Mbapp¨¦ y la doble moral francesa

La alcaldesa de Par¨ªs, Anne Hidalgo ha escrito un tuit de dos palabras y dos emojis que explica de forma contundente la gran distancia que existe entre los valores democr¨¢ticos que defiende la R¨¦publique y las acciones que alienta y consiente. O sea, su doble moral. ¡°Qu¨¦ bien¡±, ha tuiteado Hidalgo en un mensaje que ha acompa?ado con una foto de Mbapp¨¦, celebrando que se quede en el PSG y dos emojis: un coraz¨®n azul y otro rojo. Ahora solo nos falta entender por qu¨¦ celebra que el jugador haya decidido quedarse en un club Estado perteneciente a Qatar, una monarqu¨ªa absoluta y hereditaria...

La alcaldesa de Par¨ªs, Anne Hidalgo ha escrito un tuit de dos palabras y dos emojis que explica de forma contundente la gran distancia que existe entre los valores democr¨¢ticos que defiende la R¨¦publique y las acciones que alienta y consiente. O sea, su doble moral. ¡°Qu¨¦ bien¡±, ha tuiteado Hidalgo en un mensaje que ha acompa?ado con una foto de Mbapp¨¦, celebrando que se quede en el PSG y dos emojis: un coraz¨®n azul y otro rojo. Ahora solo nos falta entender por qu¨¦ celebra que el jugador haya decidido quedarse en un club Estado perteneciente a Qatar, una monarqu¨ªa absoluta y hereditaria donde no se respetan los derechos humanos, en lugar de haber fichado por el Real Madrid.

Oye, qu¨¦ bien, exclama ante el mundo la alcaldesa de Par¨ªs para celebrar que el jugador se queda en un club que preside Nasser Al-Khelaifi y cuyo due?o absoluto es Qatar Investment Authority, un Fondo Soberano de Inversi¨®n de Qatar fundado para gestionar los super¨¢vits generados por el gas y el petr¨®leo. Qu¨¦ bien que el futbolista siga trabajando para un Estado donde, seg¨²n informa Amnist¨ªa Internacional, las mujeres son discriminadas y las menores de 25 a?os no pueden salir de casa sin permiso de sus tutores legales. ?Yupi! La alcaldesa de Par¨ªs no cabe en s¨ª de gozo.

Y es normal que est¨¦ as¨ª de contenta porque las cosas han salido como quer¨ªa Francia y como el presidente Macron en persona ha presionado para que sucedieran. Por lo visto Sarkozy tambi¨¦n meti¨® la zarpa para que el futbolista siguiera trabajando para un reino absolutista y confesional, donde existe la pena de muerte por traici¨®n y por apostas¨ªa, donde est¨¢ prohibida la homosexualidad tanto en hombres como en mujeres y el consumo de alcohol bajo pena de flagelaci¨®n. Un Estado donde las entidades empleadoras pueden presentar cargos penales de fuga contra trabajadores inmigrantes que viven en condiciones de esclavitud.

Y yo me pregunto: ?qu¨¦ hacen las m¨¢ximas autoridades francesas presionando a futbolistas para que trabajen para un club catar¨ª en vez de elegir uno europeo? ?Qu¨¦ clase de visi¨®n del mundo rige cuando los responsables de un pa¨ªs con problemas de integraci¨®n social y una guerra abierta en el continente se dedican a dar sus opiniones y presionar sobre aspectos deportivos que ata?en a un club relacionado con un Estado que atenta contra los derechos humanos? ?Qu¨¦ tipo de concepci¨®n del mundo y de la realidad es ¨¦sta? En Europa, y por lo visto muy especialmente en Francia, estamos tan acostumbrados a decir unas cosas y hacer otras, que ya nadie considera que el hecho de que los actos sean contradictorios con la moral que uno pregona sea un problema para la moral.

Que Qatar es un Estado al margen de los derechos humanos es reconocido universalmente. Pero qu¨¦ le importa al presidente de la Rep¨²blica Francesa si Qatar aparece en un informe de julio pasado donde la relatora especial de la ONU alert¨® sobre el racismo existente y expres¨® una gran preocupaci¨®n por la discriminaci¨®n de los no ciudadanos al tiempo que ped¨ªa al Gobierno que tomara medidas para acabar con el sistemas de castas de facto debido al origen nacional. Por lo visto, a Emmanuel Macron no le importa en absoluto. Porque lo ¨²nico que le preocupa es que Mbapp¨¦ no juegue en el Real Madrid. Eso y telefonear a Putin antes de las elecciones. As¨ª estamos construyendo Europa: a golpe de hipocres¨ªa populista y de moral ambigua. Llegaremos lejos.