Las humanidades lo petan
El asedio por su inclinaci¨®n por el lat¨ªn en las redes a Gabriel Plaza, un estudiante con excelentes notas en la EvAU, revela que se ignora el valor emancipador de determinados saberes
El estudiante que obtuvo la nota m¨¢s alta en las pruebas de la EvAU de la Comunidad de Madrid, Gabriel Plaza, fue sometido durante al menos dos d¨ªas a un acoso digital en las redes que lo oblig¨® a cancelar su cuenta en Twitter y a suspender las entrevistas que ten¨ªa comprometidas. La ansiedad no la vivi¨® al examinarse sino al recibir los comentarios agresivos de tuiteros cargados de complejos. Solo le ha fallado un cuarto de punto en alem¨¢n para que su calificaci¨®n fuese un rotundo 10 como no...
El estudiante que obtuvo la nota m¨¢s alta en las pruebas de la EvAU de la Comunidad de Madrid, Gabriel Plaza, fue sometido durante al menos dos d¨ªas a un acoso digital en las redes que lo oblig¨® a cancelar su cuenta en Twitter y a suspender las entrevistas que ten¨ªa comprometidas. La ansiedad no la vivi¨® al examinarse sino al recibir los comentarios agresivos de tuiteros cargados de complejos. Solo le ha fallado un cuarto de punto en alem¨¢n para que su calificaci¨®n fuese un rotundo 10 como nota final. La burla airada se desat¨® porque su vocaci¨®n se orienta inequ¨ªvocamente hacia el lat¨ªn, la ense?anza del lat¨ªn. Los cl¨¢sicos ¡ªdesde Horacio hasta Cicer¨®n¡ª se rendir¨ªan ante la inteligencia del joven al escoger su felicidad antes que las expectativas de ¨¦xito profesional, pero ha sido esa misma inteligencia la que ha acelerado el pulgar tuitero para ridiculizar su determinaci¨®n. La Filolog¨ªa Cl¨¢sica, o incluso un posible grado posterior en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica, seg¨²n declar¨®, inspiraba una mezcla de risa y piedad en la Red. ¡°No tiene salidas¡± ha sido la consigna m¨¢s manoseada pero impl¨ªcitamente deploraban que ese talento quedase inutilizado socialmente por dedicarse a los saberes human¨ªsticos.
El desprestigio de las Humanidades ha calado en una sociedad digital que ha sentido robustecido con las nuevas tecnolog¨ªas su menosprecio por ellas como materias prescindibles. Ese desd¨¦n no afecta parad¨®jicamente a las Humanidades mismas sino que aleja del conocimiento ¡ªhist¨®rico, filos¨®fico, est¨¦tico, filol¨®gico¡ª a quienes lo asocian a tostones casposos, incapaces de disfrutar del valor emancipador de saberes que cuestionan y transforman el mundo. Ning¨²n cambio relevante en ninguna esfera de la era moderna y contempor¨¢nea ¡ªel fin de la esclavitud, la conquista del Estado de derecho, la execraci¨®n de la tortura, la consagraci¨®n de los derechos de la infancia y de las mujeres, el respeto a las minor¨ªas¡ª ha sucedido sin que alguien haya armado una idea y la haya difundido por todos los medios, incluido internet. Las Humanidades parecen barridas por la revoluci¨®n tecnol¨®gica pero ah¨ª siguen, fomentando la independencia cr¨ªtica y la virtud del saber heredado y compartido. Los estudiantes de estas materias se habr¨¢n sentido hermanados con Gabriel Plaza: se saben de segunda categor¨ªa en un mundo hipertecnol¨®gico. Lo peor ser¨ªa que escogieran el camino de muchos en los ¨²ltimos 15 a?os: buscar trabajo fuera de Espa?a. Frente a la prepotencia y la defensa a ultranza de una rentabilidad del saber instrumental y miope, solo cabe respirar hondo y darle la enhorabuena a Gabriel.