Ad¨¢n Augusto, el primer hombre de AMLO
L¨®pez Obrador tiene una baraja nutrida rumbo a la sucesi¨®n. Le sobran cartas. Si las cosas siguen como van, el tabasque?o puede hacer ganar a quien desee. Hasta a Ad¨¢n.
Ad¨¢n Augusto L¨®pez Hern¨¢ndez, el primer hombre de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Ad¨¢n el paisano. Ad¨¢n primo hermano, como dicen los tabasque?os. Ad¨¢n secretario. Ad¨¢n operador. Ad¨¢n negociador. Ad¨¢n confidente presidencial. Ad¨¢n expriista. Ad¨¢n l¨ªder del partido. Ad¨¢n legislador sin curul. Ad¨¢n la corcholata m¨¢s enigm¨¢tica¡ ?Ad¨¢n candidato presidencial?
AMLO tiene una baraja nutrida rumbo a la sucesi¨®n. Le sobran cartas. Tanto que se le ve a gusto al blofear. Hasta Tatiana puede ser, ha dicho el presidente esta semana. S¨ª. El saldo ganador de Morena en la elecci¨®n del domingo pasado dio ¨¢nimos al ocupante de Palacio Nacional. Si las cosas siguen como van el tabasque?o puede hacer ganar a quien desee. Hasta a Ad¨¢n.
Y las cosas seguir¨¢n como van, que nadie se confunda. Andr¨¦s Manuel es el presidente recio de un pa¨ªs que ten¨ªa muchas ganas de tener un hombre fuerte al mando. ?Que sus resultados son de pena? ?Que incluso a los pobres les va peor que con los de antes? Depende qui¨¦n lo diga. Porque los pobres est¨¢n diciendo en los comicios que les gusta lo que ven cada ma?ana y lo que escuchan cada que L¨®pez Obrador les habla.
?A qui¨¦n le importa si vamos mal si de momento nos sentimos bien? Las y los mexicanos aprueban a un presidente de un mal gobierno. Y est¨¢n listos para votar al candidato, o candidata, por supuesto, que diga L¨®pez Obrador. Incluso si se da el caso de que es Ad¨¢n.
M¨¢s que ganar la elecci¨®n, el presidente quiere que siga su transformaci¨®n. Una cosa no va en autom¨¢tico con la otra. Por eso Ricardo Monreal no tiene chance, gran t¨¦rmino mexicano para la muerte de una ilusi¨®n. El zacatecano puede con creces lo primero ¨Cimponerse en los comicios--, pero no garantiza lo segundo. El amigo Andr¨¦s no va a alentar que la impronta de este sexenio se erosione por el actuar de uno de Morena.
Con Marcelo Ebrard pasar¨¢ algo similar. Gran operador desde siempre es el canciller, pero tiene ambici¨®n con nombre propio. El titular de Relaciones Exteriores podr¨ªa dar cuenta, tambi¨¦n, del tr¨¢mite electoral sin grandes fatigas. Incluso cierta clase media resentida con las estridencias lopezobradoristas podr¨ªan votar a Morena si este progresista carnal fuera quien apareciera en la boleta. Mas AMLO no entregar¨¢ la banda presidencial a quien pueda opacarle. Habla ingl¨¦s, habla franc¨¦s, tiene mundo¡ no tiene futuro electoral.
El gran elector est¨¢ empe?ado en que lo que ¨¦l llama revoluci¨®n pac¨ªfica debe seguir. Toca madera ruidosamente en el p¨²lpito cuando pronuncia la eventualidad de que ganen los otros en el 2024. Si esa es la divisa, si lo que se pretende es la continuidad del lopezobradorismo, entonces son dos los int¨¦rpretes de esa fe con posibilidades. Claudia Sheinbaum y Ad¨¢n.
?A qui¨¦n dejar¨ªan ustedes el negocio? ?A una alumna muy adelantada o al confiable hermano que no te dio la familia sino la vida?
Para aventurar una respuesta hay que tener en cuenta que el presidente decreta hitos incluso antes de que estos ocurran realmente. Es un maestro para crear s¨ªmbolos y le gusta sentar precedentes.
A ojos de AMLO, Claudia posee m¨¦ritos profesionales y personales, sin lugar a dudas, pero tambi¨¦n encarna un s¨ªmbolo. Ambas cosas le hacen tener la condici¨®n de favorita. En Palacio cae bien y no solo al presidente. Qu¨¦ mejor relevo que uno hist¨®rico per se: la primera presidenta. Qu¨¦ mejor coronaci¨®n del rey viejo que dejar a una monarca que se ha curtido en la administraci¨®n y cuya lealtad a ¨¦l es de acero templado.
El 5 de junio confirm¨® que Morena galopa mientras la oposici¨®n sigue ensayando una f¨®rmula. El oficialismo respira tranquilo, pero ni por un d¨ªa se conf¨ªa. Luego de ese domingo electoral L¨®pez Obrador sabe que no estar¨¢ obligado a designar candidato a alguien que tenga que pedir a la clase media una oportunidad, una reconciliaci¨®n. El voto duro bastar¨ªa para catapultar a Claudia o a Ad¨¢n.
El problema de Claudia se llama Marcelo. Y ya dur¨® demasiado tiempo. Ni ella se despega en las encuestas de ¨¦l, ni ¨¦l se descarta. Algo ocurre con estos dos morenistas que parecen atrapados en la suma cero perfecta. Y ese nudo no lo va a desatar L¨®pez Obrador.
Cualquier l¨ªder har¨ªa lo mismo que Andr¨¦s Manuel. Quiere ver si Claudia descuella y pasa por encima de Marcelo. El presidente no le puso al canciller como cu?a. Pero cuando dice que la encuesta es real, lo que el mandatario est¨¢ expresando es que todo mundo ha de coincidir en que quien ¨¦l elija se gan¨® a pulso esa chance.
Marcelo le dio motivos de orgullo chilango a la ciudad de M¨¦xico y le propin¨® algunas de sus peores tragedias: el News Divine donde murieron adolescentes y, a?os despu¨¦s, la L¨ªnea 12.
Su agenda progresista es reconocida y su manera de poner orden al ambulantaje tambi¨¦n.
Es otro hombre fuerte. Y de alguna forma por eso mismo es una sombra para Claudia. Una gobernante efectiva, pero que batalla para conectar con sus gobernados; una jefa de gobierno trabajadora, pero con jefe, por lo que a diferencia de sus antecesores Marcelo y el propio AMLO no puede lucirse frente al presidente.
Marcelo sali¨® del gobierno y del pa¨ªs pr¨¢cticamente de forma simult¨¢nea. La derrota de su l¨ªder en 2012 y el regreso del PRI, su exfamilia, a la presidencia le dejaron inerme pues se equivoc¨® de sucesor, por lo que parti¨® a un exilio dorado en Francia y Estados Unidos.
Las tempranas fallas de la L¨ªnea 12, y el derrumbe de parte de la misma hace 13 meses, habr¨ªan sepultado la carrera pol¨ªtica de cualquiera. No ha sido as¨ª porque su jefe no lo ha querido. Solo por eso. As¨ª que las aspiraciones del canciller viven de prestado. Ni ¨¦l ni el l¨ªder del senado se ir¨¢n a ning¨²n lado cuando la decisi¨®n de Palacio no les favorezca. El sistema da, y el sistema tiene maneras de siempre recordar que tambi¨¦n quita.
Pero si Claudia no logra despegarse de Marcelo abrir¨¢ la puerta a que otro perfil se haga necesario. Uno como el de Ad¨¢n. Valedor del presidente y pol¨ªtico que no se abruma por las encuestas sabedor ¨Ccomo todo priista de formaci¨®n-- que el destape descubre virtudes, que el dedazo provoca que la magia de la cargada ocurra.
Ad¨¢n tiene maneras cr¨ªpticas, s¨ª, pero por eso mismo podr¨ªa representar una cara novedosa para el electorado. El presidente dir¨¢ lo que quiera decir que Ad¨¢n es y sus seguidores responder¨¢n con v¨ªtores que claro que eso es. Es un tapado ideal: es un tapado por esculpir, pero no es un invento hechizo.
En diez meses en la vida nacional de a deveras, como supone el ser secretario de Gobernaci¨®n, Ad¨¢n Augusto se ha convertido en un factor de gobernabilidad m¨¢s que del pa¨ªs, del movimiento oficialista y los derroteros de ¨¦ste.
Ad¨¢n Augusto es el cancerbero de la transformaci¨®n que pretende L¨®pez Obrador. Cuida que nadie le meta goles al proyecto pejista, y lo hace como todo buen portero: con el liderazgo propio de quien se sabe llamado a evitar lo peor cuando otros compa?eros fallan o incluso se ponen el pie entre ellos. ?l atajar¨¢ cuanto haga falta para salvaguardar los objetivos del gobierno.
Esa discreta forma de hacerse del poder en el gabinete y de ejercer toda la confianza del presidente, gradu¨¢ndose en menos de un a?o en el dominio de la pol¨ªtica nacional obliga a preguntarse si no ser¨¢ este hijo de un notario quien en el pr¨®ximo sexenio viaje desde la capital a Palenque, con todo el peso de la Rep¨²blica en los hombros, a conversar a la sombra de las ceibas del rancho del hoy mandatario.
La tabasque?itud tiene sus c¨®digos. El ver la pol¨ªtica como una cosa candente es uno de ellos. Ad¨¢n Augusto domina esas formas y no es una amenaza al legado que pretende su amigo. Es el amigo del presidente. Y ya lo eligi¨® una vez por sobre otros que hab¨ªan hecho m¨¦ritos y dejado la piel por el de Macuspana. ?Lo hizo gobernador de Tabasco para luego traerlo a Gobernaci¨®n? Con AMLO no se pueden descartar jugadas tan premeditadas. En esa misma l¨®gica, ?desperdiciar¨¢ a quien est¨¢ fogueando en Bucareli para en el mejor de los casos mandarlo a una senadur¨ªa en 2024?
Ad¨¢n Augusto le ha cuidado las espaldas al hoy presidente. Bien podr¨ªa seguir en eso en los a?os por venir desde la posici¨®n de mayor poder en M¨¦xico. Cabe agregar que en este tiempo Ad¨¢n le ha cumplido, mientras que a Claudia la ha reprendido por sus fallas electorales en la ciudad y la ha tenido que rescatar de la ca¨ªda del Metro.
Si es cierto que Ad¨¢n Augusto ha iniciado su promoci¨®n rumbo a la candidatura presidencial, ser¨ªa en acatamiento de lo que pide su jefe. Que se placeen, que hagan campa?a para que la gente crea de aqu¨ª al 2024 que solo hay de una sopa: y esa es Morena, independientemente de quien termine siendo el abanderado. Que se muevan, que salgan en la foto, para que a la postre legitimen la decisi¨®n de Andr¨¦s Manuel.
L¨®pez Hern¨¢ndez se puede colar a la grande porque regres¨® a la secretar¨ªa de Gobernaci¨®n a funci¨®n cl¨¢sica, despacho que pesa exactamente lo justo para que todos adviertan que es el brazo ejecutor del presidente sin que su titular opaque la autoridad del jefe. El sue?o ¨Cpor cierto-- de todo expresidente.
Ad¨¢n Augusto no tiene L¨ªnea 12 ni Tl¨¢huac en su pasado como Marcelo. Es due?o de una carta en la que puede escribirse una continuidad sin ruptura, una consolidaci¨®n sin estridencias. Es, a diferencia de Claudia, ya un funcionario de talla nacional. Y pudiera convertirse en el factor de unidad ante la pugna sin soluci¨®n que parecen personificar Sheinbaum y Ebrard.
Si Ad¨¢n le garantiza al Peje seis a?os m¨¢s de pejismo. Si es la ficha que no supone una derrota intragable para los dem¨¢s. Si a diferencia de Claudia tiene experiencia legislativa, que contar¨ªa para lidiar con un congreso que podr¨ªa ser menos morenista que el actual. Si Palacio as¨ª lo decide, L¨®pez Hern¨¢ndez ser¨¢ el segundo presidente consecutivo nacido en Tabasco. Y Claudia, Marcelo y Ricardo se sentar¨¢n en la mesa de este Augusto, que no tendr¨¢ problema en compartirles algo del poder heredado de su primo hermano, ese que har¨ªa de Ad¨¢n el primer hombre de la naci¨®n.
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