El socialismo ha muerto (en Francia) y estamos en su funeral
A los supervivientes les toca bajar al fondo del pozo seco y preguntarse por d¨®nde y por qu¨¦ se ha escurrido el agua
Todo escritor siempre teme ese momento en que, al echar el cubo al pozo, este solo le devuelva el sonido del golpe en un fondo ya vac¨ªo, me dec¨ªa hace unos d¨ªas Don Winslow. Vac¨ªo de agua, de historias, de inspiraci¨®n, de p¨²blico. La cat¨¢strofe. Y eso es exactamente lo que le ha pasado a Anne Hidalgo y al socialismo franc¨¦s que, tras arrojar el cubo al agujero en busca de votos, ha escuchado un veredicto seco: solo el 1,7% de los franceses la han votado; en Par¨ªs, donde es alcaldesa, el 2,17%. No hay ya agua para el viejo partido de Fran?ois Mitterrand y Fran?ois Hollande cinco a?os despu¨¦s de abandonar el El¨ªseo.
Y esto no es algo que pueda atribuirse solamente a la candidata, una pol¨ªtica entera, de principios, de valores, feminista, ecologista y en las ant¨ªpodas de la estridencia. Pero los votantes parecen agotados de pol¨ªticos previsibles, educados, racionales y tan comedidos en sus propuestas como demasiado comprensivos con las dificultades en el camino.
Hablar de socialismo franc¨¦s es hablar de socialismo europeo. En esta ocasi¨®n se puede disociar, ya que Portugal, Espa?a y Alemania mantienen encendida la antorcha que se va apagando en otros sitios, pero la humillaci¨®n sufrida en Francia es tan grande que todos deben aprender lecciones.
Los barrios m¨¢s populares han votado a Jean-Luc M¨¦lenchon o a Marine Le Pen. Los trabajadores ya no sienten que el socialismo les represente en Francia, un viejo problema que se extiende a medida que esta opci¨®n queda m¨¢s y m¨¢s atrapada entre los sue?os de cambio y un respeto excesivo a la inamovilidad de las ¨¦lites.
Los ciudadanos comprenden r¨¢pidamente la desigualdad. La inflaci¨®n. La diferencia entre quienes solo pueden acceder a una sanidad p¨²blica agotada y quienes tienen seguro privado. La distancia entre un discurso ecologista precioso y unos impuestos que caen en el trabajador. Por eso est¨¢n huyendo de los viejos partidos que ya no les dan respuestas.
Le Pen ha acertado en algo m¨¢s que en la exhibici¨®n de sus gatitos, tan rentable hoy en el mundo infantilizado de las redes, ha aparcado la obsesi¨®n de la identidad para centrarse en el gran asunto: el poder adquisitivo de los ciudadanos. Emmanuel Macron es el sistema y est¨¢ apuntalado por el desaf¨ªo que supone la guerra de Ucrania. Y M¨¦lenchon avanza, pero sin ninguna capacidad de aunar. Es el socialismo, por tanto, la mayor v¨ªctima de unas elecciones y un entorno econ¨®mico en el que no se sabe mover. En Francia ha muerto y estamos en su funeral. A los supervivientes les toca bajar al fondo del pozo seco, preguntarse por d¨®nde y por qu¨¦ se ha escurrido el agua. Y ponerse a trabajar en ello.
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