Andaluc¨ªa, aire irrespirable
Juan Manuel Moreno Bonilla era un perfecto desconocido hace cuatro a?os y hoy es el l¨ªder mejor valorado de Andaluc¨ªa; el PSOE de Juan Espadas est¨¢ apenas al inicio de ese camino de renovaci¨®n
Hace unos a?os, Gonzo, reportero entonces del programa de El Gran Wyoming, se paseaba por las calles de Andaluc¨ªa acompa?ado por un tipo que dec¨ªa ser Moreno Bonilla. Gonzo preguntaba a los transe¨²ntes si sab¨ªan qui¨¦n era aquel hombre. Ante la ignorancia general, el reportero lo identificaba como candidato a la presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa. Todo el mundo lo aceptaba. Nadie conoc¨ªa al verdadero candidato del Partido Popular a las elecciones. D¨ªas despu¨¦s, el aut¨¦ntico Moreno Bonilla se prestaba a echarse a la calle con el reportero para repetir la misma pregunta a los ciudadanos. ?Qui¨¦n es este se?or? La misma respuesta. Encogimiento de hombros, dudas, respuestas peregrinas. Nadie sab¨ªa qui¨¦n demonios era aquel tipo discreto y algo cohibido que, por primera vez y un tanto a disgusto, se presentaba a las elecciones andaluzas.
La ¨²ltima encuesta del CIS, en su valoraci¨®n de los candidatos a la presidencia de la Junta, daba a Moreno Bonilla ¡ªque ya no es Moreno Bonilla, sino Juanma Moreno¡ª un 6,5. Algo ins¨®lito en nuestro panorama pol¨ªtico, abonado al suspenso. Y no solo eso, el candidato de Ciudadanos, Juan Mar¨ªn, acusado siempre de grisura medi¨¢tica, tambi¨¦n alcanzaba un aprobado: 5,34. Juan Espadas e Inmaculada Nieto, por parte del PSOE y Por Andaluc¨ªa, respectivamente, lo rozaban. Solo el radicalismo de Vox llevaba a Macarena Olona por debajo del 4. Algo ha cambiado en los ¨²ltimos tres a?os y medio en Andaluc¨ªa. Algo que va m¨¢s all¨¢ del mero cambio de color pol¨ªtico en el Gobierno andaluz.
La tensi¨®n reinante en los tiempos de Susana D¨ªaz ha dado paso no a la paz ni a una tregua, pero s¨ª a un ambiente pol¨ªtico m¨¢s respirable y m¨¢s acorde con lo que se vive en la calle. Una muestra de esa atm¨®sfera alejada de la habitual parafernalia cainita se dio en el Parlamento andaluz cuando el pasado diciembre el diputado socialista Juan Pablo Dur¨¢n tuvo una intervenci¨®n memorable. Dur¨¢n mostr¨® su admiraci¨®n personal y un profundo respeto pol¨ªtico por Javier Imbroda, aquejado de la grave enfermedad que acabar¨ªa con su vida y a la saz¨®n consejero de Educaci¨®n en el Gobierno en representaci¨®n de Ciudadanos. Imbroda, el que fuera entrenador del Real Madrid de baloncesto y seleccionador nacional, respondi¨® a la misma altura. La C¨¢mara aplaudi¨®. Y la calle tambi¨¦n. Javier Imbroda, con su talante moderado y conciliador, fue otro elemento que contribuy¨® en esta legislatura andaluza a modular el habitual tono agrio parlamentario para llevarlo a un terreno en el que la pol¨ªtica tiene mucho de creaci¨®n y de imaginaci¨®n.
Ya se le caer¨¢ la m¨¢scara a Moreno Bonilla, pensaba una parte importante del electorado de izquierdas. Ya aparecer¨¢ el se?orito andaluz bajo la careta de la moderaci¨®n. Pasaron los meses y se comprob¨® que, para bien o para mal, no hab¨ªa careta. La m¨¢scara era el rostro real. El clich¨¦ del se?orito o de la derecha cacique que durante tanto tiempo plane¨® sobre los candidatos de la derecha no se cumpli¨®. ?Una explicaci¨®n? Algunas. Juanma Moreno no perteneci¨® nunca al ala dura de Pablo Casado. De hecho, en Andaluc¨ªa cualquier persona medianamente informada contaba con que una vez perdiera las elecciones ser¨ªa defenestrado por el sector casadista. Su apoyo incondicional a Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa le pasar¨ªa factura obligatoriamente. Pero he aqu¨ª que las urnas dieron unos n¨²meros que, a pesar de la derrota, le permitieron formar gobierno con Ciudadanos. El presidente andaluz pas¨® a ser intocable. Muchos de los suyos se quedaron con la daga en alto. La enfundaron discretamente y pasaron al aplauso.
Algo que explica la moderaci¨®n de Juanma Moreno son sus antecedentes locales y sus maestros. En estos d¨ªas se ha comentado que Moreno Bonilla quiere ser Francisco de la Torre, el alcalde de M¨¢laga. Un pol¨ªtico genuinamente transversal que proviene de la socialdemocracia andaluza y que ingres¨® en UCD junto a Fern¨¢ndez Ord¨®?ez. Tampoco puede olvidarse a Celia Villalobos. Populismo aparte, Villalobos siempre se mantuvo alejada del conservadurismo m¨¢s estrecho de su partido. De la Torre, Villalobos. Dos figuras fundamentales en la derecha malague?a. En el caldo de cultivo en el que pol¨ªticamente creci¨® Juanma Moreno. Juanma Moreno y, no lo podemos olvidar, El¨ªas Bendodo, algo m¨¢s que un perspicaz escudero. Un t¨¢ndem que quiso llevar a Sevilla el esp¨ªritu heredado a orillas del Mediterr¨¢neo.
Este cambio de eje en el Gobierno andaluz tampoco deber¨ªa pasar inadvertido. Desde que la autonom¨ªa ech¨® a andar siempre tuvo presidentes sevillanos. Andaluc¨ªa oriental se sinti¨® durante casi 40 a?os postergada. Con Juanma Moreno desembarc¨® en Sevilla una legi¨®n malague?a. Desde Canal Sur a los ¨²ltimos despachos de San Telmo se percibi¨® un cambio de acento y de perspectiva. El poder, por tanto, recibi¨® un doble giro. Pol¨ªtico y geogr¨¢fico.
Moreno Bonilla, en alianza con Ciudadanos, se propuso poner en pr¨¢ctica el talante que hab¨ªa heredado en M¨¢laga. Ese es un factor a tener en cuenta a la hora de explicar el por qu¨¦ de los datos de la encuesta del CIS y esa especie de aprobado general. Sin embargo, la cuesti¨®n va m¨¢s all¨¢ de los guarismos y los decimales, entre otras cosas porque ese ambiente medianamente respirable habr¨ªa sido imposible si las piezas claves de la oposici¨®n ¡ªcon un Vox pre-Olona de perfil bajo¡ª no hubiesen estado a la altura, y a veces super¨¢ndola, en un duelo de guante blanco, o por lo menos de guante sin demasiada mugre.
El PSOE, despu¨¦s del colapso encabezado por Susana D¨ªaz en el ¨¢mbito nacional, entr¨® en un periodo de reconstrucci¨®n acelerada en Andaluc¨ªa. El susanismo se desvaneci¨® tan r¨¢pida como sigilosamente. La derrotada D¨ªaz se envolvi¨® en un manto de silencio y se dedic¨® a sus labores en el Senado, pero la resaca de su mandato persiste. Treinta y siete a?os de gobiernos socialistas, con muchas luces en sus tiempos iniciales y algunas sombras densas en etapas posteriores, han dejado una huella lo suficientemente profunda como para que pueda ser borrada en tan poco tiempo.
Juan Espadas se encontraba al inicio de esta campa?a electoral en unas circunstancias parecidas a las de aquel Moreno Bonilla que paseaba con Gonzo por las calles de C¨®rdoba. Alcalde de Sevilla y antiguo consejero, s¨ª, pero hace un mes podr¨ªan haberlo paseado por las calles de Almer¨ªa o de M¨¢laga de modo pr¨¢cticamente an¨®nimo. Espadas reivindica incansablemente la renovaci¨®n del socialismo andaluz. Pero esa renovaci¨®n, que existe, que es real, puede correr la misma suerte que aquel proyecto de Moreno Bonilla en 2015. Poco conocido y sin un partido de ideolog¨ªa compatible lo suficientemente fuerte en el que poder apoyarse para alcanzar el Gobierno.
El territorio a la izquierda del PSOE se encuentra a la espera de una reorganizaci¨®n que se anuncia como inminente pero que est¨¢ por llegar. Puede que el miedo a Vox no baste para movilizar a esa izquierda que a veces ha parecido dispersada con su propio gas mostaza. A saber. Hace tres a?os y medio Moreno Bonilla era un Hamlet fantasmal vagando por las almenas desde las que iba a ser despe?ado. Unos d¨ªas despu¨¦s era nombrado presidente. Est¨¢ claro que Espadas no quiere ser Moreno Bonilla. Otra cosa es so?ar con su suerte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.