?Hay alguien ah¨ª?
Hemos vuelto, no se sabe a d¨®nde, pero hay mucha gente lastimada, que sigue en su invierno nuclear
Ayer me detuve en un canal de televisi¨®n donde pasaban The Wall, de Alan Parker (basada en el ¨¢lbum de Pink Floyd). Debo haberla visto 100 veces. En cines, en bares, en una sala de Buenos Aires donde la dieron durante a?os. Esta vez la mir¨¦ de reojo, porque las tumbas de la memoria son sagradas y las lastiman los juicios del tiempo. Una de las canciones de la pel¨ªcula es Is there anybody out there?. Durante el confinamiento pand¨¦mico me asomaba al balc¨®n, contemplaba el invierno nuclear de la calle y me preguntaba eso: ?hay alguien ah¨ª? Ahora hemos vuelto. No se sabe a d¨®nde, pero hemos vuelto. Y hay mucha gente lastimada, que sigue en su invierno nuclear. Seg¨²n la Agencia Espa?ola de Medicamentos, Espa?a es el primer consumidor mundial de tranquilizantes e hipn¨®ticos: 93 dosis diarias por 1.000 habitantes, un 6% m¨¢s que en 2019. Hay que adecuar el error de paralaje: ?qu¨¦ era yo, qui¨¦n soy ahora? Cuesta acercarse a uno mismo. Yo me pierdo en el tiempo: es lunes y creo que es viernes; recuerdo fragmentos de sue?os que tendr¨¦ ma?ana (es real, hablar¨¦ de eso en otro momento). Durante largos per¨ªodos, entre el mundo y yo se impone una anestesia equivocada. Entonces, echo mano de remedios caseros. Por ejemplo, leo el mon¨®logo de Molly Bloom, del Ulises (jam¨¢s he le¨ªdo el Ulises completo). Lo leo en voz alta, lo recito o lo rezo hasta que llego al final: ¡°¨¦l me pregunt¨® si yo quer¨ªa s¨ª para que dijera s¨ª mi flor en la monta?a y yo primero lo rode¨¦ con mis brazos s¨ª y lo atraje hacia m¨ª para que pudiera sentir mis pechos todo perfume s¨ª y su coraz¨®n golpeaba loco y s¨ª yo dije quiero s¨ª¡±. Y, cuando lo termino, siento como si me hubieran filtrado. Estoy humilde y vac¨ªa, quieta. Las cosas me bastan: esta taza, este escritorio. Limada por la potencia de un genio inalcanzable, dentro de m¨ª solo quedan un par de versos ajenos y la certeza de que no hay m¨¢s camino que seguir: fallar sin ortopedias. Con coraje, pero fallar.
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