Argentina abre su pol¨ªtica de identidad a madres de ni?os robados fuera de la dictadura
La nueva pol¨ªtica, todav¨ªa incipiente, es una esperanza para 12.500 personas cuyo ADN no coincidi¨® con el de familias de los desaparecidos. En noviembre hubo dos reencuentros
La pr¨¢ctica de ¡°conseguir un ni?o¡± existi¨® siempre, con complicidad de parteras y registros civiles y silencio de la sociedad. Los represores de la dictadura argentina (1976-1983) montaron en ese viejo engranaje su sistema de robo de beb¨¦s a militantes pol¨ªticas torturadas y asesinadas en sus centros clandestinos de detenci¨®n. Pero el tr¨¢fico, las apropiaciones y adopciones continuaron en paralelo, fuera de los cuarteles. As¨ª lo prueba la abrumadora cifra de nacidos durante el periodo del terrorismo de Estado que tienen documentaci¨®n irregular y buscan su origen, pero han sido descartadas como hijos de desaparecidos en los test que hace el Banco Nacional de Datos Gen¨¦ticos [BNDG] desde el retorno de la democracia.
El BNDG abri¨® en 1987. En 35 a?os, el cotejo de las muestras biol¨®gicas de las familias de desaparecidos por la dictadura y personas que dudaban de su identidad permiti¨® identificar sin margen de error a 130 de unos 500 nietos buscados por las Abuelas de Plaza de Mayo. Pero el proceso acumul¨® en el camino m¨¢s de 12.500 resultados negativos: personas que crecieron con la identidad sustituida, pero no son los nietos buscados. El problema para ellos es que, tras el informe negativo, no tienen otras opciones para rastrear su origen. Y el problema para el Estado es que estos casos crecen de a 100 al mes, mientras los nietos ¨Craz¨®n de ser del BNDG¨C han dejado de aparecer. El ¨²ltimo anuncio fue hace dos a?os y medio.
Pero algo est¨¢ cambiando, poco a poco. Doce casos negativos del BNDG recibieron una buena noticia: sus madres estaban vivas. No est¨¢n desaparecidas ni lo estuvieron. La identificaci¨®n fue posible porque el organismo sum¨® a su archivo de familias que buscan nietos robados por los militares, otro de madres, que buscan hijos robados por fuera del terrorismo de Estado. Las cifras fueron confirmadas a EL PA?S por Mariana Herrera Pi?ero, directora del BNDG desde 2015, aunque advirti¨® que ¡°son din¨¢micas¡±. La suma de reencuentros evidencia el potencial de esta apertura parcial del archivo de ADN del BNDG.
Los primeros casos llegaron v¨ªa judicial y permitieron resolver desde 2009 historias en Rosario, Tucum¨¢n, Buenos Aires y Neuqu¨¦n. Esto es: mujeres que encuentran hijos e hijos que recuperan la identidad. Hechos sin correlato con la dictadura. En un caso de 2018, la justicia pidi¨® comparar con los casos negativos del BNDG la sangre de una empleada dom¨¦stica que buscaba a una beba nacida en 1976 en Vicente L¨®pez (extrarradio de Buenos Aires), arrancada por sus jefes y entregada a una pareja. Amenazada por ellos con perder tambi¨¦n a su hijo mayor, call¨® por d¨¦cadas. El cruce fue exitoso: su hija dudaba de su origen y hab¨ªa pedido que se la comparase con el banco de ADN del BNDG.
Otras madres fueron entonces a la Comisi¨®n Nacional por el Derecho a la Identidad [Conadi], y hubo m¨¢s encuentros, dos de ellos el pasado noviembre. N¨¦lida Soria es la madre que protagoniz¨® uno de ellos y conmovi¨® al pueblo de Col¨®n, Entre R¨ªos. En 1978, esta mujer uruguaya sin actividad pol¨ªtica viv¨ªa en Buenos Aires con su esposo, una hija peque?a y una beba a la que no hab¨ªan llegado a inscribir. Una redada los forz¨® a salir del pa¨ªs y ha dejar temporalmente la beba con un vecino: no la vieron m¨¢s. Lourdes, asi se llama, creci¨® en C¨®rdoba con otro apellido y hace a?os consult¨® si era hija de desaparecidos. Su ADN qued¨® en el BNDG y su historia permanec¨ªa irresuelta. N¨¦lida acaba de encontrarla porque un conocido le dijo que ahora recib¨ªan el ADN de madres. Y prob¨®.
Ante este caso, el funcionario de la Conadi Manuel Gon?alves (que es tambi¨¦n uno de los 130 nietos recuperados) dijo a la Radio Ciudadana de Entre R¨ªos: ¡°Tenemos muchas muestras de j¨®venes de entre 40 y 45 a?os que han dado negativo, y muchas madres que est¨¢n en esta b¨²squeda. Hemos logrado ingresarlas al BNDG; a partir de este trabajo hemos resuelto varios casos y esperamos resolver m¨¢s¡±. Pueden sumarse al banco de ADN si dieron a luz entre julio de 1974 y diciembre de 1983, exclusivamente. No importa si les robaron un hijo o lo entregaron por no poder criarlo.
¡°Necesitamos que las madres nos busquen. Las estamos esperando¡±, dice Mariano Landeira, uno de los 12.500 casos que no tuvieron ¨¦xito en el banco gen¨¦tico. Landeira naci¨® en febrero de 1975 en una cl¨ªnica de Wilde (Buenos Aires) que lo vendi¨® a su familia de crianza. Y sue?a con llenar ¡°una parte vac¨ªa¡± de su vida. En el BNDG ya hay 250 madres no vinculadas a casos de terrorismo de Estado. Una es Mar¨ªa Alicia Pedrazzi. Pari¨® en la cl¨ªnica Pedro Honaine de San Mart¨ªn (Buenos Aires) el 30 de noviembre de 1983 y le dijeron que su beb¨¦ hab¨ªa muerto. Con los a?os comprob¨® que se lo hab¨ªan cambiado. Herrera Pi?ero explica que ¡°la incorporaci¨®n de madres sirve para posibles reencuentros, que siempre son algo bueno y queremos que sucedan. Y tambi¨¦n es una soluci¨®n cient¨ªfica ideal, porque los casos negativos, si no recuperan su identidad, quedan de por vida en la base de datos, compar¨¢ndose permanentemente, algo que perjudica el trabajo del BNDG¡±.
Una ley de identidad amplia
El ic¨®nico BNDG es la caja de resonancia de un gran conflicto. En 2009, durante el gobierno de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, la ley que lo rige se endureci¨® para optimizar su meta: encontrar a los nietos de las Abuelas de Plaza de Mayo. Para los activistas del derecho a la identidad (un coglomerado de ONGs y comunidades virtuales heterog¨¦neas) aquella ley fue una decisi¨®n arbitraria. Ellos consideran que este laboratorio, que depende del Ministerio de Ciencia, deber¨ªa tomar todos los casos, con o sin relaci¨®n con delitos de lesa humanidad.
¡°El reclamo y la demanda son genuinos. Pero ?c¨®mo se tienen que vehiculizar? Es m¨¢s complejo que un an¨¢lisis gen¨¦tico. Es una discusi¨®n mayor¡±, dice Herrero Pi?era. ¡°Debe haber un compromiso del Estado para que no haya m¨¢s organismos administrativos c¨®mplices de la apropiaci¨®n, y una ley federal de identidad de origen. El BNDG podr¨ªa ser el centro, pero que participen los laboratorios forenses de las provincias y alimenten una base de datos com¨²n¡±.
?Es posible, entonces, abrir el BNDG a toda la comunidad? ¡°La b¨²squeda en el BNDG es efectiva porque se limita a unos 500 grupos familiares, m¨¢s estas madres que buscan¡±, advierte Herrero Pi?era, actual directora del banco gen¨¦tico. ¡°Pero si se abriera a otros per¨ªodos el universo ser¨ªa enorme y la b¨²squeda, m¨¢s compleja. Procesar esas muestras ser¨ªa imposible con sus recursos humanos y tecnolog¨ªa, y llevar¨ªa al fracaso. Pero una ley donde el BNDG, con su experiencia e idoneidad, administrara la base, no vulnerar¨ªa su actividad y permitir¨ªa b¨²squedas eficientes¡±, concluye.
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