La alarma de Finlandia y Suecia
Lejos de impedir la expansi¨®n de la OTAN, Putin ha conseguido que pa¨ªses neutrales se planteen la adhesi¨®n
Las atrocidades diarias de Rusia contra Ucrania han espoleado una profunda reflexi¨®n estrat¨¦gica en las sociedades de Suecia y Finlandia, pa¨ªses miembros de la Uni¨®n Europea pero no de la OTAN. La guerra est¨¢ provocando en ambos pa¨ªses un fuerte incremento del respaldo a la perspectiva de una integraci¨®n en la Alianza Atl¨¢ntica. La invasi¨®n rusa de Ucrania ten¨ªa entre sus objetivos declarados frenar la ampliaci¨®n hacia el este de la OTAN. Ahora parece probable que, entre sus muchos reveses, la acci¨®n militar del Kremlin acabar¨¢ precisamente propiciando una ampliaci¨®n, aunque en otro ¨¢mbito geogr¨¢fico.
Los dos pa¨ªses n¨®rdicos se hallan en distintas fases de un proceso de reconsideraci¨®n que afecta a su posici¨®n como no alineados y, en buena medida, a los rasgos definitorios de su identidad nacional. Finlandia se halla en una etapa m¨¢s adelantada, con una opini¨®n p¨²blica decididamente a favor de la adhesi¨®n seg¨²n los sondeos, un Parlamento ya activo en la materia y la declarada intenci¨®n de tomar una decisi¨®n en cuesti¨®n de semanas. Suecia no ha ido tan r¨¢pida, sobre todo por las dudas en las filas del gobernante partido socialdem¨®crata sueco, tradicionalmente contrario a la integraci¨®n en la OTAN.
La decisi¨®n corresponde a los dos pa¨ªses, pero cabe apuntar algunas consideraciones. En primer lugar, la conducta reciente de Putin explica la b¨²squeda de protecci¨®n de la Alianza. Como miembros de la UE, Suecia y Finlandia disfrutan de la cl¨¢usula de defensa mutua prevista por el art¨ªculo 42.7 del Tratado de la Uni¨®n Europea, que establece que ¡°si un Estado miembro es objeto de una agresi¨®n armada en su territorio, los dem¨¢s Estados miembros le deber¨¢n ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance¡±. Pero es evidente que sus sociedades empiezan a considerar que la OTAN es un paraguas mucho m¨¢s seguro y disuasorio.
No cabe ninguna duda sobre la solidez de las instituciones democr¨¢ticas de ambos pa¨ªses, y adem¨¢s disponen de unas Fuerzas Armadas serias que desde hace a?os ya cooperan estrechamente con la OTAN. Caso de que as¨ª lo desearan ambas democracias n¨®rdicas, los aliados deber¨ªan aceptar sus solicitudes de adhesi¨®n, y tramitarlas con m¨¢xima celeridad. Ante este contexto y frente al historial del Kremlin y sus expl¨ªcitas amenazas, es preciso reducir el lapso de tiempo entre solicitud y activaci¨®n formal de la cl¨¢usula de mutua defensa, que podr¨ªa ser aprovechado para acciones hostiles rusas.
Mosc¨² ha anunciado que, de producirse la adhesi¨®n, revisar¨¢ su despliegue militar en la zona, con clara alusi¨®n al armamento nuclear. Obviamente, se trata de una perspectiva inquietante. Pero no deber¨ªa provocar ninguna duda. Por un lado, Rusia ya tiene en Kaliningrado misiles bal¨ªsticos Iskander con capacidad nuclear. Por el otro, y sobre todo, Suecia y Finlandia son admirables miembros del mundo democr¨¢tico, pa¨ªses responsables que no representan una amenaza para nadie. Si finalmente deciden dar el paso, son ellos los que se estar¨ªan defendiendo de una amenaza.
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