Mi primer Lex
Espa?a ha sido el pa¨ªs con m¨¢s consumo de ansiol¨ªticos del mundo. Sale m¨¢s barato quitar de la vista el sufrimiento ajeno recetando una pastilla que abordando sus causas
Mi primer Lexatin lo tom¨¦ en el velatorio de mi padre, el primer drama de mi vida, cumplidos ya los 40. Alguien, vi¨¦ndome ahogada en mi propio llanto mientras mi madre, viuda a los 65, aguantaba el tipo con aplomo de sufridora nata, me puso una pastilla en la mano y me la com¨ª como me hubiera comido una c¨¢psula de cianuro si me la hubieran ofrecido entonces. Al poco, not¨¦ como si me fluyera leche caliente por las venas y, aunque estaba igual de hu¨¦rfana y triste que antes, empez¨® a darme igual ocho que ochenta. Como que ech¨¦ un rato buen¨ªsimo rajando con los colegas del curro que vinieron a darme el p¨¦same, oye. El bajonazo vino luego, claro. En los meses siguientes, mientras mi madre vadeaba el luto con el salvavidas de generaciones de perdedores manteni¨¦ndola a flote, yo, intolerante hasta al dolor de la regla, me mor¨ªa viva. As¨ª, casi aplaudo al psiquiatra de la sanidad p¨²blica que me despach¨® de su consulta sin m¨¢s miramiento que meterme el Lexatin en la tarjeta sanitaria sine die. Lo malo es que empec¨¦ a necesitar el Lex no para dormir, sino para estar despierta. Dos a?os estuve uncida al yugo hasta que ped¨ª quit¨¢rmelo yo sola porque me ve¨ªa carne de benzodiacepinas para los restos. No soy original ni en eso.
En 2021, Espa?a ha sido el pa¨ªs con m¨¢s consumo de ansiol¨ªticos del mundo. Que si la ansiedad de la pandemia. Que si la falta de profesionales de salud mental y de salud a secas. Sale m¨¢s barato quitar de la vista el sufrimiento ajeno recetando una pastilla que abordando sus causas. Total, una caja de 30 cuesta un pavo, como mucho. ¡°Siempre salto medicada¡±, confes¨® la peluquera Raquel Mosquera, diagnosticada de trastorno bipolar, en un m¨ªtico titular de cuando participaba en un torneo de saltos de trampol¨ªn para famosos de la tele. C¨®mo la entiendo. Yo enterr¨¦ a mi madre a pelo y ya no me medico, pero tengo un Lex en la mesilla de noche y otro en el bolso de diario por si acaso. Todos conocemos a alguien que se pone de algo para saltar al vac¨ªo que la vida nos coloca debajo. Y si no lo conocemos, es que somos nosotros.
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