El Chelsea y el blanqueamiento de los oligarcas
La pasi¨®n futbol¨ªstica disimula cualquier desliz si tu presidente ficha a la estrella que puede hacerte ganar un campeonato. ?Qu¨¦ importa si la ficha va a pagarse con un dinero no pocas veces opaco y de origen autocr¨¢tico?
En julio de 2020, se present¨® un informe sobre Rusia en el Comit¨¦ de Inteligencia y Seguridad de la C¨¢mara de los Comunes. Uno de los ep¨ªgrafes estaba dedicado a explicar desde cu¨¢ndo y por qu¨¦ Londres se hab¨ªa convertido en primera residencia de oligarcas. En la p¨¢gina 15 se explicita que el activador de su llegada hab¨ªa sido una decisi¨®n pol¨ªtica cuyo objetivo era la captaci¨®n de millones de libras: la concesi¨®n de visados de residencia a grandes inversores. Desde 1994, si invert¨ªas un dineral en el Reino Unido, bienvenido, gracias por estar aqu¨ª. Los rusos invirtieron en el mercado inmobiliario ¡ªcasoplones en los barrios m¨¢s caros del mundo¡ª y en mercados de capitales ¡ªcon todo su complejo entramado societario que tantas veces rebota de pa¨ªs en pa¨ªs hasta llegar a una sociedad en un para¨ªso fiscal¡ª.
La invitaci¨®n no pod¨ªa ser m¨¢s atractiva: no importa de d¨®nde seas ni la procedencia de tu dinero. Ni en Londres entonces ni hoy, pongamos por caso, en Miami o Madrid. No preguntes. No hay por qu¨¦ preocuparse. Has comprado la seguridad jur¨ªdica de la democracia liberal y, al mismo tiempo, en la City disponemos de ingenier¨ªa financiera para que se pierda el rastro de tu fortuna. D¨ªas de vino y rosas de un ciclo hist¨®rico que ha terminado.
La privatizaci¨®n de empresas p¨²blicas sovi¨¦ticas hab¨ªa creado una nueva oligarqu¨ªa ¡ªalgunos de sus integrantes eran vecinos de Londongrado¡ª y la victoria de la democracia se asociaba con la esperanza de normalizar una mejor gobernanza en todo el continente gracias al establecimiento de v¨ªnculos econ¨®micos con aquellas compa?¨ªas de materias primas. Fue un interesado cambalache de soft power por hard power, bendecido por una ideolog¨ªa consensuada cuya cruz resplandece ahora con una luz muy oscura. Durante las primeras dos d¨¦cadas del siglo XX, dicha teor¨ªa permiti¨® mirar hacia otro lado para no contemplar la cara b de la globalizaci¨®n, la que ese informe del Parlamento brit¨¢nico puso negro sobre blanco al interpretar los porqu¨¦s de la apuesta por Londres de la oligarqu¨ªa: ¡°Lo que ahora est¨¢ claro es que, de hecho, era contraproducente, ya que ofrec¨ªa unos mecanismos ideales a trav¨¦s de los cuales la financiaci¨®n il¨ªcita podr¨ªa reciclarse a trav¨¦s de lo que se ha denominado la lavander¨ªa londinense¡±.
Tal vez el gesto m¨¢s ic¨®nico de esa ¨¦poca fue el desembarco en 2003 de Roman Abram¨®vich en la propiedad del Chelsea. El desembarco y el despilfarro. No es casualidad. Como dice el mohicano Pere Rusi?ol, el f¨²tbol retrata la sociedad de cada momento. En ese fueron encaden¨¢ndose las consecuencias econ¨®micas del colapso de la URSS con la globalizaci¨®n occidental y la expansi¨®n de los c¨ªrculos del putinismo. La misma ¨¦poca de la Champions League que multiplic¨® las posibilidades de negocio global del f¨²tbol, definitivamente transformado en una de las puntas de lanza de la industria del entretenimiento y, por ello, en palanca de prestigio en la sociedad del espect¨¢culo para presidentes, directivos y jugadores asesorados para convertirse en marcas multinacionales (como tan bien muestra en el documental biogr¨¢fico Neymar. El caos perfecto).
Dig¨¢moslo con otras palabras. No es que Abram¨®vich blanquease su fortuna a trav¨¦s del f¨²tbol y no solo que entrenadores y futbolistas de ¨¦lite usasen la misma ingenier¨ªa financiera que los oligarcas para evadir impuestos (lo revelaron hace cuatro d¨ªas los Papeles de Pandora). Es eso y otra dimensi¨®n tal vez m¨¢s importante. Los palcos de los estadios han sido espacios paradigm¨¢ticos del blanqueamiento de reputaciones. Lo han usado emires u oligarcas, Rusia China o Qatar. Porque este deporte tiene esa virtualidad: la pasi¨®n que nos provoca el f¨²tbol disimula cualquier desliz si tu presidente ficha a la estrella que puede hacerte ganar un campeonato. ?Qu¨¦ importa si la ficha va a pagarse con un dinero no pocas veces opaco y de origen autocr¨¢tico? Fue la repregunta que el entrenador Jurgen Klopp le hizo a un periodista a prop¨®sito del Chelsea, Abram¨®vich y la guerra de Ucrania. ¡°Esa es la pregunta, pero creo que es obvio de d¨®nde viene el dinero. Es decir, todos lo sab¨ªamos, pero lo acept¨¢bamos¡±.
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