Noche en blanco
Conforme transcurr¨ªa la noche ah¨ª abajo, en la calle cortada para la bacanal estruendosa de la celebraci¨®n del Real Madrid, me dediqu¨¦ a estudiar la l¨®gica festiva de la muchedumbre
La noche del pasado s¨¢bado, por segunda vez en la vida, padec¨ª el trance de pernoctar en la Gran V¨ªa horas despu¨¦s que el Real Madrid hubiese triunfado en la final de la Liga de Campeones. Se trata de una experiencia ac¨²stica particularmente intensa. Me tienta emplear otros adjetivos (mortificadora, insoportable), pero tampoco es cuesti¨®n de derramar aqu¨ª el c¨¢ntaro de las hip¨¦rboles.
Total, que viv¨ª la cosa deportiva en el domicilio de Luis Landero, con excelente compa?¨ªa, sabroso...
La noche del pasado s¨¢bado, por segunda vez en la vida, padec¨ª el trance de pernoctar en la Gran V¨ªa horas despu¨¦s que el Real Madrid hubiese triunfado en la final de la Liga de Campeones. Se trata de una experiencia ac¨²stica particularmente intensa. Me tienta emplear otros adjetivos (mortificadora, insoportable), pero tampoco es cuesti¨®n de derramar aqu¨ª el c¨¢ntaro de las hip¨¦rboles.
Total, que viv¨ª la cosa deportiva en el domicilio de Luis Landero, con excelente compa?¨ªa, sabroso salmorejo y otras goller¨ªas cenables, y pronto vi que Thibaut Courtois llevaba empe?o de procurarme una larga noche de insomnio. Ani?ado de felicidad merengue, Landero estuvo a pique de asesinarme a abrazos triunfales, de modo que sal¨ª de su casa advertido de lo que me esperaba. Y aunque ya hab¨ªa corrido yo en la noche de otro a?o la trinquetada del jolgorio colectivo a horas indispuestas, no supe proveerme a tiempo de tapones. El recepcionista del hotel mencion¨®, compasivo, una farmacia lejana. Ya era tarde para expediciones al desierto urbano. Conque me encaj¨¦ unas bolitas de papel higi¨¦nico en las orejas, sin lograr, para mi mal, el efecto deseado.
Conforme transcurr¨ªa la noche ah¨ª abajo, en la calle cortada para la bacanal estruendosa, me dediqu¨¦ a estudiar la l¨®gica festiva de la muchedumbre. Cualquier cosa menos incurrir en el enfado in¨²til. No fue mucho lo que averig¨¹¨¦. Se suced¨ªan los petardos, los rugidos a capela, el estallido de botellas. Pens¨¦ en combatir la desesperaci¨®n agreg¨¢ndome al bullicio, pero yo ya estaba acostado, con la cara escondida bajo la almohada. ?Pobre Mbapp¨¦, las maldades que le coreaban a ¨¦l y a su madre! La polic¨ªa, generosa de sirenas, ?tambi¨¦n festejaba? En este pa¨ªs, ?cu¨¢ndo se duerme? As¨ª y todo, y aunque me reventaron la noche, doy la enhorabuena a los corazones blancos.