La guerra de Malvinas: mucho m¨¢s que una ¡°borrachera¡± del general Galtieri
La mayor¨ªa de la poblaci¨®n argentina apoy¨® el desembarco de tropas como catarsis de un reclamo soberano incumplido desde hac¨ªa casi 150 a?os
La ocupaci¨®n argentina de las islas Malvinas se produjo en un contexto de franco retroceso de la dictadura militar. El Gobierno que hab¨ªa apropiado del poder en 1976 ya hab¨ªa exterminado a la guerrilla (con la promesa de restaurar el ¡°orden¡±), y los fines propagand¨ªsticos del Mundial ¡®78 ¡ª¡±los argentinos ganamos la paz¡±¡ª tambi¨¦n hab¨ªan perdido efecto.
Seis a?os despu¨¦s, en 1982, la dictadura estaba cercada por tres problemas: la econom¨ªa, l...
La ocupaci¨®n argentina de las islas Malvinas se produjo en un contexto de franco retroceso de la dictadura militar. El Gobierno que hab¨ªa apropiado del poder en 1976 ya hab¨ªa exterminado a la guerrilla (con la promesa de restaurar el ¡°orden¡±), y los fines propagand¨ªsticos del Mundial ¡®78 ¡ª¡±los argentinos ganamos la paz¡±¡ª tambi¨¦n hab¨ªan perdido efecto.
Seis a?os despu¨¦s, en 1982, la dictadura estaba cercada por tres problemas: la econom¨ªa, la deuda externa y los desaparecidos. Y hab¨ªa tres actores que la asediaban: los partidos pol¨ªticos, la central obrera y los organismos de derechos humanos. Era un Gobierno pr¨®ximo a la deriva.
Tras un golpe interno contra el general Viola, el general Leopoldo Galtieri tom¨® el mando de la Casa Rosada y quiso torcer la debacle con la recuperaci¨®n de las islas Malvinas. Toc¨® una cuerda sentida, clavada en el coraz¨®n de los argentinos, para cambiar la agenda pol¨ªtica y perdurar en el poder.
Fue una extorsi¨®n moral. La mayor¨ªa de la poblaci¨®n argentina, con una recordada manifestaci¨®n a la Plaza de Mayo, apoy¨® el desembarco de las tropas, pero esta expresi¨®n no implicaba un apoyo a la dictadura sino, m¨¢s bien, la catarsis a un reclamo soberano incumplido desde hac¨ªa casi 150 a?os.
Como lo verific¨® la Comisi¨®n Rattenbach que examin¨® la t¨¢ctica y estrategia de la actuaci¨®n militar, Argentina no hab¨ªa previsto la reacci¨®n brit¨¢nica. Su intenci¨®n fue capturar las Malvinas sin derramar sangre y despu¨¦s negociar con la intervenci¨®n de la ONU, pero ya con la bandera argentina flameando en las islas. Sin embargo, no organiz¨® un plan para su defensa. Esta fue la matriz de su falla estrat¨¦gica que se revelar¨ªa durante la guerra: suponer que las islas no ten¨ªan valor geopol¨ªtico para Gran Breta?a, que representaban una r¨¦mora colonial.
Galtieri, que se sent¨ªa el ¡°ni?o mimado¡± de Estados Unidos, que enviaba agentes de inteligencia a Centroam¨¦rica para enfrentar al ¡°enemigo marxista¡±, no imagin¨® que hab¨ªa comprometido los intereses de Occidente.
Las islas le permit¨ªan a Gran Breta?a una proyecci¨®n hacia la Ant¨¢rtida, y tambi¨¦n, por su cercan¨ªa con el estrecho de Magallanes, al oc¨¦ano Pac¨ªfico, y al sur de ?frica, continente en el que por entonces se expand¨ªa la influencia de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Ante el desaf¨ªo de la ocupaci¨®n argentina, Gran Breta?a ¡ªy esto equival¨ªa a decir Estados Unidos y tambi¨¦n la OTAN¡ª, no pod¨ªa mostrarse como una potencia d¨¦bil en el marco de la Guerra Fr¨ªa.
Durante las primeras semanas de abril de 1982, Galtieri continu¨® en la creencia de que no habr¨ªa guerra. Pero la flota brit¨¢nica ya estaba lanzada hacia el Atl¨¢ntico Sur y los soldados argentinos llegaban a las islas en un clima de improvisaci¨®n, muchos de ellos sin haber concluido etapa de instrucci¨®n, con un equipamiento b¨¦lico que fallaba y, sobre todo, con tres fuerzas militares ¡ªde tierra, aire y mar¡ª, que no actuar¨ªan en forma conjunta, bajo un mando ¨²nico. Incluso algunos oficiales ¡ªimbuidos por el autoritarismo castrense¡ª infligieron castigos y torturas sobre sus subordinados.
De este modo Argentina comenz¨® a vivir la experiencia de su primera guerra del siglo XX contra una potencia de Occidente.
Sin embargo, reducir la contienda a ¡°chicos de la guerra¡± sin preparaci¨®n que fueron empujados a la batalla frente a un enemigo gigante y tecnologizado, tambi¨¦n implica obviar (o desmerecer) la actuaci¨®n de conscriptos y mandos superiores que a¨²n en el caos y la incertidumbre, lo hicieron con empe?o y profesionalismo, dejando la vida en un territorio usurpado, que sent¨ªan propio. Es decir, la causa Malvinas significaba para ellos mucho que la consecuencia de una ¡°borrachera¡± de Galtieri, como la visi¨®n hist¨®rica posterior logr¨® instalar.
En el primer combate terrestre directo, ante el ¡°peligro¡± que la ONU ordenase un cese de fuego y una opini¨®n p¨²blica local cada vez m¨¢s cr¨ªtica a su gabinete de guerra, Gran Breta?a decidi¨® atacar la guarnici¨®n de Pradera del Ganso y Puerto Darwin, pero el hero¨ªsmo de los soldados les gener¨® una resistencia inesperada de 36 horas y la ca¨ªda del oficial de mayor rango en tierra. A partir de ese momento los brit¨¢nicos decidieron no combatir m¨¢s de d¨ªa, y hacerlo de noche, momento en que pod¨ªan hacer prevalecer mejor la superioridad de su armamento.
Fuerza a¨¦rea
En el combate a¨¦reo, a¨²n cuando la Fuerza A¨¦rea no ten¨ªa experiencia en ataques sobre unidades de superficie y dispon¨ªan de solo dos minutos de autonom¨ªa de combustible para identificar el blanco, lanzar sus bombas y regresar al continente, se convirtieron en una pesadilla para la flota brit¨¢nica.
La Aviaci¨®n Naval, que contaba con apenas cinco misiles Exocet, que impactaron sobre el ¡°Sheffield¡±, el ¡°Atlantic Conveyor¡± y probablemente sobre el portaviones ¡°Invincible¡±, oblig¨® a Thatcher a romper la ¡°zona de exclusi¨®n¡± que hab¨ªa determinado, y ordenar a la fuerza especial SAS (Special Air Service) la destrucci¨®n de la base aeronaval de R¨ªo Grande, que albergaba a los pilotos y a los aviones Super-Etendard, con la incursi¨®n de un comando que aterriz¨® en el continente pero no alcanz¨® a cumplir su misi¨®n.
Pese a sus l¨ªmites tecnol¨®gicos, pero en virtud de su alto profesionalismo, los pilotos hundieron y averiaron, en distintas proporciones, a 24 de las 42 naves que Gran Breta?a despleg¨® en el Atl¨¢ntico Sur.
Despu¨¦s, la derrota en Malvinas fue anexada en el inventario negro del Estado terrorista argentino, junto a los centros clandestinos y las desapariciones, pero fue una operaci¨®n de post-guerra, que ten¨ªa el larvado fin de olvidar el enfrentamiento b¨¦lico, ocultar a sus h¨¦roes, e incluso a la legitimidad del reclamo hist¨®rico de Argentina sobre las islas.
El camino del di¨¢logo para resolver el conflicto soberano, que hab¨ªa resuelto la ONU en 1965, y que hacia 1982 apenas se hab¨ªa iniciado, jam¨¢s se pudo recuperar. Con las islas Malvinas transformadas en una fortaleza militar de Gran Breta?a y la OTAN, aquella posibilidad parece m¨¢s lejana todav¨ªa.