¡±
Si en sexenios pasados aparentemente nos un¨ªan las coincidencias generadas por la indignaci¨®n compartida sobre c¨®mo estaba funcionando el sistema, ahora nos molestan las diferencias que se hicieron evidentes
Quisiera acotar el fen¨®meno al que voy a referirme, esta discusi¨®n pertenece a un universo que, aunque ruidoso, es en realidad peque?o: el subconjunto de las discusiones que se dan sobre la pol¨ªtica mexicana en esa peculiar red social llamada Twitter. Fuera de este espacio, existen procesos muy distintos, otras discusiones y otras apreciaciones sobre el acontecer pol¨ªtico y una parte de estas otras discusiones se dan tambi¨¦n en lenguas distintas del espa?ol. Adem¨¢s, hay que considerar la brecha digital y ling¨¹¨ªstica que impide que los espacios digitales sean en realidad plurales y representativos. No quiero decir que el subconjunto del que estoy hablando no sea importante, importa porque en ese espacio participan personas que juegan un papel destacado dentro del sistema pol¨ªtico mexicano, dentro de la intelectualidad org¨¢nica del gobierno actual, dentro de la oposici¨®n o dentro de las diferentes posturas y apreciaciones desde los medios de comunicaci¨®n. Cuando la discusi¨®n en Twitter se torna ¨¢lgida se convierte incluso en noticia que retoman los portales informativos o, incluso, llega a los medios impresos, ¨¦sa ha sido la forma en la que las personas de mi contexto se enteran de la existencia de Twitter que ya se ha vuelto fuente informativa. Pero, este espacio, por m¨¢s que sea importante, es peque?o y no es en absoluto representativo, no hay que olvidarlo nunca.
Fue dentro de esta red social que escuch¨¦ por primera vez la palabra ¡°woke¡± con un claro ¨¦nfasis despectivo. Entiendo que ¡°woke¡± es una palabra tomada del ingl¨¦s, particularmente de la frase ¡°stay woke¡± que en la lucha antirracista se utiliz¨® para mantenerse atentos a las injusticias raciales. En ciertos espacios se ha imantado ahora con connotaciones negativas. Para descalificar alguna de mis opiniones, alguien me dijo que yo representaba a ¡°la etnia m¨¢s pol¨ªticamente correcta del mundo: la etnia woke¡±, alguien m¨¢s me calific¨® como ¡°la reina woke de los buenaondita neo-indigenistas¡± o bien me tildaban de ¡°indigenista progre¡±. Despu¨¦s de mi disgusto inicial porque no me gustan los t¨ªtulos nobiliarios y porque claramente no se estaba entendiendo el significado de ¡°indigenista¡±, me puse a ver el contexto en el cual se utilizaban palabras como ¡°woke¡± y ¡°progre¡± con tintes despectivos. Quisiera decir que me sorprendi¨® mucho, pero la verdad no fue algo totalmente inesperado darme cuenta que hab¨ªa dos grupos, principalmente, que usaban estas etiquetas para descalificar: por un lado, personas identificadas con pensamientos de derecha que utilizaban esas palabras para mostrar su desprecio por opiniones y movimientos que ellos identifican con la izquierda como los derechos de los pueblos ind¨ªgenas, los derechos de las mujeres o la preocupaci¨®n por el medio ambiente y, por otro lado, hab¨ªa gente de izquierda identificada con el gobierno de la Cuarta Transformaci¨®n que tambi¨¦n utilizaba las palabras ¡°progre¡± y ¡°woke¡± para personas que se identifican con causas como las arriba mencionadas pero mantienen una postura cr¨ªtica ante el gobierno actual. Hab¨ªa gente de izquierda y de derecha que ten¨ªa en com¨²n el uso descalificativo de esas dos palabras. Algunos usos de ¡°progre¡± y ¡°woke¡± en tono despectivo se refieren a quienes identific¨¢ndose con los derechos de los pueblos ind¨ªgenas, los derechos de las mujeres o la preocupaci¨®n por el medio ambiente (por mencionar solo algunos ejemplos) creen que se pueden luchar por ¨¦stos sin tener que hacer tambi¨¦n una lucha anti-capitalista pero tambi¨¦n se usan para quienes haciendo lucha anticapitalista sostienen cr¨ªticas al gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador.
Cuando la gente identificada con el gobierno actualmente en el poder utiliza ¡°progre¡± y ¡°woke¡± para descalificar las opiniones de otras personas e iniciativas pocas veces hila fino. En los sexenios anteriores, diversas corrientes de la lucha social y de la izquierda compart¨ªan un piso com¨²n de indignaci¨®n que inevitablemente se vio fracturado en cuanto la izquierda partidista tom¨® el poder del estado mexicano, como era su objetivo. En los sexenios anteriores, a los simpatizantes del actual gobierno y a muchos de sus actuales cr¨ªticos nos un¨ªan indignaciones comunes que nos llevaron a gritar en las calles que ¡°fue el estado¡± quien desapareci¨® a los normalistas de Ayotzinapa. En cuanto se hicieron del poder del estado los matices comenzaron a surgir, no pod¨ªa ser de otro modo, no hab¨ªa sido el estado, ¡°nom¨¢s fue el gobierno¡± nos aclaraban ahora.
Entiendo que hay un placer intr¨ªnseco en estar de acuerdo con alguien. Se siente una particular sensaci¨®n de alegr¨ªa al ir descubriendo coincidencias y m¨¢s coincidencias en gustos y opiniones con alguien que acabamos de conocer; las coincidencias, estar de acuerdo con alguien, provocan una alegr¨ªa placentera que se expresa en el ¡°?y t¨² tambi¨¦n piensas lo mismo? ?verdad que s¨ª?¡±. As¨ª desarrollamos una fuerte simpat¨ªa y buena disposici¨®n hacia la otra persona. Por esta misma raz¨®n, pasamos un trago amargo cuando nos damos cuenta que, despu¨¦s de tantas coincidencias, en realidad no estamos de acuerdo en alg¨²n aspecto que consideramos importante. Se siente entonces una peque?a decepci¨®n despu¨¦s de una racha de muchas coincidencias detectadas. Si las diferencias se acumulan nos predisponemos y surgen molestias que entorpecen la comunicaci¨®n. Como dice mi amiga, la antrop¨®loga Sheba Camacho, percibir diferencias y discrepancias no es nada agradable. Sin embargo, la clave est¨¢ en c¨®mo gestionar esas molestias en el ¨¢nimo que los disensos nos provocan para que no dinamiten el intercambio de ideas. La disposici¨®n a escuchar de buena fe se desvanece pronto cuando el piso com¨²n que compartimos comienza a resquebrajarse con las personas con las que antes coincidimos.
Si en los sexenios pasados aparentemente nos un¨ªan las coincidencias generadas por la indignaci¨®n compartida sobre c¨®mo estaba funcionando el sistema, ahora, al menos en Twitter, nos molestan las diferencias que se hicieron evidentes. Tal vez muchas personas siguen identific¨¢ndose con ideas de justicia social pero creen que para lograrla es indispensable hacerse del poder del estado, tanto, que la defensa del proyecto que est¨¢ ahora en el poder se ha vuelto prioridad; otras personas piensan que es posible lograr esa justicia dentro del marco capitalista y otras m¨¢s pensamos que esto no es posible, que el estado y el capitalismo son ambos aliados, que es indispensable fortalecer las luchas que est¨¢n planteando otros caminos, muchas de ellas est¨¢n siendo reprimidas tanto por gobiernos de izquierda como de derecha.
La izquierda en el poder ha reforzado por contraste a una derecha neoliberal contra la que se define y a la que fortalece por la gran atenci¨®n que le pone, al menos, discursivamente hablando y esto es muy evidente en Twitter. Se entiende que el proyecto de la Cuarta Transformaci¨®n vea que la derecha neoliberal es su principal amenaza porque naturalmente le disputa el poder, pero, tambi¨¦n es innegable que el modelo del estado que defienden sigue siendo una amenaza a otros procesos anticapitalistas que no caben dentro esa categor¨ªa eurocentrista que es la izquierda. A quienes simpatizamos con luchas anticapitalistas se nos tilda tambi¨¦n de ¡°progres¡± y ¡°wokes¡± que le hacen el juego a la derecha sin detenerse a pensar que una de las cr¨ªticas m¨¢s fuertes que desde las luchas anticapitalistas se ha hecho es precisamente a la idea de progreso que campantemente sigue enarbolando el discurso de la Cuarta Tranformaci¨®n, es este discurso es el que sigue siendo ¡°progre¡± en realidad. Para quienes simpatizan con la izquierda en el poder, ¡°progres¡± somos quienes simpatizamos con luchas anticapitalistas y anti-estatales pero tambi¨¦n quienes creen que es posible lograr la justicia social dentro del modelo capitalista. No distinguen. Bajo esta lente, solo se generan dos opciones: o est¨¢s con la Cuarta Transformaci¨®n, es decir, dentro la izquierda o bien est¨¢s en la derecha, sea por convicci¨®n o por hacerle el juego.
A quienes hacemos cr¨ªticas al estado desde las luchas anticapitalistas se nos acusa de hacer el juego al capital transnacional cuando en realidad, el que le hace el juego es el estado mismo pues su compromiso por defender la propiedad privada sigue intacto. Acotar el mercado desde el estado no es hacer lucha en contra del capital, la lucha anticapitalista no la va a hacer un estado basado en los principios de la democracia liberal pues ¨¦sta naci¨® funcional a los intereses del capitalismo. Esto queda claro a los pueblos nahuas de Puebla que fueron desalojados por la polic¨ªa estatal y la Guardia Nacional el pasado 15 de febrero, los desalojaron de las instalaciones de la empresa Bonafont que hab¨ªan tomado despu¨¦s de d¨¦cadas en las que esta empresa les ha robado agua, un bien com¨²n, para venderla y acumular capital. A lo m¨¢s, un estado transformado por la 4T, liberar¨¢ la presi¨®n social derivado de las injusticias del capitalismo, nos tratar¨¢ de hacer sentir y pensar moment¨¢neamente que ese sistema capitalista puede ser un poco m¨¢s soportable. No estamos ante un intento de convertir Mexico en un pa¨ªs comunista como cierta derecha vocifera.
?Qui¨¦nes son m¨¢s ¡°pogres¡±? ?Qui¨¦nes nos siguen prometiendo progreso en campa?as pol¨ªticas o quienes ven en la idea eurocentrista de ¡°progreso¡± un problema de partida? La idea de progreso y sostenimiento del crecimiento econ¨®mico es algo a lo que la Cuarta Transformaci¨®n est¨¢ lejos de renunciar. En este sentido, son m¨¢s ¡°progres¡± los defensores de la Guardia Nacional que los pueblos nahuas que tomaron las instalaciones de Bonafont para defender un bien natural colectivo y fundamental.
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