Resistencia sindical en EE UU
Amazon y Starbucks redoblan sus ataques para impedir la movilizaci¨®n sindical de sus trabajadores
Los t¨ªmidos brotes de sindicalismo que vive Estados Unidos se han encontrado con la resistencia activa de las grandes empresas para que no cunda el ejemplo. En abril, un grupo de trabajadores de un centro de distribuci¨®n de Amazon en Staten Island, Nueva York, consiguieron sobreponerse a las pr...
Los t¨ªmidos brotes de sindicalismo que vive Estados Unidos se han encontrado con la resistencia activa de las grandes empresas para que no cunda el ejemplo. En abril, un grupo de trabajadores de un centro de distribuci¨®n de Amazon en Staten Island, Nueva York, consiguieron sobreponerse a las presiones de la compa?¨ªa y montar el primer comit¨¦ de empresa en el seno del gigante electr¨®nico. La victoria se convirti¨® en un s¨ªmbolo nacional pero, unas semanas despu¨¦s, Amazon despidi¨® a media docena de jefes de ese centro de trabajo por no haber sabido abortar el nacimiento del sindicato. Otro gigante, Starbucks, ha sido demandado por represalias contra un movimiento sindical que afecta ya a decenas de sus cafeter¨ªas.
Apenas el 10,3% de los trabajadores en EE UU (unos 14 millones de personas) est¨¢n afiliados a alg¨²n sindicato. En el sector privado es el 6,1%. Las cifras no han dejado de bajar en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas, pero a principios de abril la Oficina de Relaciones Laborales asegur¨® que en los seis meses anteriores las peticiones para formar comit¨¦s de empresa hab¨ªan crecido un 57%.
La novedad m¨¢s interesante de esta incipiente primavera sindical est¨¢ sobre todo en el bum tecnol¨®gico que en los ¨²ltimos 25 a?os ha transformado la econom¨ªa y la sociedad en EE UU y en todo el mundo. La actual revoluci¨®n se ha construido sobre la ausencia total de capacidad negociadora de los trabajadores en los niveles m¨¢s mec¨¢nicos, desarmados frente a los algoritmos que exigen la eficiencia matem¨¢tica que garantiza los objetivos. Los l¨ªderes multimillonarios de este cambio de ¨¦poca, como Jeff Bezos o Elon Musk, son los hombres m¨¢s ricos del mundo y al mismo tiempo feroces activistas contra la organizaci¨®n de los trabajadores. El ejemplo de Amazon es paradigm¨¢tico: ingresa 386.000 millones de d¨®lares al a?o (2020) y vale m¨¢s de 2.000 millones en Bolsa. Al principio de la pandemia, sus trabajadores y repartidores se jugaron literalmente la vida para cubrir con sus env¨ªos las necesidades de una poblaci¨®n encerrada en casa. Sin embargo, los trabajadores en las tareas m¨¢s b¨¢sicas de la empresa en EE UU denuncian condiciones de explotaci¨®n.
La efervescencia sindical coincide con la presidencia de un dem¨®crata de vieja escuela, Joe Biden, que en parte labr¨® su personaje como el hombre en Washington de los sindicatos del metal del noreste industrial. Biden ha recibido en la Casa Blanca al l¨ªder sindical de la planta de Amazon y exige ahora a empresas adjudicatarias de la Administraci¨®n federal tener acuerdos con los sindicatos. A Biden le gusta repetir que ¡°Wall Street no construy¨® Estados Unidos. La clase media es la que construy¨® Estados Unidos. Y la clase media la construyeron los sindicatos¡±. La generaci¨®n de trabajadores que aspiran a ser clase media en la nueva econom¨ªa tecnol¨®gica necesita ese mismo instrumento de negociaci¨®n.