La loca del frente
El cuerpo humano padece lo que el cuerpo social padece. Vivimos objetualizados porque el objeto tiene m¨¢s valor que el sujeto
La c¨¢mara enfoca una cara: la ni?a filmada no tiene ojos, el encuadre se centra en nariz y boca. Delante de la boca, que se abre y se cierra, que saca una lengua que lame, la mano sostiene un helado de hielo que encierra una figurita de pl¨¢stico verde. No vemos solo un rostro, aparecen muchos m¨¢s, y todos son de ni?as. Ni?as que mientras lamen y derriten el hielo con la carne caliente, rezan a Mar¨ªa y al fruto de su vientre. Lamen y hablan a la vez, o lamen, hablan con mucha rapidez y siguen lamiendo. Dios te salve mar¨ªa llena eres de gracia el se?or es contigo bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre. Helados. Lenguas. Fr¨ªo. Soldaditos de pl¨¢stico de color verde.
La pieza se titula Popsicles y la autora es la chilena Gloria Camiruaga, quien quiere que el espacio, el s¨ªmbolo y el contexto hist¨®rico que habita interact¨²en. ¡°Es un rosario de alarma, eterno y circular; la alarma de una mujer que desea la vida, la luz, la verdad y la solidaridad, pero que en cambio ve y recibe la muerte y el miedo. Es un rechazo de todo lo que es destrucci¨®n y muerte, pero se representa de manera casi atractiva, como inocente¡±.
Llevo varias noches con la pieza en la cabeza mientras avanzo en la lectura de Tengo miedo torero, del tambi¨¦n chileno Pedro Lemebel. El contexto en el que ambos trabajan est¨¢ lleno de violencias, de abuso de poder y de machismo. Solo la aparente inocencia que usan de barrera puede proteger a sus personajes ¡ªtambi¨¦n aparentemente¡ª de las agresiones m¨¢s terribles representadas magistralmente en el pl¨¢stico verde. Tambi¨¦n los une la relaci¨®n con el cuerpo, con los fluidos, con el acto sexual. A Camiruaga la conoc¨ª recientemente, a trav¨¦s del cat¨¢logo Radical Women Latin American Art, 1960-1085. El torero de Lemebel hace varios a?os que me acompa?a, en 2014 un amigo chileno me regal¨® una edici¨®n de la novela con un bodeg¨®n en la portada que representa un coraz¨®n hecho por la acumulaci¨®n de balas. El dorado del metal reposa sobre una tela de raso roja que te coloca de inmediato en el interior de la casa de La loca del Frente, la protagonista de la novela, un homosexual que mientras se cuenta historias de amor tarareando canciones pasadas de moda, participa activamente ¡ªcon la barrera levantada¡ª de una acci¨®n violenta contra la dictadura de Pinochet.
Hace poco quise leer Tengo miedo torero pero no encontr¨¦ mi libro. La casualidad quiso que me regalasen un nuevo ejemplar: la edici¨®n presenta en la cubierta un pecho peludo en primer plano al que, a modo de banderilla, se le clav¨® un pin met¨¢lico de un coraz¨®n con flecha en el que est¨¢ escrito la palabra amor. El chorreo de las gotas de sangre en blanco y negro sobre el pecho desnudo recupera la humanidad (la carne, la piel, la v¨ªscera) y el dolor tambi¨¦n f¨ªsico de la novela de Lemebel. Me gustan ambas portadas. Me atrae la carne y la cr¨ªtica evidente al amor rom¨¢ntico. Qui¨¦n sabe si es ese el motivo por el que acab¨¦ leyendo ese segundo ejemplar con un hambre atroz.
El cuerpo humano padece lo que el cuerpo social padece, leo en uno de mis diarios. Mis notas son ca¨®ticas: el cuerpo es escrito por el aparato social. Construcci¨®n permanente. Cuerpo de las mujeres sobre escrito por las instituciones. Cuerpo reescrito en cada parte de la vida. Vivimos objetualizados porque el objeto tiene m¨¢s valor que el sujeto. Dios te salve Mar¨ªa. MATAR. Al patriarca. A la autoridad. A una historia de la mujer en el mundo. No es literal, es est¨¦tico. Tensiones en el g¨¦nero. Pienso en lo masculino. En el poder que todo lo aplasta. Ese lo ya no contiene a la mitad del mundo, se centra en una fracci¨®n muy concreta, y parte de esa mitad tambi¨¦n realiza el ejercicio de revisar la toxicidad.
La loca del frente abre la boca y le dice a un hombre: ¡°Si alg¨²n d¨ªa haces una revoluci¨®n que incluya a las locas, av¨ªsame¡±. Estar¨¦ con ella en primera fila.
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