El dif¨ªcil malabarismo de Lula frente a Bolsonaro
Lula debe saber que esta vez se enfrenta con un l¨ªder cuya fuerza pol¨ªtica se concentra en la violencia en estado puro
Lula empieza a estar en una encrucijada en la que necesitar¨¢ usar como nunca el innegable olfato pol¨ªtico que siempre lo ha caracterizado. Hoy, al final de su carrera, se enfrenta con el mayor desaf¨ªo de su vida: el de derrotar al golpista de ultraderecha Jair Bolsonaro, un verdadero enemigo de la democracia, que en sus tres a?os...
Lula empieza a estar en una encrucijada en la que necesitar¨¢ usar como nunca el innegable olfato pol¨ªtico que siempre lo ha caracterizado. Hoy, al final de su carrera, se enfrenta con el mayor desaf¨ªo de su vida: el de derrotar al golpista de ultraderecha Jair Bolsonaro, un verdadero enemigo de la democracia, que en sus tres a?os de Gobierno ha aislado a Brasil del resto del mundo civilizado y sue?a con armar a todo el pa¨ªs para convertirlo en una gran milicia a sus ¨®rdenes.
En un inicio, el embate de Lula con Bolsonaro parec¨ªa un juego f¨¢cil de ganar. Todos los sondeos llegaron a profetizar su victoria ya en la primera vuelta, con una diferencia que lleg¨® a 20 puntos a su favor. Hoy las cosas han empezado a cambiar. Lula se ha estancado y su contrincante ha empezado a crecer mientras disminuye su impopularidad: la diferencia entre los dos est¨¢ hoy en solo nueve puntos. Al mismo tiempo, la presencia del bolsonarismo en las redes sociales, que fue en gran parte lo que se llev¨® a su l¨ªder a la victoria en 2018, es claramente superior a la de Lula.
El l¨ªder del Partido de los Trabajadores (PT) inici¨® la batalla contra Bolsonaro con la l¨²cida intuici¨®n de que si se presentaba simplemente como l¨ªder de la izquierda nunca iba a conquistar los votos de los desilusionados con Bolsonaro que no quieren votar a la izquierda. Fue as¨ª cuando sorprendi¨® al escoger como posible vicepresidente al conservador Geraldo Alckmin, que hab¨ªa sido su enemigo pol¨ªtico. Al mismo tiempo, construy¨® un grupo en el que figuran partidos no solo de izquierdas, sino tambi¨¦n de centro y hasta de la derecha moderada. Y fue eso lo que le hizo dispararse en las encuestas.
Tuvo, sin embargo, quiz¨¢s por excesiva confianza, algunas decisiones que empezaron a asustar a los conservadores, como el no haber condenado enseguida la guerra de Vlad¨ªmir Putin contra Ucrania, manteniendo un cierto antiamericanismo que siempre caracteriz¨® al PT. Al mismo tiempo, mientras intentaba conquistar una parte de los votos evang¨¦licos, que en su gran mayor¨ªa le dieron la victoria a Bolsonaro, sali¨® en defensa de la libertad del aborto, un tema a¨²n hoy tab¨² en Brasil, no s¨®lo para los evang¨¦licos.
De no cometer errores graves, Lula contin¨²a siendo la ¨²nica posibilidad para derrotar a Bolsonaro. Todos los otros posibles candidatos de la llamada ¡°tercera v¨ªa¡±, que deber¨ªa haber recogido a los partidos del centro para ofrecer una alternativa nueva que quebrara la eterna pugna entre izquierda y derecha, se est¨¢n deshilvanando cada d¨ªa. Se han convertido en una tortilla de egos que se neutralizan entre ellos.
Pero Lula a¨²n ni ha anunciado oficialmente su precandidatura. Mientras, Bolsonaro est¨¢ ya desde hace meses en plena campa?a electoral, pr¨¢cticamente sin gobernar. Sabe muy bien usar y abusar de la fuerza que le otorga la Presidencia y ser el due?o del cofre que le permite comprar hasta a los partidos. Ni siquiera ha convocado grandes manifestaciones p¨²blicas y se ha limitado a hacer una pol¨ªtica de bastidores para ensanchar su base pol¨ªtica. Ha sido una decisi¨®n arriesgada, a¨²n dif¨ªcil de calcular.
Lula no puede competir con la pol¨ªtica descarada de Bolsonaro: echar cada d¨ªa carne a sus seguidores m¨¢s fan¨¢ticos con su lenguaje desgarrado y vulgar; su total desinhibici¨®n en tratar los temas de tipo sexual; su burla de lo pol¨ªticamente correcto o su desaf¨ªo abierto a las otras instituciones del Estado ¡ªsobre todo a la justicia, con la que se enfrenta frontalmente cada d¨ªa¡ª.
Dif¨ªcil, aun queri¨¦ndolo, desafiar a Bolsonaro en su defensa abierta y descarada de la tortura y de la dictadura. En su desprecio por los valores de la democracia. En sus fobias por todo lo que se refiera a la pol¨ªtica de g¨¦nero. En su desprecio descarado a todo lo que no sea machismo en estado puro.
Lula sabe que hoy existe en los ambientes derechistas de todo el mundo un cierto desprecio por lo pol¨ªticamente correcto. Algo que Bolsonaro est¨¢ usando como pocos y que lleva incluso a algunos analistas a explicar que ese lenguaje sin barreras supone para ¨¦l una ventaja: a millones de personas les parece un s¨ªntoma de libertad de expresi¨®n y de no esconder su personalidad.
Quiz¨¢s sea eso lo que ha intuido Lula, que en sus charlas con grupos de periodistas empieza a parecer m¨¢s desinhibido en su lenguaje y menos atado a las barreras de lo pol¨ªticamente correcto. Cristiana Camargo lo ha analizado en un largo art¨ªculo en el diario Folha de Sao Paolo, donde afirma que Lula ¡°critica lo pol¨ªticamente correcto¡±.
A los periodistas, Lula les explic¨® que el mundo hoy ¡°est¨¢ aburrido del carajo¡± porque todos los chistes son vistos como pol¨ªticamente incorrectos. Y puso el ejemplo de las bromas de mal gusto que la extrema derecha suele hacer sobre los nordestinos, considerados los pobres y analfabetos del pa¨ªs. Lula es nordestino y es en esa regi¨®n de la que sali¨® de ni?o con su familia, huyendo del hambre y de la miseria hacia la rica San Paulo, donde mantiene hoy la gran mayor¨ªa de sus votantes.
Conversando tres horas con los periodistas, dijo: ¡°Queremos un mundo multipolar con 500 personas discutiendo en la mesa. As¨ª la gente podr¨¢ ser feliz. Uno que cuenta un chiste sobre los nordestinos y yo riendo. Sentarse en la mesa con alguien que vot¨® contra m¨ª y contar chistes como dos hinchas de f¨²tbol de partidos adversarios¡±. Seg¨²n Lula, lo que le falta hoy a Brasil y al mundo es ¡°m¨¢s humor¡±.
Existe una gran expectaci¨®n para ver c¨®mo va a ser la campa?a en la calle de Lula, acostumbrado a ser exaltado por las multitudes. Esta vez deber¨¢ hacer las cuentas con un adversario que entiende poco o nada de di¨¢logo y solo de violencia y venganzas. El equipo de Lula empieza a estar preocupado ante las amenazas, incluso de muerte contra ¨¦l, lo que le est¨¢ llevando a revisar las caracter¨ªsticas de su campa?a que hasta ahora se ha limitado a encuentros a puertas cerradas.
El Lula de las multitudes que lo aclaman sabe o debe saber que esta vez se enfrenta con un l¨ªder cuya fuerza pol¨ªtica se concentra en la violencia en estado puro. Que cuenta ya con una milicia armada dispuesta a todo para impedir que el viejo y amado sindicalista pueda volver al poder.
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