Gratitud
El documental ¡®Las buenas sombras¡¯ habla de una ¨¦poca, ayer mismo, en la que algunos, para ser ciudadanos ¡°normales¡±, necesitaron la abnegaci¨®n de escoltas tan valientes como discretos
Cuando yo era joven, o¨ªa decir que de bien nacidos es ser agradecidos. Me parece que hoy ya nadie se atreve a comprometerse tanto¡ Por eso me gusta la iniciativa de la Fundaci¨®n Miguel ?ngel Blanco que recuerda en un documental a los escoltas, esas sombras bienhechoras que protegieron las vidas de muchos miles de espa?oles durante d¨¦cadas, permitiendo que fuesen a sus trabajos, a sus amores, a sus citas con el arte o el deporte. Y que criaran a sus hijos y convivieran con sus familias con relativa tranquilidad. Mientras amparaban esas existencias pac¨ªficas, arriesgaban la suya. No fueron pocos los que padecieron en sus carnes o incluso pagaron con su vida ese servicio a los amenazados por orates del bestialismo pol¨ªtico que contaban (?y cuentan!) con amplias simpat¨ªas en las fosas s¨¦pticas de este pa¨ªs. Esos sacrificios no fueron demasiado valorados: siempre el asesinado era tal diputado o tal concejal, con nombres, apellidos, t¨ªtulos, m¨¦ritos¡ ¡°y su escolta o escoltas¡±, una especie de ap¨¦ndice triste pero an¨®nimo, como el veh¨ªculo incendiado por la bomba lapa. Recuperar sus rostros y sus historias era una deuda pendiente, ahora en parte saldada.
El documental se titula Las buenas sombras y ha sido escrito y sobriamente dirigido por Felipe Hern¨¢ndez Cava. Informa sin aspavientos, pero sugiere a¨²n m¨¢s de lo que dice. No pertenece a la moda glamurosa de los relatos emp¨¢ticos que tanto gustan a los melindrosos (por cierto, seg¨²n varios psic¨®logos, el gremio con mayores recursos de empat¨ªa por exigencias del empleo son los estafadores). Habla de una ¨¦poca, ayer mismo, en la que algunos, para ser ciudadanos ¡°normales¡±, necesitaron la abnegaci¨®n de profesionales tan valientes como discretos. Fui uno de los protegidos y no quiero que se les olvide. Los otros, los enemigos, est¨¢n en el Parlamento.
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