Hartos de tener raz¨®n

Todo el mundo quiere tener raz¨®n. Todo el mundo menos los f¨ªsicos. Hace casi 10 a?os que 6.000 f¨ªsicos que trabajaban en el LHC (Gran Colisionador de Hadrones) de Ginebra anunciaron el descubrimiento del bos¨®n de Higgs, ¡°la part¨ªcula Dios¡± en la nomenclatura del premio Nobel Leon Lederman, la ¨²ltima pieza del modelo est¨¢ndar, o tabla peri¨®dica del mundo subat¨®mico. El hallazgo se celebr¨® con justificada fanfarria y alegr¨ªa. Pero ?qu¨¦ ha ocurrido en estos 10 a?os? Bueno, no mucho, la verdad. No es que los f¨ªsicos se hayan aburrido de buscar part¨ªculas. Es el colisionador el que parece haberse cansado de hallarlas. De all¨ª solo salen las part¨ªculas que los f¨ªsicos ya conoc¨ªan, o que los te¨®ricos hab¨ªan predicho. Nada nuevo, nada sorprendente, ning¨²n descubrimiento inesperado que pueda indicar una v¨ªa de progreso a la f¨ªsica, una luz m¨¢s all¨¢ del modelo est¨¢ndar.

Siendo uno de los mayores logros del intelecto humano, y la teor¨ªa m¨¢s exitosa de la ciencia, el modelo est¨¢ndar no puede ser la teor¨ªa definitiva de la f¨ªsica. Para empezar, no incluye la gravedad, una de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza (las otras tres son el electromagnetismo, la fuerza nuclear d¨¦bil y la fuerza nuclear fuerte). Tampoco incluye la materia oscura, que es seis veces m¨¢s abundante que la ordinaria. Dif¨ªcilmente podr¨ªa incluirla, puesto que nadie sabe en qu¨¦ consiste. De ah¨ª que los f¨ªsicos no se conformen con tener raz¨®n acerca de lo que ya preve¨ªan. Lo que m¨¢s desean es que la naturaleza les desmienta, les sorprenda y les muestre una fractura que marque el camino al futuro.

Esta propiedad del pensamiento cient¨ªfico suele chocar en otros sectores. Ni a una abogada ni a un empresario ni a una historiadora les gusta que les contradigan. Todos esperan que sus dict¨¢menes y predicciones sean exactos, y que la realidad les d¨¦ la raz¨®n. La verdad cient¨ªfica, en cambio, nace con fecha de caducidad. Jorge Wagensberg dec¨ªa que las ¨²nicas verdades absolutas son las verdades matem¨¢ticas. El teorema de Pit¨¢goras sigue siendo tan cierto hoy como hace tres milenios. Pero dejando aparte las matem¨¢ticas, la verdad cient¨ªfica es una aproximaci¨®n, cierto que cada vez m¨¢s profunda y abarcadora, pero siempre una aproximaci¨®n. Y son las fisuras en la teor¨ªa actual, sus puntos d¨¦biles, los que marcan la direcci¨®n hacia una aproximaci¨®n mejor. Por eso tener raz¨®n no es el mayor deseo de un cient¨ªfico. Los f¨ªsicos del LHC ya est¨¢n hartos de tener raz¨®n, como dec¨ªa el matem¨¢tico loco de Parque Jur¨¢sico.

Un principio de la improvisaci¨®n de jazz es equilibrar lo esperable con lo sorprendente. Si todo tu solo es tan predecible como el perro de Pavlov, el p¨²blico se aburrir¨¢, la cr¨ªtica te crucificar¨¢ y tu carrera empezar¨¢ a disiparse como l¨¢grimas en la lluvia. Si, por el contrario, todos los sonidos resultan inesperados y extra?os, el respetable se ir¨¢ a la barra y el cr¨ªtico ni vendr¨¢ al club, con el mismo resultado para tu carrera. La ¨²nica forma de prosperar es equilibrar lo previsible con lo sorprendente. A 10 a?os del bos¨®n de Higgs, los f¨ªsicos se van mereciendo ya un hecho inesperado que les estimule a seguir explorando este mundo parad¨®jico.