210 votos y un veto

Espa?a no puede permitirse la m¨¢s m¨ªnima sombra de duda sobre el funcionamiento de sus servicios de inteligencia y su correcto acomodo a los est¨¢ndares que impone un sistema democr¨¢tico. De ah¨ª que resulte tan necesario tomar en serio las noticias acerca del espionaje que han sufrido algunos pol¨ªticos catalanes para afrontar esta cuesti¨®n sin aspavientos, pero con la seriedad y madurez que la situaci¨®n requiere. No ha sido este, sin embargo, el enfoque adoptado por un Gobierno partido en dos y a la espera de que la realidad informativa hiciera decaer la atenci¨®n sobre el tema. Resulta sorprendente observar c¨®mo, en estas circunstancias, unos han aprovechado la ocasi¨®n para escandalizarse y cargar contra compa?eros del Consejo de Ministros; y los otros han preferido entregarse a las explicaciones tautol¨®gicas. Estrategias todas ellas p¨¦simas para taponar la v¨ªa de desconfianza abierta.

Con el fin de dimensionar la verdadera magnitud del problema, conviene partir de lo conocido y plantear, a continuaci¨®n, aquello que todav¨ªa se ignora. As¨ª, de lo publicado hasta la fecha parece claro que Espa?a adquiri¨® el sistema de escuchas conocido como Pegasus. Tambi¨¦n que un n¨²mero muy significativo de pol¨ªticos catalanes del entorno independentista ha sido objeto de escuchas indiscriminadas. No es tampoco un detalle menor tomar en consideraci¨®n que tales escuchas han tenido lugar en un espacio de tiempo alejado de aquella amenaza secesionista que las fuerzas independentistas materializaron en Catalu?a. Pero, adem¨¢s de lo sabido, ?qu¨¦ ignoramos? Realmente casi todo. De ah¨ª la necesidad de conocer los detalles que permitan valorar en su justa medida el problema al que nos enfrentamos y, en su caso, depurar responsabilidades.

El contexto descrito es, en suma, lo suficientemente inquietante como para exigir que la respuesta del Gobierno no reste gravedad a la informaci¨®n, a la par que se formule un compromiso encaminado a ofrecer las oportunas explicaciones en el lugar adecuado: la Comisi¨®n de secretos oficiales del Congreso de los Diputados. Atendiendo a que dicha Comisi¨®n est¨¢ pendiente de constituci¨®n, cabe preguntarse qu¨¦ circunstancias impiden ahora hacerlo. La respuesta es obvia: 210 votos y un veto. La mayor¨ªa necesaria viene impuesta por la normativa aplicable; el veto a Bildu parece ser una condici¨®n del PP. No me gustan los vetos y creo, honestamente, que no admiten justificaci¨®n democr¨¢tica. Con todo, en las circunstancias descritas podr¨ªa ser un coste pol¨ªtico asumible si con ello se facilita la pista de aterrizaje para garantizar todas las explicaciones que permitan entender lo ocurrido. Lo expuesto no toma en consideraci¨®n otras consecuencias que la situaci¨®n puede llegar a provocar, especialmente en lo que afecta a la sostenibilidad de la relaci¨®n futura con los socios de investidura.

Y por pedir que no quede. A la vez que se explica el espionaje, quiz¨¢s no estar¨ªa de m¨¢s que alguien aclarara tambi¨¦n qu¨¦ sentido tiene que Unidas Podemos siga formando parte de un Gobierno cuando, salvo honrosas excepciones, la principal acci¨®n pol¨ªtica de sus miembros parece estar orientada a erosionarlo. La situaci¨®n no puede resultar m¨¢s grotesca.