Rusia no es Putin
La Casa Blanca, el Consejo Europeo y la Comisi¨®n Europea deben poner en marcha un ambicioso plan de acogida para que las voces libres rusas que han marchado al exilio puedan mantener viva su resistencia intelectual
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La guerra que Putin est¨¢ librando en Ucrania encierra otro frente. El dirigente ruso ha decidido bombardear varias ciudades ucranias al tiempo que acababa definitivamente de aniquilar los medios de comunicaci¨®n independientes rusos. La guerra contra el periodismo comenz¨® hace ya mucho tiempo, y miles de periodistas rusos han venido luchando sin miedo por la libertad de expresi¨®n durante los ¨²ltimos 22 a?os que el dignatario se ha mantenido en el poder. No obstante, hace d¨ªas se cerraron casi todos los medios de comunicaci¨®n libres de Rusia y se bloquearon sus sitios web, interrumpiendo as¨ª la labor de los periodistas.
Esto ha tenido como consecuencia el principio de un ¨¦xodo de periodistas, as¨ª como de artistas, cineastas, inform¨¢ticos y cient¨ªficos rusos que se niegan, en primer lugar, a identificarse con el r¨¦gimen que est¨¢ librando esta sangrienta guerra y que rechazan que las matanzas en Ucrania se lleven a cabo en su nombre. En segundo lugar, de permanecer en Rusia, sus vidas corren peligro: el Parlamento ruso ha votado las nuevas enmiendas al C¨®digo Penal que equiparan cualquier protesta contra la guerra a un caso de alta traici¨®n, por lo que los acusados podr¨ªan enfrentarse a hasta 20 a?os de prisi¨®n.
El flujo de refugiados que trabajaban en los medios de comunicaci¨®n rusos es descomunal. Constituye una cat¨¢strofe humana que podr¨ªa compararse con la tragedia ocurrida tras la revoluci¨®n de 1917, cuando la mayor¨ªa de los rusos instruidos hu¨ªan de los bolcheviques. Algunos de los que huyeron en aquel entonces se convirtieron en personalidades de fama mundial y contribuyeron en gran medida al desarrollo del arte y la ciencia en todo el mundo. Esos refugiados fueron, por ejemplo, Nabokov, Rachmaninov, Stravinsky, Diaghilev, Anna Pavlova, Aind Rand, Bunin, Chagall, Kandinski y Sikorski. Una breve lista de los desdichados que lo perdieron todo en 1918. La tragedia que est¨¢ teniendo lugar en estos momentos es exactamente la misma.
El ¨¦xodo que conoce Rusia actualmente podr¨ªa compararse con la emigraci¨®n masiva desde Alemania en los a?os treinta: los que no estaban de acuerdo con la pol¨ªtica de Hitler huyeron del pa¨ªs. Entre ellos se encontraban Albert Einstein, Robert Oppenheimer, Marlene Dietrich, Thomas Mann y miles de personas m¨¢s.
Al igual que sus predecesores, los exiliados rusos de hoy dejan su patria devastada. Han librado una larga batalla por la libertad y la democracia que acaban de perder. Se ven obligados a abandonar sus hogares y propiedades. A veces, abandonan a sus familias y a menudo son repudiados por sus parientes, padres, madres, compa?eros y vecinos: se les tilda de traidores y desertores de esta guerra. Asimismo, pierden sus empleos y medios de subsistencia, su trabajo predilecto que sol¨ªa dar sentido a sus vidas. Y, por ¨²ltimo, se despiden de sus sue?os, de la Rusia a la que aspiraban y con la que so?aban.
Se despiden del futuro en el que hab¨ªan depositado su confianza: una Rusia libre y democr¨¢tica. Todos ellos consideran que no es para siempre, pero es evidente que esta situaci¨®n perdurar¨¢. Pero incluso en esta situaci¨®n, sus ideas y esperanzas est¨¢n con el pueblo ucranio, que sufre de una manera mucho m¨¢s cruel, aquellos que luchan por su supervivencia y su libertad, que viven bajo las bombas y se ven obligados a resistir la agresi¨®n de Putin.
Los periodistas rusos independientes y la sociedad civil rusa en el exilio necesitan el apoyo de los pa¨ªses democr¨¢ticos como Estados Unidos y los Estados miembros de la Uni¨®n Europea. Es necesario proporcionarles el estatuto de refugiados y el acceso a las instalaciones de reasentamiento. Pedimos a la Casa Blanca, al Consejo Europeo y a la Comisi¨®n Europea que pongan en marcha un ambicioso plan de acogida para que esas voces libres rusas puedan mantener viva su resistencia intelectual, en beneficio del futuro de su propio pa¨ªs, as¨ª como de los pa¨ªses que les den cobijo, como hicieron generaciones anteriores.
Lanzamos un vibrante llamamiento a las sociedades y l¨ªderes democr¨¢ticos para que hagan frente a este momento hist¨®rico: movil¨ªcense para acoger a los periodistas rusos, as¨ª como a los artistas, cineastas, inform¨¢ticos y cient¨ªficos.
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