Las purgas de Ayuso o las ganas de desafinar
?Alguien imagina a la presidenta de Madrid remando a favor de otro liderazgo? En su estilo insumiso tambi¨¦n puede estar su perdici¨®n
La calidad y categor¨ªa de un l¨ªder no se mide por su forma de tratar a los suyos, a los que obviamente defender¨¢, sino a los rivales. ¡°Al enemigo que huye, puente de plata¡±, es consigna repetida en las guerras desde que la us¨® Gonzalo Fern¨¢ndez de C¨®rdoba (leo en la web del Instituto Cervantes) para dejar salir a los franceses al conquistar N¨¢poles. Viajando de esa plaza italiana del siglo XV al PP de estos d¨ªas, nos encontramos con un Pablo Casado que ha accedido a abandonar sin plantar batalla a cambio de una salida digna. Y todos se la quieren dar, menos Isabel D¨ªaz Ayuso.
Ayuso quiere unas purgas como Dios manda, una venganza, una limpieza que en estos d¨ªas en los que se libran guerras de verdad nos recuerdan a otras purgas esteparias. ¡°Pido que todo el que haya formado parte de esta campa?a sea puesto de inmediato en la calle¡±, dijo tras escuchar la despedida de Casado. No hay perd¨®n para el enemigo vencido, solo humillaci¨®n, revancha. Y protagonismo.
Porque su actuaci¨®n nos habla del hambre de acaparar los focos. Pero tambi¨¦n, de un estilo de liderazgo que ahora debe recolocarse ante un desaf¨ªo que puede ser desestabilizador para ella. La presidenta de Madrid ha forjado su leyenda en la nataci¨®n a contracorriente, dejando siempre clara la diferencia con el establishment de su partido, ense?ando los dientes y consolidando una voz propia que en parte deposita su atractivo en la rebeld¨ªa global. Contra el PSOE, claro, pero tambi¨¦n contra los suyos si hace falta.
Es por eso que cuesta imaginarla remando a favor de otro liderazgo que no sea el suyo. El pacto alcanzado para salir del callej¨®n en que se han metido implica que ella se quedar¨¢ en la Comunidad y podr¨¢ presidir el PP de Madrid, lo que Casado vetaba, mientras N¨²?ez Feij¨®o se hace con el partido a nivel nacional. Las aguas, calmadas. ?Pero alguien imagina a Ayuso, engrandecida habitualmente por ese personal punto de insumisi¨®n, acoplarse a la nueva andadura del PP sin ruido alguno? En su estilo tambi¨¦n puede estar su perdici¨®n.
Las purgas que exige pueden ser el primer paso, la primera nota disonante de su propia melod¨ªa frente a la armon¨ªa que persiguen los dem¨¢s barones del PP tras el batacazo que ha supuesto la ruptura en la c¨²pula. Es f¨¢cil imaginar que pronto habr¨¢ m¨¢s batallas. Un espect¨¢culo al que Vox asistir¨¢ encantado comiendo palomitas. Las encuestas ya empiezan a registrar su impulso.
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