Gabriel Boric y la nueva izquierda latinoamericana: m¨¢s all¨¢ de la caricatura
El nuevo presidente de Chile ha consolidado un liderazgo horizontal, alejado del prototipo de gerentes de derecha y mesianismos de izquierda
Gabriel Boric asumi¨® el viernes como el presidente m¨¢s joven de la historia de Chile, con 36 a?os apenas cumplidos. El ritual que hab¨ªa comenzado el d¨ªa anterior e inclu¨ªa una serie de hitos formales y ceremoniales se dio en medio de un ambiente de fiesta popular. El nuevo Gobierno asume con enormes expectativas. Boric es el presidente que llegar¨¢ a su puesto con m¨¢s votos en las urnas, y con ¨¦l llega una generaci¨®n pol¨ªtica sub40, forjada en las protestas estudiantiles.
Tambi¨¦n fuera del pa¨ªs hay bastante inter¨¦s por la nueva administraci¨®n a medida que empieza a tomar fuerza la idea de que Am¨¦rica Latina podr¨ªa estar viviendo una nueva ¡°ola rosada¡±. Esta ola de nuevas izquierdas ha tomado m¨¢s colores que la que se vivi¨® a comienzos del siglo XXI. En particular, las banderas verdes del ecologismo y moradas del feminismo tienen un rol protag¨®nico. Una de las razones por las que Boric ha generado tantas expectativas en el progresismo es su posici¨®n a la vanguardia de esta nueva izquierda. Y junto con las expectativas ha crecido el valor que se la ha asignado al ¨¦xito o fracaso del nuevo Gobierno chileno. ?Qui¨¦n es el presidente Boric y qu¨¦ define a esta ¡°nueva izquierda¡± en el caso chileno?
El viernes, luego del acto de cambio de mando, Gabriel Boric pronunci¨® un discurso con abundantes llamados a la unidad para enfrentar los desaf¨ªos venideros. Desde el balc¨®n de La Moneda, el nuevo presidente describ¨ªa su Gobierno como el comienzo de una larga marcha para recomponer los lazos rotos de la sociedad chilena, en un esfuerzo que iba a tener que ser gradual para que sea duradero. Citando una pancarta de las protestas estudiantiles, recalc¨® que ¡°vamos lento porque vamos lejos¡±.
Pocos minutos despu¨¦s, el caricaturista conocido como Mala Imagen bromeaba amigablemente con una de las frases del nuevo presidente de Chile. ¡°Los invito a que nos escuchemos de buena fe, sin caricaturas. De todos los bandos. Nos lo digo a nosotros tambi¨¦n¡±, hab¨ªa dicho el flamante presidente. El llamado a dejar las caricaturas ha sido una expresi¨®n recurrente de Boric desde sus tiempos de dirigente estudiantil y a lo largo de toda su trayectoria pol¨ªtica.
Por cierto, razones para repetir este llamado no han faltado. Por ejemplo, un d¨ªa antes de las elecciones de segunda vuelta, el presidente de la corporaci¨®n empresarial chilena que congrega a los principales sectores productivos del pa¨ªs, Juan Sutil, dec¨ªa que una victoria de Boric abrir¨ªa las puertas a una ¡°dictadura del proletariado¡±. Si bien a estas alturas es probable que hasta el propio S¨²til reconocer¨ªa lo exagerado e injustificado de esas expresiones, la pregunta por el ¡°verdadero¡± Boric ciertamente sigue presente en conversaciones nacionales.
Luego de que Boric nombrara a su ministro de Hacienda, Mario Marcel, un reconocido economista que presidi¨® el Banco Central y que fue impulsor de la pol¨ªtica de equilibrio fiscal chilena, se han despejado varios de los resquemaros m¨¢s apremiantes. La interpretaci¨®n dada ha sido atribuir estas decisiones a un cambio en el mismo Boric, quien habr¨ªa moderado sus posiciones entre la primera y segunda vuelta presidencial y, al parecer, se habr¨ªa quedado con sus posiciones de segunda vuelta. En esta explicaci¨®n, Boric se habr¨ªa transformado de un furibundo izquierdista revolucionario en un socialdem¨®crata reformista.
Esta explicaci¨®n ignora por completo que antes de la primera vuelta Boric ya hab¨ªa dado se?ales de apertura hacia la centro izquierda durante las primarias de su coalici¨®n. Tambi¨¦n ignora el rol central que jug¨® en 2019 el entonces diputado en alcanzar un acuerdo transversal de la pol¨ªtica chilena para empezar el proceso constitucional y canalizar institucionalmente un estallido social que amenazaba con desbordarse.
La otra alternativa, distinta a creer que Boric ha cambiado en el breve plazo entre la primera y segunda vuelta presidencial, es que nunca fue esa caricatura que algunos quisieron hacer de ¨¦l; es aceptar que Boric no es un tradicional izquierdista de pu?o en alto y manifiesto en el bolsillo, ni tampoco ha devenido en solo recambio generacional de la centroizquierda chilena.
Boric ha sabido consolidarse como un liderazgo horizontal, alejado del prototipo de gerentes de derecha y mesianismos de izquierda. Es m¨¢s, ha reiterado que con su programa busca ser un presidente que termine su periodo con menos poder que con el que comenz¨®. Es imposible entenderlo y a la nueva izquierda chilena sin pensarla en el marco de la generaci¨®n que lider¨® las movilizaciones estudiantiles. Y esto es parte esencial de su ethos.
M¨¢s que un programa de izquierda tradicional, como pretenden las caricaturas, por lo que Boric y la nueva izquierda que lo acompa?a han empujado es una profundizaci¨®n democr¨¢tica, imbuida en las nuevas demandas de movimientos sociales feministas, ecologistas y progresistas del siglo XXI. En definitiva, ?democratizar la democracia?, reuniendo las preocupaciones por el ?fin del mundo? (ecologismo) con el ?fin de mes? (derechos sociales). El atractivo de su candidatura provino de la promesa de alcanzar cambios profundos al modelo econ¨®mico y una renovaci¨®n de las dirigencias pol¨ªticas, pero tambi¨¦n de que el camino a ese cambio se base en un di¨¢logo institucional y republicano y tenga un horizonte de tranquilidad. Qui¨¦n era y de d¨®nde ven¨ªa hac¨ªa cre¨ªble esa promesa. Los chilenos apostaron a que alguien que conoce los movimientos sociales y los respeta pueda sanar las heridas sociales que todav¨ªa dividen al pa¨ªs.
La convicci¨®n de que los movimientos sociales debiesen jugar un rol protag¨®nico en democracia ha llevado a esta nueva izquierda a criticar tanto a una elite pol¨ªtica que gobierne tecnocr¨¢ticamente sin empaparse de la ciudadan¨ªa, como a un importante escepticismo frente a los vanguardismos de izquierdas. En l¨ªnea con estas convicciones, Boric ha sido una de las voces m¨¢s firmes en la izquierda en su cr¨ªtica al autoritarismo y violaci¨®n de derecho humanos en Venezuela y Nicaragua. No por nada a su asunci¨®n invit¨® a reconocidos opositores del r¨¦gimen de Ortega.
Esta nueva izquierda ha vivido cambios. Ciertamente durante el proceso electoral que los tiene hoy en la Moneda hubo un significativo proceso de maduraci¨®n, pero los que nunca entendieron lo que era Boric y esta nueva fuerza pol¨ªtica, y se quedaron en caricaturas, menos podr¨ªan comprender su autocr¨ªtica y evoluci¨®n.
Un Gobierno no puede ser un proyecto generacional, tiene que ser de todos los chilenos y chilenas. Y para que sea as¨ª a veces hay que saber hacer sacrificios dolorosos. En definitiva, hay que saber amar a ese pueblo, incluso m¨¢s de lo que se ama la historia y la ideolog¨ªa propia. Este es quiz¨¢s el mayor desaf¨ªo de la nueva fuerza generacional que comienza a gobernar.
Luego del resultado de la primera vuelta presidencial, Boric le escribi¨® una carta al Consejo General de la Democracia Cristiana. En esta les ped¨ªa su apoyo para la segunda vuelta. ¡°La arrogancia generacional es una mala consejera, que no hay virtud per se en la juventud y la novedad, sino que un proyecto pol¨ªtico debe juzgarse por sus convicciones, principios y actuar en consecuencia¡±, escribi¨®. M¨¢s a¨²n, se comprometi¨® a que, de salir electo, ser¨ªa un presidente que dialogue con todos, sin distinci¨®n. Si lo logra est¨¢ a¨²n por verse, pero ciertamente de ello depender¨¢ el ¨¦xito de su gesti¨®n.
Ahora que comienza la era Boric, varios estar¨¢n atentos a ver si esta se vuelve una propuesta alcanzable para mejorar las vidas de los habitantes de nuestra regi¨®n, combinando reformas sociales profundas con respeto irrestricto a la democracia y prudencia econ¨®mica. Es dif¨ªcil saber si una formula como esta llegar¨¢ a expandirse por una regi¨®n tan diversa. Ciertamente ser¨ªa un error ensayar copias y calcos que desconozcan las particularidades de cada pa¨ªs, pero, al menos, una cosa es segura: tanto para el debate interno como para la discusi¨®n regional, har¨ªamos bien en dejar de lado las caricaturas y escucharnos de buena fe.
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