Ostannya Barykada resiste
El rechazo a la guerra no puede chocar con el derecho a la leg¨ªtima defensa. La historia de Europa est¨¢ plagada de ejemplos de c¨®mo los agresores se han beneficiado de las dudas de la comunidad internacional
En la Plaza Maid¨¢n en Kiev, debajo de la c¨²pula de cristal, hay un restaurante muy especial, se llama Ostannya Barykada, fundado por un grupo de j¨®venes que fueron activistas en dicho movimiento en 2013 y 2014. He tenido la suerte de visitarlo en las cuatro ocasiones en que he viajado a esa ciudad en los ¨²ltimos cinco a?os. Se com¨ªa (y se beb¨ªa) bien por precio razonable, y el ambiento era muy c¨¢lido, y claro, en estas semanas el lugar viene a mi memoria. Al principio con mucha preocupaci¨®n, ahora (final de marzo) algo m¨¢s aliviado, despu¨¦s hablar hace unos d¨ªas con Serguei K, buen amigo ruso-...
En la Plaza Maid¨¢n en Kiev, debajo de la c¨²pula de cristal, hay un restaurante muy especial, se llama Ostannya Barykada, fundado por un grupo de j¨®venes que fueron activistas en dicho movimiento en 2013 y 2014. He tenido la suerte de visitarlo en las cuatro ocasiones en que he viajado a esa ciudad en los ¨²ltimos cinco a?os. Se com¨ªa (y se beb¨ªa) bien por precio razonable, y el ambiento era muy c¨¢lido, y claro, en estas semanas el lugar viene a mi memoria. Al principio con mucha preocupaci¨®n, ahora (final de marzo) algo m¨¢s aliviado, despu¨¦s hablar hace unos d¨ªas con Serguei K, buen amigo ruso-ucranio, que fue quien me llev¨® a esa ¡°¨²ltima barricada¡±.
Una carta a (algunos) miembros de Podemos, incluir¨ªa hoy varias reflexiones. Pasado el primer mes de la guerra, cabe entender que ustedes han entendido por fin una cosa tan simple como es el derecho a la leg¨ªtima defensa (art¨ªculo 51 de la Carta de Naciones Unidas). En caso contrario cabr¨ªa entender que en la guerra civil espa?ola (1936-1939) ustedes habr¨ªan estado a favor de la doctrina de la Sociedad de Naciones, que impuso la pol¨ªtica de No Intervenci¨®n y el consiguiente embargo de armas a ¡°las partes en conflicto¡± (sic), de tal manera que Franco sigui¨® recibiendo de Hitler y Mussolini todas las que necesitaba y m¨¢s, mientras el gobierno leg¨ªtimo de la II Rep¨²blica recib¨ªa una escu¨¢lida partida de armas de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (que por cierto se qued¨® el oro del Banco de Espa?a, como ¡°paga y se?al¡±). Estar¨ªan totalmente en contra de aceptar la llegada de las Brigadas Internacionales, porqu¨¦ esto ¡°prolongar¨ªa la guerra¡± y la opci¨®n ¡°militarista¡± del bando republicano.
Entendemos que la pol¨ªtica llamada de ¡°apaciguamiento¡± de los gobiernos de Francia y el Reino Unido en 1938 les parecer¨ªa la opci¨®n correcta, y como dijo Chamberlain eso era ¡°la paz de nuestro tiempo¡±. Entre ese a?o y el siguiente Hitler impuso a los aliados occidentales la pol¨ªtica de anexionarse Austria, Moravia y Bohemia con los Acuerdos de Munich , y el 23 de agosto de 1939, con la firma del Pacto germano-sovi¨¦tico entre Hitler y Stalin, que se repartieron Polonia, Finlandia, los pa¨ªses b¨¢lticos y Besarabia. El 1 de septiembre de 1939, una semana despu¨¦s de dicho pacto, Hitler invade Polonia y en junio de 1941 empieza el ataque contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Los partidos comunistas de Europa, entre dicha fecha de 1939 y la invasi¨®n de 1941, no dijeron ni mu, ni hicieron otra cosa que callar.. Por ejemplo, en 1940, en el pa¨ªs ocupado por los nazis, el Partido Comunista Franc¨¦s lleg¨® a solicitar al ocupante la posibilidad de publicar su peri¨®dico, L¡¯ Humanit¨¦. Cost¨® una larga guerra para reconstruir en esa izquierda ¡°un relato¡± antifascista y antinazi moralmente consistente. Ante la brutal agresi¨®n sovi¨¦tica contra los h¨²ngaros, en 1956, o la de Praga en 1968, ?Qu¨¦ pol¨ªtica hubieran propuesto ustedes?
Pero pasemos a las guerras yugoslavas entre 1991 y 1999, y lo sucedido en Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Kosovo nos da el mismo patr¨®n. La comunidad internacional, encarnada en el peor episodio del propio Consejo de Seguridad de la ONU, y hasta 1995 tambi¨¦n por buena parte de la izquierda europea, primero decret¨® un ¡°embargo de armas a las partes en conflicto¡± para no alimentar la escalada b¨¦lica. Pues hab¨ªa que dar una oportunidad a la diplomacia, ?no?. Miren la lista de planes de paz para la exYugoslavia, y el talante con el que Milosevic (Serbia) y Tudjman (Croacia) abordaron ¡°la oportunidad diplom¨¢tica¡±. Entendemos que ustedes, en todos estos casos hubieran estado contra el env¨ªo de armas, afirmando que ¡°la alternativa es entre la guerra y la diplomacia¡±. En los casos aqu¨ª citados, la diplomacia (con sus limitaciones y defectos), lleg¨® a la mesa una vez se pudo detener por la fuerza de las armas las masacres, pero a Srebrenica llegamos tarde. De hecho, cuesta ahora recordar a alguien que en septiembre de 1995 no estuviera a favor de la acci¨®n de la OTAN para parar en seco la carnicer¨ªa en curso en Sarajevo, Mostar, Tuzla, Srebrenica.
Y un ¨²ltimo apunte. Los periodistas desplegados en este conflicto anunciaban en la segunda semana de marzo que despu¨¦s de varios fracasos con los corredores humanitarios, Rusia ofrec¨ªa otros que llevar¨¢n a la poblaci¨®n civil v¨ªctima de los bombardeos a¡. zonas controladas por Rusia o rebeldes rusos. Mi amigo Jos¨¦ Mar¨ªa Mendiluce (tempranamente fallecido) me cont¨® su dilema cuando en 1992, hizo gestiones para que ACNUR pudiera acudir a Zvornik y otros lugares de Bosnia oriental, donde la poblaci¨®n musulmana estaba siendo diezmada. El general serbio Mladic, el del asalto final a Srebrenica, le dijo que abrir¨ªa corredores humanitarios, pero que ellos seleccionar¨ªan a los que ser¨ªan evacuados, y que ACNUR tendr¨ªa que poner camiones, autocares y la gasolina. Mendiluce fue la primera persona que me habl¨® de ¡°limpieza ¨¦tnica¡±. Y me pregunt¨®, ?tu que hubieras hecho? Le dije que lo mismo que el: sacar a quien puedes, ayudar a quien puedas, pero denunciar a la vez que sin una intervenci¨®n de fuerza, aquello no iba a parar.
Y hoy, a final de marzo, parece que Ostannya Barykada resistir¨¢, y Kiev tambi¨¦n.